Luke despertó por el retumbe del ruido de un gran rayo. Se sentó en la cama para buscar sus lentes. La dolía la cabeza. Miró a su alrededor, todo estaba limpió, no recordaba haberlo dejado así, también su almohada estaba arreglada, tenía una forma extraña, la nueva costura era grande casi un desastre.
¿Ronnie había hecho eso?
Tenía pequeños flashes de lo que había pasado anoche... Recordó lo que le había dicho Ronnie. Había sido muy duro con él, no le había dado explicaciones de nada y en todo ese tiempo parecía sincero. Había actuado como un tonto y el pobre omega... Pedirle disculpas le parecía lo más sensato en ese momento. En la noche se había comportado como todo un cobarde.
Se levantó y se puso la bata, azul oscuro, empezaba a hacer frio por tanta lluvia.
Iba a hablar con Ronnie, aclarar las cosas con él. Le sorprendió no verlo en la cocina. Caminó hasta su habitación y al golpear la puerta, no obtuvo una respuesta. Tenía un mal presentimiento y se armó de valor para entrar dentro. Donde encontró la ropa que le había comprado doblada sobre la cama. Estaba todo ordenado.
"Se fue".
Ese pensamiento lo hizo temblar de miedo. Revisó en el baño pero tampoco estaba allí, ni en ningún lado de la casa.
Se puso unos pantalones de su trabajo, una remera y salió esperando encontrar a Ronnie en el camino.
—Maldición, Ronnie...
Un gran rayo iluminó el cielo de esa mañana.
Luke subió a su auto sin saber realmente donde ir, se sentía impotente. Recordó el gimnasio donde se conocieron. Para el mayor de sus males, llovía a cantaros, no podía manejar rápido o podría causar un accidente.
Mientras manejaba prestaba atención a las personas que habían en la calle. No había muchas muchas y bajaba la velocidad cada vez que veía a una persona del porte de Ronnie, aunque la lluvia solo perjudicó su ya corta vista. Parecía alguna especie de ladrón.
Solo esperaba encontrarse con Ronnie para aliviar el dolor en su pecho, se preguntaba ¿Lo había tratado tan mal anoche? Pensaba en el poco tiempo que estuvieron juntos habían formado alguna clase de vinculo y por ello se sentía tan desesperado o era la culpa de emborracharse y tratar mal a Ronnie. Debió hablar con él mucho antes de que pasará esto.
Al llegar al gimnasio, entro para preguntar por Ronnie, pero le dieron una negativa y una enorme factura a nombre del omega que no había usado el gimnasio hace tres meses por no cancelar su subscripción. Aquello lo consterno, negó con la cabeza y pagó para que lo sacaran para que ya no le cobrarán. No le importó sacar su tarjeta y pagarlo, ahora tenía la misión de encontrar a Ronnie para que poder hablar con él.
Lo que Luke no sabía era que alguien había escuchado su conversación y sonrió para sus adentros, debía tomar ventaja del momento.
El pequeño alfa, volvió a subirse a su auto, para ir al centro comercial, al que una vez lo había llevado. El estacionamiento era al aire libre, le tocó correr hasta el lugar, lo que solo logró empaparlo de pies a cabeza. Recorrió todo el lugar buscando a Ronnie pero sin éxito, alguno. Volvió a su auto. Suspiró pesadamente. Realmente no conocía mucho del fisicoculturista, recordó las veces que le había insistido para salir a algún parque o a comer, o su petición de hablar, de leer... y todas las había ignorado por sentirse agotado por el trabajo, por su mismo trabajo o por sentirse perezoso. Ronnie había llegado de nada e hizo mal de darlo por sentado y no haberse hecho un tiempo para conocerlo mejor.
Se llevo la mano hasta los ojos, se sentía frustrado e impotente. No había valorado su compañía tanto como hubiera querido.
—Debí haber hecho más...— Se culpó a si mismo el alfa, ni siquiera había intentado conquistarlo, ya que simplemente había pensado que Ronnie no lo aceptaría, como tantos omegas estuvieron a su lado y simplemente se iban o estaban con él por su dinero. Se había rendido sin intentarlo y se prometió a si mismo que, si lo recuperaba intentaría ser mejor con él. También dejaría de beber. Tragó una bola de saliva. Se puso el cinturón para salir de allí. Condujo con su pequeño auto celeste por cada rincón de la ciudad, desde las parte más pobre y destruida hasta la parte más rica de la ciudad, sin éxito. Sus esperanzas parecían agotarse pero Luke seguía en su inalcanzable búsqueda. Al menos, quería disculparse, era lo único que podía hacer.
Sin saber que alguien más iba a su par, alguien que quería, verdaderamente, hacer sufrir a Ronnie, hacer retorcer a arrepentirse de meterse en su camino por robar sus premios, fama, gloria y victorias. Lo haría pagar por todo lo que lo hizo sufrir. A él y su entrenador.
Ronnie caminó sin pensar mucho en su destino. No sabía porque su corazón dolía y se sentía vacío. Nunca se había sentido así con nadie, había rechazado a todas las personas que se le habían acercado pero cuando decidió abrirse a Luke y este no lo acogió como esperaba, era simplemente decepcionante. Además había roto su relación con Luke con esa estúpida petición, si tan solo pudiera retroceder el tiempo... Lo único que le quedaba ahora era... volver con el tirano de su entrenador para que lo entrenara hasta que fuera demasiado viejo para ya no poder levantar una pesa o morir intentando levantar una. Era una buena muerte. Pero aun, aquello era un deporte vacío, sin alma, donde muchas veces se sentía menos preciado y sus esfuerzos inútiles.
Vio una pequeña plaza con un par de columpios, ¿Porque no? No le importó que estuviera todo embarrado. Casi se cae por todo aquel diluvio. Llegó hasta sentarse en aquel pequeño juego, donde apenas entraba. Sin embargo, ya no le importaba nada, estaba perdido, completamente solo, otra vez... y se sentía tan miserable. Había perdido lo poco que tenía por una calentura cualquiera, por no cerrar su boca y estar simplemente estar junto a Luke...
—¡Ronnie!— escuchó la voz de Luke al otro de la calle cuando una caraba de camiones se interpuso entre ellos. Ronnie sorprendido, pero por alguna razón reconfortado. No esperaba que lo vinieran a buscar, se levantó, sin embargo sintió como alguien lo agarró para luego un piquete en el cuello, le habían inyectado algo.
—Lo siento grandote, tu vienes conmigo— escuchó mientras lo sostenían por debajo de los brazos.
—¿Sebastián?— reconoció el tono de voz de su enemigo de inmediato, mientras sentía sueño y su cuerpo parecía débil.
—¿Quién más sería tonto?— aunque Ronnie quiso moverse su cuerpo no le respondía, sintió la mano de ese hombre como una serpiente subiendo hasta su cuello y agarraba su mandíbula, podía sentir su respiración en su oído, el miedo corría por sus venas como las gotas de lluvia por su cuerpo, escuchó la voz ronca de Sebastián —. Dile adiós.
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Menta Granizada, una extraña combinación.
RomanceUn omega que no parece omega, un alfa que no parece alfa. Un extraño ataque, un pasado de terror. Como si no tuviera cosas que hacer, ahora lanzo otra historia jajaja. Lo bueno, es que pocas personas saben quien realmente soy y no pueden juzgarme j...