El alfa se recostó sobre el omega y también se quedó dormido.
A la mañana siguiente, los suaves rayos de sol entraban por la habitación, despertando a ambos que, seguían en la misma posición.
—Ay Luke, duele— se removió incómodo.
Luke se despertó y se incorporó, sacando su miembro del omega. Se acostó en la cama con los brazos extendidos.
—Ah— gimió débilmente y luego se recostó sobre el alfa, descansando su cabeza sobre el pecho, también lo abrazo con una pierna y un brazo.
—Ronnie ¿estas bien? — preguntó entre sueños. Estaba mareado porque no tenía sus lentes. No sabía dónde los había dejado. También sentía el estómago vacío, se revolvía, pero el cansancio corporal era más.
—Si— respondió acomodándose en el pecho de Luke—. Muero por...
—¿Por qué? — le acarició la espalda y juntó sus manos acariciando el dorso de la mano del omega. Se sentía algo seca.
—Por un pedazo de carne, en su jugo con ensalada y una hamburguesa— divagó.
—Ja, yo también— después de eso ambos volvieron a dormir. El silenció los cubría como suave manto y el calor de la mañana se hacía cada vez más presente. Después de todo ya tenía que ser los últimos días de septiembre.
Luke no quería separarse de su tierno omega, abrió los ojos con pereza y se detuvo a observarlo con detenimiento al omega que pacíficamente descansaba a su lado; reflexionaba de todo el tiempo que habían pasado juntos, no era mucho, pero eran recuerdos que atesorar. Acarició su mejilla suavemente y no puso resistirse a robarle un beso. Estuvieron acostados hasta que la falta de comida hicieron efecto y los otros instintos llamaban. También sentía mucho dolor en el brazo derecho.
Con mucha cautela se levantó y puso unas almohadas como reemplazo. Se levantó con algo de dificultad, tanteando por la pared para llegar la baño. Ya que sin sus lentes no podía distinguir bien. Así que con mucho cuidado de no caerse llegó hasta el baño para descargar la vejiga.
—Ronnie, ¿quieres ducharte conmigo? — pudo ver que lo había mordido más de una vez... no recordaba, pero lo signos allí estaban. Sonrió por su bella obra de arte.
—Quiero dormir— susurró débilmente—. Tengo frio.
Por suerte Luke había visto la sabana. Estaba en el suelo, la sacudió y la puso sobre el omega para que pudiera cubrirse. Después de eso, se dio una cálida ducha relajante. Al terminar, Ronnie aún seguía dormido.
Quizás en esos tres días se habían forzado bastante. Definitivamente ese chico lo volvía loco. Era atrevido y muy lindo, con un terrible terror a las pastillas. No lo culpaba. Si no mal recordaba, en ese baño había un estante donde había toallas que usó para secarse, salió de allí completamente desnudo. Se cruzó hasta su habitación para ponerse unos boxers negros. Y buscó en el escritorio de su habitación un par de lentes que tenía como repuesto. Buscó su teléfono que supuso que estaba en su maletín, al revisar, el aparato no tenía batería. Buscó el cargador que enchufó y prendió. Le sorprendió escuchar que tenía muchos mensajes y llamadas que ignoró, después de todo, eran sus dos semanas. Pidió algo rico para desayunar, unas hamburguesas y carne como había sugerido Ronnie. Después de todo, pasaron su celo juntos, como había insistido. Se sentía afortunado, aquellos tres días habían sido un sueño completo. De hecho, no recordaba que día era. Al verlo en la pantalla se quedó helado, casi se desmaya.
No habían pasado tres días, si no una semana completa.
Su mandíbula cayó por completo.
¿Cómo había perdido la noción del tiempo de forma tan completa? Aquello era muy malo, solo esperaba que hubieran usado protección. También estaba la medicina de Ronnie. La buscó pero ya no quedaba ninguna, coincidía con los días. Por más que intento recordar, parecía en vano. Estaba en blanco.
Recordó un flash de Ronnie saltando sobre él que lo hizo ponerse rojo como un tomate. Ese chico era su perdición si seguían así.
También tenía llamadas perdidas de su jefe y en ese mismo instante lo volvía a llamar. Decidió volver a ignorar el celular, era seguro que estaba despedido y no era momento de escuchar esas noticias. Ahora si prioridad revisar al omega. Buscó un vaso con agua para llevar.
—Ronnie, Ronnie, Ronnie, despierta— lo llamó, hasta que agarró su hombro sacudiéndolo despacio. Al poco tiempo el omega reaccionó, abrazando a Luke para usarlo como almohada.
—¿Qué pasa?— preguntó sin intenciones de abrir los ojos.
—¿Cómo estás?
—Cansado, me duele todo el cuerpo— admitió estirándose.
—¿Esta todo en su lugar?— lo examinó con la vista y rayos, se había pasado. Todo el cuerpo del omega estaba lleno de marcas.
—Eso creo.
—¿Me dejas revisarse?
—No, quiero descansar— escondió el rostro dentro del vientre del alfa.
—Te traje agua— le extendió un vaso de agua.
Ronnie se tomó todo el agua del vaso, se arrodilló para agarrar la jarra para beber todo lo que traía.
—Ronnie, despacio— el agua escurría por su cuello y el omega le paso la jarra a Luke <<¿Desde cuando esta eso allí?>> pensó el alfa para sus adentros—. ¿Quieres que prepare la ducha?
—Si, por favor, apesto— admitió con una sonrisa.
—Bien— le dejó un fugas beso en los labios.
Las mejillas de Ronnie tomaron un lindo rojo que hiso sonreír a Luke. El omega apenado se llevó la mano a la nuca y realmente se sorprendió al no sentir una marca de permanencia. Pensó que lo morderían pero...
Se intentó acomodar pero un fuerte dolor en la espalda baja hizo que el omega se retorciera, dejando escapar un quejido de los labios que intentó reprimir aunque fue lo suficientemente alto para que Luke lo escuchara.
El alfa dejó lo que estaba haciendo y corrió hasta la habitación.
—Ronnie— lo llamó preocupado sentía la gran necesidad de cuidar del fisicoculturista.
—Estoy bien, nada mas me duele un poco la espalda baja— intentó disimular el dolor pero no pareció convencer al otro.
—Ronnie, no tienes que ocultarme tu dolor, ven— con una fuerza impresionante lo levantó.
El gran omega se tapó sus partes privadas con la mano izquierda y con su otro brazo se aferró al pelinegro.
—¿Cómo tienes...— se dio cuenta que los músculos estaban temblando pero llegaron a la bañera, donde lo dejó con mucha delicadeza, como si fuera una pequeña hoja cayendo al agua, hundiéndose de apoco, mientras la tibieza del lugar lo cubría y a la vez lo reconfortaba—. Tanta fuerza?
—Ah... eso, bueno, a veces tengo que mover a pacientes muy grandes y solo tengo que hacer un poco de fuerza.
—Que impresionante— admitió.
—Bueno, te daré un momento de privacidad.
—Espera Luke...— estaba avergonzado tocando sus dedos con las manos–puedes pasarme mis patitos.
Luke notó los patitos en el estante, estaban bastante altos para que Ronnie los alcanzara, en sus condiciones, así que los bajó y los puso en el agua.
—Gracias Luke.
—Volveré en un rato— cerro la puerta tras de sí, dejó al omega en el baño y se tomó unos minutos para ver la habitación, que estaba asquerosamente sucia.
Cerro los ojos y respiró profundo, empezó levantando los preservativos usados del suelo que tiró sin pensar mucho. Sacó las sabanas y encontró mas globitos usados.
Por lo menos estaba tranquilo de que hubieran usado protección y no se dejaron llevar por sus bajos instintos. Eso creía...
Dio vuelta el colchón y cuando le tocó limpiar bajo la cama descubrió un miembro de plástico de veinte centímetros. Si pudiera, lo quemaría, no quería admitirlo pero en ese momento que vio a Ronnie sobre la cama auto complaciéndose sintió una ira y envidia absoluta. Nadie podía tocar a su omega más que él.
Era un deseo egoísta pero solo quería estar él entre las firmes retaguardia del omega. Negó con la cabeza por su infantil deseo y después de limpiar bien aquel objeto, lo dejó sobre el escritorio por que no sabía donde mas dejarlo.
Siguió ordenando bajo la cama y encontró unos cuantos recortes de Ronnie, donde salía su foto, pero solo dos de los cuatros recortes decían cosas buenas de el omega... con un pequeño movimiento de la hoja una de las orillas se rompió. Luke se percató de este detalle y tenía que hacer algo para que aquello no se siguiera rompiendo, así que lo metió en su maletín, teniendo cuidado de no romperlo o doblarlo sin querer.
Despues de lo que le pareció una eternidad pudo terminar de armar la cama. En realidad solo había pasado media hora, su estomago estaba crujiendo. Agarró su celular para ver donde venía el pedido, recibió otra llamada de su jefe, pero dejó su celular. Estaba seguro de que su jefe lo despediría por todo ese tiempo pero se negaba a dejar a Ronnie.
Prendió una vela aromatizante de sabor a limón, abrió la ventana para ventilar el cuarto. Tenía doble cortina, una fina y una gruesa, dejó la fina para que la suave brisa entrará. Por último tocó la puerta el baño...
Ronnie en todo ese tiempo se había lavado y seguía jugando con aquellos patitos, había algo en ellos que le fascinaba. Ya casi se había olvidado de entrenar en toda esa semana, sus días eran más relajados. Ya había olvidado todo de su antigua vida, antes de conocer a Luke. Se tocó el hombro, le molestaba el hecho de no tener marca... una marca permanente pero en parte lo agradecía. Ya no tenía que ocultar que era un omega...
Escuchó el golpeteo en la puerta.
—¿Si?
—Traje algunas toallas.
—Luke... ¿puedes ayudarme con la espalda?—
—Si claro— pasó tímido el alfa, era ridículo tener tanto cuidado con la privacidad ya había visto cada centímetro del cuerpo de Ronnie, a pesar de ello quería darle su propio espacio y no atocigarlo.
Lo ayudo tallando su espalda con la esponja.
—Luke...— juzgó un momento en silencio hasta que escucho una afirmación del alfa —¿Por qué no me marcaste?
—Aun es muy pronto para tomar esa decisión, quiero que esperemos un poco más
—¿No confías en mí?
—Claro que confió en ti, pero quiero que estemos seguros de esta decisión y no solo sea un mero impulso— se levantó sacando la regadera de su lugar y abriendola para que saliera el agua.
Ronnie abrió los ojos de par en par.
—¿Desde cuando la regadera puede hacer eso?
—Desde siempre, no lo sabías— el omega negó con la cabeza, el agua caliente en su espalda era reconfortante. El omega se levantó saliendo de la tina pero tan pronto como puso en pie fuera se resbaló sin embargo Luke detuvo su caida, abrazandolo.— ¿Estas bien?
—Si, solo estoy algo torpe.
—Bien, no te fuerces.
Ayudó a secarlo y lo llevó cargando hasta su habitación, lo bajó suavemente en la cama.
—Gracias Luke— que bien se sentía decir su nombre, era empalagoso.
—No es nada, Ronnie— el sonido del timbre distrajo a ambos, que se voltearon avergonzados. Luke se levantó y volvió en menos de cinco minutos con una gran caja de regalo blanca con un moño rojo que dejó sobre las piernas del omega.
—¿Para mí?— preguntó incredulo, al ver al alfa asentir. Levantó la tapa, la caja se desarmó dejando ver un gran desayuno, muchos postres y un par de tazas con unos corazones. Además de bombones y rosas. Los ojos verdes del omega se cristalizaron y agarró una de las rosas, sintiendo su fragil aroma.
—¿Te gus— no pudo terminar la frase que Ronnie lo agarró del brazo para hacer que sus labios se encontraran. Luke estaba asombro pero no negó aquel encuentro de sus lenguas y el abrazo del omega.
Hasta que el timbre comenzó a sonar como loco.
Hizo que ambos se separaron.
—Ese debe ser el resto del desayuno— jadeo el pelinegro recuperando el aliento y acomodando sus lentes con una sonrrisa boba en los labios. Caminó hasta la puerta con la bata entre abierta, había olvidado por completo que estaba en boxers.
Al abrir la puerta, la cerró de inmediato.
—Abre si no quieres que te patee el culo Luke— el alfa corrió hasta su habitación y se puso unos pantalones.
—Dame un minuto— gritó para ponerse los primeros pantalones que encontró y una remera blanca —. Tenemos visita, pero quédate así si quieres.
No le dio oportunidad de que el omega respondiera, cerró la puerta tras de sí.
—¡Voy a tirar la puerta!
Volvió para abrir la puerta y ahora estaban Danna y Rosa; Danna iba vestida todo de negro con una falda que le llegaba a las rodillas y una remera simple pero a su vez elegante, solo llevaba unos zapatos muy cómodos además de una boina francesa en la cabeza. Por su parte Rosa llevaba un pantalón de vestir negro con una camisa roja que hacía resaltar sus risos anaranjados y sus ojos verdosos, lleva puestos unos tacones negros que resonaron por el pasillo cuando entró al apartamento de Luke.
—Maldito idiota atiende el celular- lo maldijo Danna entrando a la casa.
—Nadie pudo comunicarse contigo y el hospital es un desastre.
—¿Qué paso? Estoy de vacaciones, o tengo por que atender la llamada del hospital— siguió a las chicas hasta la sala de estar. Donde estaba su gran juego de sillones negros con una mesa ratonera en el centro donde había una pequeña planta de interior, ya algo seca ya que había olvidado regarla.
—Bueno... veras— intentó explicar Rosa—. Quizá quieras sentarte— Danna rodo los ojos, estaba fastidiada, además le molestaba el aroma de las feromonas esparcidas por toda la casa—. Un hombre vino a buscar a Ronnie, el omega y... bueno…
—Van a demandar al hospital por una suma millonaria porque parece que Ronnie Lee apenas tiene veinte años y una discapacidad, por lo tanto, tiene un tutor y su tutor no esta feliz de que este aquí, contigo, además que esta extorsionado a Marcos para que se borre del registro que ese Ronnie es omega y suspender el tratamiento, quieren que vuelva a las altas dosis de pastillas; entre ellas pastillas hormonales para el crecimiento de los músculos, supresores y pastillas para suprimir las feromonas— decía Danna mientras buscaba un sobre de papel madera de su bolso para mostrárselos a Luke que parecía incrédulo.
—Luke...— ambas chicas miraron al fisicoculturista que estaba en una bata de baño del alfa y abrieron los ojos de par en par, entendiendo lo que había pasado.
En ese mismo instante se escuchó como un saco de papas calló al suelo. Las tres personas miraron lo que el había caído y no era una bolsa de papas, era Luke. Se había desmayado.
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Menta Granizada, una extraña combinación.
Roman d'amourUn omega que no parece omega, un alfa que no parece alfa. Un extraño ataque, un pasado de terror. Como si no tuviera cosas que hacer, ahora lanzo otra historia jajaja. Lo bueno, es que pocas personas saben quien realmente soy y no pueden juzgarme j...