Capítulo 41: Decisión, parte 5.

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—¿Puedes dejarme solo? Quiero pensarlo.

El silencio pareció abrumador en un segundo.

—Claro, lo que digas, de todas formas, tengo que ir a casa para un baño ¿quieres que te traiga algo?

—Si, ropa y una toalla, tengo muchas ganas de un baño.

—Si, como quieras, Rosa va a estar en el hospital, así que, pídele que me llame o a las enfermeras también me conocen y llegaré en cinco minutos.

El omega asintió, y Luke se marchó de la habitación, no sin antes despedirlo con un beso. Ronnie se acomodó mirando a la pared, sin saber que hacer. Y la lluvia comenzó después de que el alfa se fuera... Había querido armar una familia por tanto tiempo y ahora que tenía la oportunidad iba a tirarlo por la borda todo su sueño. No sabía si confiar en Luke, con lo de la demanda, lo había ayudado tanto, sin embargo, o quería poner más presión sobre él. Se cubrió hasta la cabeza y sollozó. Escuchó la puerta abrirse y se secó las lágrimas.

—Luke, te dije que quiero estar solo.

__________

—No, no, no Rosa, esto no es posible— caminaba de un lado a otro de la sala—. El viejo me a obligar a abortar como a Ronnie.

—Cálmate, no tienes por qué abortar si no quieres, no pueden obligarte.

—Ya sé, pero tampoco sé si tenerlo... Esto no me había pasado antes— se llevó las manos a la cabeza para agarrar su cabello—. Pensé que era infértil.

—¿Qué?

—Ah, antes, estuve con otro alfa y no podía quedar embarazado y ahora— decía mientras hiperventilaba.

—Richart, tranquilo escúchame— dijo mientras lo agarró de los brazos llevándolo al sillón para sentarlo—. Respira conmigo. Inhala y exhala.

Rosa comenzó a respirar profundamente mientras Richart hacía su mejor esfuerzo para no colapsar, tomó unos minutos, pero logró calmarse.

—Rosa— sollozó.

—¿Qué quieres hacer? Esto es mi culpa también y lo solucionaremos juntos— Richart la miró con sus grandes ojos verdes y pudo notar como los ojos de Rosa, estaban un poco más celestes de lo habitual. Se recostó en el pecho de la mujer, mientras la abrazaba y ella acariciaba dulcemente la espalda.

—Si tengo al bebe y Ronnie no, ¿él me odiará?

—No lo creo.

—Si, él lo hará, dijimos que pasaríamos esto juntos, pero, ahora...

—Quizá si se lo hablas con él...

—Me golpeó en la cara la dejó machucada —dijo tocando su rostro—, ¿Qué más podría hacer?

—Él sabe que estas.

—No, pero....

—Richart, piénsalo, si le dices que quieres tener al bebe quizás Ronnie reconsideré su decisión.

—¿Si no quiero tenerlo?

—¿Qué? —parpadeo un par de veces confundida—. Pensé que lo querías.

—No, digo, sí, yo, no sé qué hacer— dijo con lágrimas en sus ojos.

—Cálmate y cierra los ojos— la pelirroja agarró sus manos para entrelazar sus dedos—. Escucha tu corazón, dime lo que sientes ¿Lo quieres?

El albino dejó escapar la combinación de un sollozo con un suspiro, pensó en tener al bebe y una cálida sensación envolvió su corazón. Pensó en un pequeño bebe con ojos celestes con el cabello rojo. Se le escapó una suave sonrisa.

Menta Granizada, una extraña combinación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora