Aquella mañana al despertar Ronnie abrazó a Luke. Amaba despertar con él, sentir sus feromonas, empalagoso pero amargo sabor a chocolate. Tenía ganas de hacerlo, hacerlo más consiente, sin que el celo nublara su juicio por completo.
Iba a hacerle una pequeña broma al alfa y metió la mano entre las sabanas, entre los pantalones de Luke, acariciando aquella parte tan privada. Escuchó a Luke soltar un leve gemido con un jadeo. Quería hacerlo antes de que Richart despertara.
Escuchó unos golpes en la puerta, que lo hizo espantarse y se sentó en la cama. Cuando se dio la vuelta estaba Richart apoyado en el marco de la puerta, observándolos, con los ojos entrecerrados.
—¿Qué haces?
—¿Que haces tu? — susurró.
—¿Qué?— dijo en voz alta, Ronnie de inmediato saltó de la cama como un gran gato enorme y calvo para saltar sobre su amigo para llevarlo a rastras hasta la cocina, cerró la habitación donde dormía plácidamente el alfa.
—¿No ves que Luke esta durmiendo?
—¿Y a mí qué?
—Luke se esfuerza mucho en su trabajo y es la primera vez en mucho tiempo que lo veo descansar además, como su amo de llaves...
—Espera querrás decir ama de llaves, o sea que, ¿Dejaste de ser fisicoculturista por limpiar el desorden de un millonario?— el albino empezó a carcajearse—. ¿Podrías haberte casado con cualquiera y elegiste a ese idiota?.
—No me puedes juzgar, tu has seguido con cualquiera que se te cruce en el camino y… Ahora te vez más lleno de músculos— notó sorprendido.
—Menos mal que lo notaste—comenzó a enseñar sus músculos—. Llevo trabajando en ellos toda este tiempo que desapareciste pero tú te has dejado estar hasta tienes hasta el pelo como el bebe mutante de toy story, calvo y con dos pelos en la cabeza.
—Cállate.
—Anda, vamos a entrenar para despejar la mente.
—No puedo tengo que hacer el desayuno— le dijo caminando unos pasos a la cocina para prender la cafetera, quería darle una sorpresa a Luke… Ahora debía hacer café.
—¿Te volviste una sirvienta? Además ¿por qué te molestas? Estabas por despertarlo de otra forma— la cara de Ronnie se puso como semáforo en rojo, su amigo lo había atrapado.
—Tonto, soy amo de casa y, solo quería molestarlo, no estaba pensando en lo que piensas— decía mientras buscaba un par de huevos.
—Si, claro— rodó los ojos solo para verlo cocinar—. Que aburrido, vamos a entrenar, tienes que hacer crecer esos músculos nuevamente— dijo Richart mientras abrazo por la espalda a Ronnie para hacer rebotar sus pectorales—. Estas poniéndote flácido —comentó recordando que los pectorales estaban más firmes.
Ronnie se dio media vuelta, y el albino se sintió pequeño al ver fuego de ira en los ojos de su amigo, quien levantó la cuchara de madera que estaba en la cocina y...
“Crack".
Richart tenía un chichón en la cabeza y separaba el pan lactal que estaba empaquetado, mientras unas pequeñas lagrimas se asomaban por su rostro, no por tristeza, si no por dolor. Se lo merecía, se había pasado.
—Parece que vas enserio con él— comentó mientras pasó su antebrazo para limpiarse y tenía un puchero en los labios. Mientras él otro batía unos huevos.
—Estoy entrenando pero no tanto como antes, mi trabajo de amo de llaves no me deja mucho tiempo— admitió poniendo una excusa, realmente no tenía ganas de entrenar con todas las cosas que pasaban y más con Sebastian allí afuera.
—Buenos días— el alfa medio adormilado apareció en la habitación, para sentarse en la punta de la mesa, su lugar habitual—. ¿Cómo estas? Ronnie, Richart.
—Luke, despertaste antes, podía llevarte el desayuno a la cama— le dijo el omega dejando el café que tanto le gustaba al alfa frente de él junto con un sándwich de queso y huevo. Notó que habían unas gotitas de agua en el cabello negro, no sabía en que momento se había duchado.
—Gracias amor mío— las palabras del alfa sorprendieron al omega se puso de todos los colores pero fue a la cocina a buscar las otras dos tazas de café. Entro Richart a la mini comedor para sentarse y ver a Luke, dedicarle una mirada de desprecio, analizando que había visto Ronnie en él.
El gran omega calvo llegó con el resto de la comida y se sentó frente a su amigo y el alfa. Acompañándolos mientras comían.
El albino los miraba de reojo, como interactuaban. Un sentimiento negativo hacia en su pecho de soledad mezclado con la amargura de perder un amigo.
ESTÁS LEYENDO
Menta Granizada, una extraña combinación.
RomanceUn omega que no parece omega, un alfa que no parece alfa. Un extraño ataque, un pasado de terror. Como si no tuviera cosas que hacer, ahora lanzo otra historia jajaja. Lo bueno, es que pocas personas saben quien realmente soy y no pueden juzgarme j...