Capítulo 43: Pesadilla, parte 2.

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Escuchó como una puerta se abrió.

—Doctor Alex ¿qué hace? —una voz familiar invadió la habitación.

—Mi trabajo, el procedimiento está firmado por el tutor.

—No puede hacer eso ¿ya hablaste con Marco?

—Mi querida Danna, tu eres una tonta enfermera, que no puede hacer nada. Será mejor que te vallas y te tomes una licencia por maternidad y sal de aquí, alguien como tú no debería estar aquí. ¡Ah!!!— seguido de ese grito se escucharon como un montón de cosas metálicas cayeron al suelo—. Mierda, traigan otra bandeja.

—No puedes hacer eso— los gritos de Danna lo asustaron.

—Tch, tardaremos un poco más— podía sentir como las cosas se movían a su alrededor, luchó con todas sus fuerzas para poder abrir los ojos, sentía su cuerpo muy pesado.

Abrir los ojos en ese momento, se sintió más pesado que haber levantado pesas todos los días. Ni en los momentos más dolorosos pensó que hubiera un momento como ese, en el que desearía poder ver cualquier luz.

Desearía que sus padres y su abuela estuvieran vivos para ayudarlo en ese momento.

Con mucho esfuerzo, pudo parpadear y ver la luz. Movió su cabeza e intentó empezar a enfocar y descubrir donde estaba.

Necesitaba salir de allí.

—Doctor el paciente esta despertando.

—Bueno, es mejor que nos demos prisa— dijo mientras volvía a meter algo en su cuerpo, no sabía lo que era, pero le dolía.

Tantos pensamientos inundaban su cabeza, solo quería proteger lo que tenía en el vientre, quería al bebe. Logró semi incorporarse, no sabía de donde sacó tanta fuerza.

—Déjenme, no quiero esto —seguía sintiendo su cuerpo adormilado y pudo ver un poco mejor la habitación. Había una gran pantalla, donde podía ver a su pequeño. Parecía que se estaba escondiendo ya que parecía que quería subir a su pecho. Quería decirle tantas cosas.

La enfermera lo miró de reojo, y después volteó por completo para luego poner su mano en su pecho y empujarlo hacia abajo, haciendo que se golpeara.

—Mi bebe...

Podía ver en la pantalla al bebe estaba inquieto, por un momento parecía que buscaba su protección. Sin embargo, tampoco podía hacer nada.

—Lo siento —murmuró e intentó tocarse el vientre, pero aquella enfermera le golpeó la mano. Cerró los ojos, dejando que inundaran de lágrimas. En esos momentos quería estar con su alfa, que Luke estuviera a su lado y sentir sus feromonas de chocolate.

Luke...

Sus lágrimas salieron a gorgotees, ante la impotencia de no poder hacer nada. ¿Cómo había llegado a eso? Y pensar que en un momento pensó en no tener al bebe y ahora, estaba llorando para que alguien lo salvará, si tan solo existieran los ángeles o los superhéroes. seguro ya estaría bien.

¿Cómo pudo haber sido tan tonto y ciego? Nada más en ese momento le quedaba despedirse y aceptar lo que le preparó el destino, se lo merecía, por no haberle dado la posibilidad.

¿Luke lo perdonaría? ¿El podría perdonarse por ser tan débil? Nunca podría mirar a Luke o estar con él, si algo le pasaba a ese pequeño, nunca más podría levantarse de nuevo...

Menta Granizada, una extraña combinación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora