Capítulo 11: Mi hogar, parte 1.

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Unieron sus labios, descubriendo un mundo de sabores, consumiéndose entré sí. Luke estaba apoyó sus manos en la camilla, y el fisicoculturista rodeó con sus piernas la cintura del otro, atrayéndolo.

Apenas se separaban para recuperar el aliento. La piel de Ronnie se sentía extremadamente caliente, casi como una fiebre, el aroma a menta comenzó a hacerse cada vez más presente.

Sin dudarlo el omega se lanzó a los brazos de Luke, quien gracias a sus rápidos reflejos agarró a Ronnie que lo seguía besando.

El alfa retrocedió unos pasos hasta chocar con la pared y se deslizó sentándose en el frío suelo con el gran omega en sus brazos.

El aroma de a menta de Ronnie relajaba a Luke y el aroma de chocolate excitaba a Ronnie, a quien no le importó apegarse más al regazo del alfa. Aquél beso se hacía más intenso, sus respiraciones se aceleraron y sus corazones se sincronizaron.

Si estuvieran en un incendio ambos estarían en llamas. Ronnie podía sentir algo en el regazo del alfa y comenzó a moverse sobre él, haciendo que a Luke le diera un escalofrío y agarrar la cintura del omega atrayéndola a un lugar más apropiado para moverse. El alfa deslizó las manos bajo la bata de Ronnie sintiendo unos muy bien trabajados glúteos mientras este se dedicaba a abrazar y besar a Luke haciendo movimientos más intenso sobre el regazo de Luke.

Hasta que un golpeteo en la puerta los hizo salir de su trance.

—Luke... pasa mi celo conmigo— le suplicó en un susurro.

—Rayos, aun no, mi rut va a comenzar y no quiero dañarte, además— quizá se arrepintiera de eso más tarde pero sujetó sus caderas haciéndolo parar, el omega se veía decepcionado.

—Luke... puedo resistirlo— se acostó en el hombro del alfa.

—Después podemos continuar— le murmuró en la oreja, mordiendo suavemente el lóbulo. A Ronnie le tembló la espalda dejando salir una pequeña cantidad de feromonas pero asintió bajando de su regazo y subiendo de nuevo a la camilla —. Mis compañeros quieren hacerte un par de preguntas...

El alfa se levantó caminó hasta la puerta casi tambaleándose y la golpeó tres veces. Se aferró a la manija de la puerta. Estaba a nada de saltar sobre Ronnie, lo único que lo detenía era aquella fría manija. Escuchó que golpearon de nuevo la puerta bajó la manija.

—¡Luke, espera!— le dijo haciendo que el alfa parará en seco—. ¿Puedes quedarte? Me dan miedo los médicos.

—Si, estaré aquí, ahora los voy a hacer pasar— Danna entró rápidamente, llevaba puesta una mascarilla, buscó en unos de los armarios unas jeringas, de las cuales preparó dos pero una se veía de un color rosado claro.

—Bien grandote esto no te va a gustar— y sin dejarlo procesas sus palabras agarró sus brazos y sin que el omega se diera cuenta lo inyectó, caminó hasta Luke y también lo inyectó en el brazo.

—¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Qué hiciste? — preguntó a la defensiva el grandote.

—Tranquilo, solo son supresores de emergencia— explicó Luke, dándole una sonrisa tranquilizadora, aunque se veía que iba a vomitar.

—¿Necesitas otra? — preguntó en un pequeño susurró Danna, y el alfa le hizo una seña de dos con sus dedos. La mujer rubia se apresuró buscando el medicamento. Preparó una dosis más fuerte que le inyectó a Luke.

Danna podía sentir la mirada del omega en su nuca.

Ronnie había reconocido a la chica como una de las mujeres que aparecía en la foto de Luke y aquello le hervía la sangre. Pero su compañero parecía confiar en ella. En realidad no eran nada pero sentía que ya se conocían de toda la vida.

Danna se había puesto un barbijo para echar una especie de desodorante con aroma a lavanda, que anuló toda presencia de feromonas.

—¿Ya estas bien? —volvió a susurrarle Danna. El alfa asintió levemente.

—Gracias, te debo una.

—Me debes muchas, tonto— dijo casi en un gruñido golpeándolo en el brazo.

—Auch— fingió dolor para hacerle una seña a Marcos para que pasará, tenía un moretón en la cara.

Luke se quedó parado junto a Ronnie, Marcos se sentó en la silla y junto a él estaba la enfermera Danna.

—Hola Ronnie, ¿Cómo estás?

El fisicoculturista no dijo nada, solo volteó a ver a Luke, quién le asintió para que hablará. Ronnie aún estaba algo nervioso y apretó sus puños hasta que Luke puso una de sus manos sobre el omega.

Ronnie lo volvió a mirar ahora con un leve color en sus mejillas.

Lule hizo que sus dedos se entrelazaran. Por suerte la piel de omega se sentía normal ahora que le habían dado un supresor pero aún podía sentir algunas de sus feromonas.

—Bien...— se limitó a responder, apretando la mano de Luke sin lastimarlo.

—¿Recuerdas algo de lo que pasó?

—Si.

—¿Puedes contarme?

Ronnie miró sus manos cono estás comenzaron a temblar, sin quererlo una traicionera lágrima bajó por la mejilla del gran chico.

Luke apoyó suavemente su mano en su hombro pero el omega lo agarró para atraerlo hacia sí.

—Cuidado Ronnie— le acarició el brazo y el omega poco a poco aflojo su agarré.

—Bien…

—¿Podemos seguir?

El de ojos esmeraldas volvió a asentir.

—Quizá puedas escribir lo que paso.

—No.

—¿Puedes.. ?

—Lo único que recuerdo fue a Sebastián sujetándome y me inyectó algo, después todo se hizo borroso. Escuché a Luke... y luego desperté aquí.

—Bien— el alfa le ofreció una cálida sonrisa.

Al ver esa sonrisa el corazón de Ronie se agitó suavemente como el aleteo de una pequeña mariposa. Se sentía en un lugar seguro junto a Luke.

—¿Antes te había pasado algo parecido?

—No...— aquélla pregunta lo desconcertó.

—Por que tienes algunas lesiones internas que aun no sanan... necesitas algunos medicamentos que te harán sentir mejor, no es ninguna enfermedad sexual por suerte pero la próxima vez tienes que tener más cuidado— Ronnie movió la cabeza de forma afirmativa.

—¿Ya me pueden dar el alta?

—Si, ese… eh, hay otro tema, del cual te queríamos hablar...

Menta Granizada, una extraña combinación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora