Capítulo 50: Nido, parte 4.

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—Tranquilo, ya pasará.

—¿Él bebe va a estar bien?

—Si, esta bien, no tienes que preocuparte por él, esta a salvo aquí— toco el vientre del omega, sintiendo las divisiones de sus músculos.

—Estoy muy cansado, lo hicimos muchas veces.

—Si, estuviste fantástico— paso su mano por los labios del omega—. Perdón, eres genial, cualquier omega ya se hubiera desmayado pero tu sigues bien... Amo tu fortaleza.

—Soy muy fuerte— presumió mordiendo levemente el dedo de Luke.

—Sí— acarició las piernas del omega, dejando unos suaves besos, masajeando la zona para relajarlo.

—¿Cuando va a salir?

—En algunos minutos, porque no estamos en celo.

—¿Durante el celo dura más?

—Solo un poco más —Luke siguió acariciando las piernas del omega hasta llegar a los muslos de allí a los glúteos que apretó.

—¡Ah! —gimoteó y tuvo una erección—, ¿es normal que sienta una presión en el vientre? Lo siento muy hinchado.

—Tranquilo, pronto va a pasar, déjame encargarme de esto —el alfa empezó a masturbarlo—. Te gusta ser travieso —afirmó mientras apretujaba aquel pedazo de carne con las punta de los dedos, una sustancia transparente estaba en su mano que lamió. El omega solo se limitó a asentir, amaba esos juegos que tenían entre ambos.

—Luke, te ves genial, pero sigo sintiendo una presión en el vientre —dijo entre gemidos.

—Resiste un poco más —dijo mientras seguía estimulando a Ronnie.

El omega apretaba las sábanas, ya que no podía moverse. Aquellos estímulos lo volvían loco, pero aún se sentía incomodo, no sabía que le pasaba.

Luke dejaba pequeñas marcas de dientes y chupetones en las piernas de Ronnie.

—Luke.

—Vamos bebe córrete para mí— le decía, estimulándolo. El omega ya no pudo más y se vino quien, manchando el vientre del alfa. Fue entonces cuando sintió algo.

—Luke, perdón —se disculpó tapando su cara y sin querer se orinó en el vientre de ambos, más el del alfa—. Lo siento Luke.

—Esta bien, no es nada, solo hay que cambiar las sabanas —dijo tranquilizándolo —, aunque si querías marcarme solo tenías que morderme

—¿Que?

—Esta es una interesante forma de marcar a tu alfa.

El omega se puso más que rojo y tapó su cara.

—Luke —se quejó alcanzando una almohada para pegarle más por pena—. Mis feromonas no funcionan —se excusó el omega.

—Vas a tardar un poco en regularizarse pero lo harán en unos meses y ya no tomes más esos medicamentos.

—Entonces, todos sabrán que soy omega.

—No, solo cuando entres en celo, pero eso no pasará en un largo tiempo. Además, no tiene nada de malo ser un omega —se movió ligeramente y su miembro salió de la entrada de Ronnie.

—Ya soy libre —dio un pequeño festejo el omega—. ¿Vamos a darnos un baño?

—Si, pero deja que meta las sabanas a lavar.

—Voy a preparar el agua de la ducha —se levantó e iba saliendo de la habitación pero, Luke agarro las almohadas—. Espera esas no, esta tiene tus feromonas— abrazó la almohada.

—Pero.

—Es mía, la necesito. No la toques —las dejo dentro del armario y fue al baño.

El alfa que al principio estaba desconcertado se dio una palmada en la cabeza al olvidar algo tan obvio, el nido. Puso las sabanas a lavar y luego se metió en la bañera. Del otro extremo ya que a Ronnie le gustaba jugar con sus patitos.

—Espera Luke, acuéstate en mi pecho— el alfa se sorprendió pero aceptó gustoso la invitación de acostarse en el pecho del omega. Ambos tuvieron una ducha relajante.

—Si quieres mañana podemos ir a comprar, mantas y cosas para tu nido.

—¿Nido?

—Si, es un instinto que tienen los omegas de preparar camas para cuando no esta el alfa —le decía mientras se ponía entre los pectorales del omega—. Y, quería decirte, que voy a aumentar mis horas de trabajo para.

—¿Qué? ¿Por qué? —interrumpió para agarrarlo de los hombros y agitarlo, sin embargo Luke lo detuvo.

—Espera, escucha, es para poder estar más tiempo contigo un poco antes y después de tu parto.

—¿Cuándo sería?

—Un mes antes de tu parto y dos meses después del nacimiento ¿te parece bien?

Ronnie se quedó un momento en silencio, mirando a su alfa.

—¿Es muy necesario?

—Si, voy a dejar de trabajar tres meses seguidos, no tendremos tantos ingresos en ese momento.

—Bien, pero con la condición que me vas a comprar todos los peluches y mantas que yo quiera a mi y a mi bebe —le dijo con el ceño fruncido, más por decepción que por enojo.

—Nuestro bebe —apoyó la mano en el vientre.

Ronnie bajó la mirada, intentando ocultar su herido corazón.

—Va a ser difícil, pero, va a valer la pena cuando estemos juntos. Además no me voy a perder las citas con el medico y todo a lo que quieras voy a estar presente ¿si? —Ronnie aún no era capaz de mirarlo.

—Ronnie —intentó mirarlo, aunque el omega, se abalanzó sobre él, con brusquedad sin lastimarlo, lo agarró de la cara, apretándole los cachetes.

—¿Lo prometes? —su mirada, la determinación en los ojos verdes que parecían que iba a matar a alguien, sus facciones decían lo comprometido que estaba con eso. Extendió la mano, mostrando su meñique.

—Te lo prometo Ronnie —ambos juntaron sus dedos meñiques.

—¿De verdad? —sin dejarle tiempo a responder, volvió a besarlo. El omega se emocionó tanto que volvieron a hacerlo en la ducha.

Solamente les quedó dormir en el suelo de la sala ya que el colchón estaba mojado y para Ronnie fue como una pijamada más.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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Menta Granizada, una extraña combinación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora