Capítulo 15. Tres días, día tres.

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El alfa aprovechó ese descuido para morderlo…

Ronnie al sentir aquél dolor solo pudo aferrarse a Luke, entregándose por completo a esa sensación, enterrando los dedos en la espalda.

El pelinegro hacía sentir en una suave nube. Podía sentir la fricción en sus cuerpos y la pasión que consumía a ambos.

—Luke, Luke— gimoteaba Ronnie al compas de las grandes y profundas estocadas que recibía. —Luke, voy a correrme— suspiró dejándose llevar. Sin pensar en las consecuencias.

El alfa beso la zona que había mordido y lo lamio hasta llegar a la oreja del omega.

—Yo también— susurró y en un breve momento de lucidez, Luke sacó su miembro… Ambos se corrieron en el vientre de Ronnie.

Estaban agitados, recuperando su aliento.

—¿Por qué? ¡Quiero un bebé Luke!— sollozo más allí que cuando lo mordió. Pero el otro no lo escuchó salió de la habitación, dejando un lloroso omega con un gran celo esperando, este se sentó en la cama, recogiendo el semen de su vientre y lo lamio como el más dulce manjar.

Luke había observado aquél mini espectáculo y quedó pasmado, su amigo volvía estar despierto. Tenía unas cajas entre las manos.

—Ronnie antes de que sigamos quiero que tengas esto— le mostro una jeringa con un líquido transparente dentro y el otro era una especie de lapicera—. La jeringa es para que me sedes si empieza mi rut y este... es mi supresor— le mostro la lapicera.

—Ni pienses que lo voy a usar— le dijo molesto abriendo las piernas de par en par, invitándolo a seguir.

Luke trago duro y con rápido cuidado abrió una de las caja de treinta y seis preservativos para ponerse uno. Las manos le temblaban pero lo hacia con cuidado. El omega cansado de esperar se volvió a incorporar para meter el pene del alfa en sus boca, hasta donde pudo.

Aquella acción le sacó una sonrisa al alfa, que le acarició la cabeza. Desde esa posición podía ver orgulloso su marca.

—Rayos... ¿Por qué eres tan sexi? — Ronnie levanto la mirada y sacó la lengua, en la punta de esta sostenía la punta de su miembro, lo estaba lamiendo como si fuera un helado.

—¿Ahora puedes apresurarte y meterla?— le preguntó con la voz ronca, el omega, levantándose para rodear el cuello con sus brazos. Encontrando sus labios nuevamente, sus lenguas se enroscaban, buscándose continuamente. Hasta que el de cabello negro mordió el labio interior de su contrario, bajó las manos por la firme espalda tocando la dureza de los músculos del omega que suspiró ansioso por más caricias—. Luke, alfa, por favor, hazme un bebe.

Luke lo agarró de las piernas, levantándolo para empotrarlo contra la pared.

Ronnie solo pudo aferrarse al alfa tanto con sus brazos como con sus piernas.

—Tranquilo, no te voy a dejar caer precioso— aunque asustado el omega asintió.

—Luke, quiero— no pudo terminar la frase por que el alfa lo penetró sin piedad, se le saltaron algunas lágrimas del placer que sentía, apenas podía aferrarse a la cintura de Luke con las piernas.

—¿Entro toda?— preguntó gimoteando.

—Aún queda afuera, no logra entrar del todo— apretujó las nalgas del omega.

—Rayos— se quejó Ronnie en medio de un beso con Luke.

—Tranquilo, tenemos todo tu celo para hacer que pueda entrar— limpió las lágrimas el grandote con algunos besos. Entre besos y algunos otros movimientos, ambos volvieron a terminar.

Menta Granizada, una extraña combinación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora