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La puerta principal aún estaba abierta, se podía ver el Ferrari 296 GTB parqueado frente a la casa.

Pasos apresurados se escuchaban en la planta alta seguidos del sonido de una puerta cerrándose. Una figura masculina apareció corriendo escaleras abajo, en su mano derecha transportaba el abrigo y el bolso de Elizabeth, mientras más atrás ella corría levantando un poco su vestido para no pisarlo.

Antes de que Elizabeth llegara si quiera al antepenúltimo escalón el chico enredo su brazo izquierdo detrás de sus rodillas ayudándola a bajar los escalones restantes mucho más rápido.

- Adiós, diviértanse - grito la monegasca mientras salía de la casa.

- La devolveré sana y salva, antes de las 2:00 a.m.

No hubo tiempo para que nadie dijera nada, ambos subieron al auto y se encaminaron a su evento.

- ¿Por qué no sabia que media parrilla de F1 estaría en tu casa? - preguntó el - soy tu mejor amigo, son cosas que no omites.

- No exageres - le resto importancia la ojiverde - tu olvidaste decirme que vendrías a Toronto.

- No hablamos de mi Bells.

- Es lo mismo, omitiste un dato importante.

- Era una sorpresa, pero el sorprendido fui yo.

- Deja el drama Patricio, tu sabias que eran vacaciones familiares.

- ¿Familiares?

- Con invitados.

- Y yo ¿no soy invitado?

- Como si necesitarás invitación para aparecerte en mi casa.

- Me haces quedar como si fuera un maleducado.

Elizabeth le dio una mirada acusatoria, eran amigos desde 2018 y hasta el día de hoy Pato había aparecido sorpresivamente en la puerta de su casa más veces de las que ella podría contar, incluso tenía su propia llave del departamento en el que vivió casi toda su etapa universitaria.

- Bien, no necesito invitación, quedo claro.

- ¿Te quedarás? - tener a Pato cerca era sinónimo de diversión - aún hay habitaciones disponibles.

- No quiero interferir en las vacaciones familiares con invitados.

- No lo olvidarás nunca ¿cierto?

- No, no lo haré.

Mientras tanto en la casa Winter todos se preparaban para salir, Martha se quedaría cuidando a los hijos de Sergio y Carola para que todos pudieran disfrutar la noche.

Las camionetas emprendieron el camino, el lugar estaba un poco más lejos que el de la última vez, pero al entrar se dieron cuenta que valía totalmente la pena.

Los colores neón adornaban todo el lugar, las personas convivían unas con otras aunque fuesen desconocidos debido a que las mesas no tenían sillas. La pista de baile estaba iluminada y chocaba con un escenario en el cual daban un pequeño espectáculo de pole dance animando a todos a participar.

- ¿Qué pasa Charles? ¿No te gusta el lugar? - Lando trataba de gritar para que el monegasco lo ecuchara - Ellie dice que la experiencia aquí es increíble.

- Ya lo creo.

Charles miraba el lugar con demasiada atención, estaba seguro que para el final de la noche todos estarían más ocupados tratando de encontrase entre la gente que en emborracharse.

- Creo que el punto de reunión debería ser el estacionamiento - propuso Fernando a lo que todos asintieron de acuerdo - bien, a divertirse.

[...]

Predestinado || Charles LeclercDonde viven las historias. Descúbrelo ahora