Capítulo 9: Ángel guardián. Parte 1.

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Cuando terminaron de pasar los camiones Luke cruzó la calle y horrorizado vio como aquel hombre que lo había atacado la primera vez, intentaba llevárselo. Se apresuró para llegar con Ronnie. Antes de llegar a poder acercarse, se bajaron de la camioneta tres hombres con camperas negras con grandes capuchas. Era evidente la desventaja.

Ronnie adormilado extendió su mano, como queriendo sacarlo de allí o quizá despedirse, sería la última vez que lo vería.

Los hombres encapuchados se acercaron con auras sombrías. Intentaban liberar feromonas para intentar intimidarlo, pero eso no lo detuvo, el soltó las propias y los hombres retrocedieron por un instante. Aunque por la lluvia, los dispersaba rápidamente. El pequeño alfa se sacó su remera que enroscó como un látigo, aquellos hombres de negro se carcajearon de él para luego abalanzarse.

Luke golpeó al primero en el esternón dejándolo sin aire. Con segundo uso su remera mojada para enredarla en la muñeca del segundo hombre para lazarlo contra el tercero. El primero que le pegó en el rostro, intentó darle otro golpe pero Luke uso sus antebrazos deteniendo el golpe para defenderse.

Luke devolvió el puñetazo en la mandíbula que el hombre no pudo esquivar, cayó inconsciente en el suelo. Las feromonas de Luke estaban demasiado alborotadas haciendo que los encapuchados temblaran de miedo más que por el frio. Pero aún así se levantaron, el pequeño alfa de lentes agarró la remera con fuerza y la envolvió para darle un latigazo a los otros dos que se aproximaban, aquel golpe fue de tal magnitud que se escuchó un fuerte chasquido que le sacó un grito a los atacantes. Los tres matones ya espantados, uno agarró a su compañero inconsciente para  subir a la camioneta y se largaron del lugar bajo la lluvia.

Sebastián, que había observado todo el espectáculo quedó en shock con el omega en brazos. Al ver como ese bajo e insignificante hombrecillo había vencido a tres luchadores con solo una remera mojada. Un rayo cayó haciendo que los ojos de Luke no se pudieran ver, pero al verlos... Casi se le va el alma del cuerpo cuando miró en su dirección. Soltó a Ronnie, al verse acorralado para huir como alma que vio al diablo mismo en persona.

Luke corío atrapando al omega antes de que se golpeara la cabeza intentó despertarlo pero sus llamados fueron en vano, Luke lo revisó, para asegurar sus signos vitales, sin embargo llegó una ambulancia.

—¿Doc?— la mujer rubia llegó en la gran camioneta —¿Qué paso?

—Hay que llevarlo al hospital, le inyectaron alguna droga, necesito...

—No, Doc, déjeme hacer mi trabajo, estará en buenas manos o acaso no confía en mí— la rubia ceniza lo miró entrecerrando los ojos y levantando una ceja, como advirtiéndole que tuviera cuidado con tus palabras.

—Si confió en ti, pero iré contigo.

—Sabes que no puedes, me estorbaras— decía mientras otro paramédicos traía una camilla—. Además odias estar en la ambulancia.

—Es importante para mí.

—No vas a manipularme con eso— le advirtió—. Ahora no estas de guardia y, por ahora, no eres mi jefe— decía mientras subían a Ronnie a la camilla junto al otro paramédico y lo subían a la ambulancia.

—Bien, entonces, te lo encargo— solo pudo observar como lo subían a la ambulancia—. Esta me las pagarás, cuando vuelva al trabajo.

La rubia rodó los ojos –apresúrate así te atiendo esa herida.

—Yo estoy bien, pero cuídalo.

—Ni que fuera tu novio— soltó el comentario pero como no respondió entonces levantó una ceja —. ¿O sí?

Menta Granizada, una extraña combinación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora