URÓBORO || Geto Suguru

25

Satoru golpeaba sus dedos con nerviosismo mientras se sentaba en la oscuridad de la habitación. Mentiría si dijera que no sentía una punzada de miedo; hablar de lo que sucedió es algo que ninguno de los dos había hecho nunca.

Por eso, finalmente, después de tanto tiempo, decidió tomar coraje. Lo suficiente para enfrentar lo que ambos han estado posponiendo desde hace mucho tiempo. El tic tac del reloj, junto con la suave respiración de Satoru, era lo único audible en la habitación.

El balanceo de su rodilla arriba abajo y el golpeteo de sus dedos en el soporte de la silla eran la clara señal de la creciente impaciencia del albino ante la tardanza del azabache. El sonido del picaporte girándose y la puerta abriéndose hicieron que Satoru alzara la mirada.

Suguru se abría paso en la habitación, frotándose los ojos. Cuando logró distinguir un par de orbes azules que brillaban en la oscuridad, rápidamente encendió la luz. Suspiró aliviado al ver que solo era su amigo sentado allí. -"¿Por qué estás sentado en la oscuridad...?"- comentó, observándolo de arriba abajo.

-"Estaba esperando por ti"- dijo el albino despreocupado, como si no hubiera asustado al otro.

-"¿Y no te molestaste en encender la luz?"- dijo el chico, dejando su mochila en el escritorio y acercándose a sentarse en la cama, cerca del albino.

Satoru rió, encogiéndose de hombros. -"No es mi estilo, ya lo sabes"- dijo con una sonrisa de lado. El azabache rodó los ojos, sin poder evitar soltar una risita. El silencio poco a poco comenzó a devorar el espacio, la sonrisa de Satoru se fue desvaneciendo mientras el silencio tensaba el ambiente.

Ambos se encontraban en un silencio incómodo, sin saber por dónde empezar la conversación que tanto necesitaban tener. Suguru desvió la mirada hacia el suelo, moviendo nerviosamente su pie, mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas para romper el hielo.

Satoru intentó romper el hielo con un simple "¿Cómo has estado?", tratando de sondear la situación. Suguru arqueó una ceja, sorprendido por la elección de su amigo para iniciar la conversación. -"He estado bien... lo normal, supongo"- respondió sin mirar a Satoru directamente.

Satoru, desviando la mirada, comenzó a masajear el brazo donde recientemente había sido mordido por un animal salvaje. Un incómodo silencio llenó el aire.

-"Creo que necesitamos hablar"- expresaron al unísono.

Ambos se miraron mutuamente con sorpresa al escuchar las mismas palabras salir de sus bocas al unísono. La incomodidad se apoderó del ambiente, mientras se observaban perplejos. Suguru fue el primero en romper la tensión, soltando una risa por la extraña coincidencia.

La risa peculiar de Suguru era tan inusual que el albino no pudo contenerse y se unió a él en una risa liberadora. Ambos permanecieron sentados allí, riéndose el uno del otro como si fueran unos completos idiotas en medio de un momento que se suponía debía ser serio.

Cuando las risas finalmente se calmaron, Suguru trató de recuperar la compostura, soltando risitas dispersas de vez en cuando. -"Bueno, parece que ambos estábamos pensando lo mismo"- comentó mientras limpiaba una lágrima que se escapaba de la esquina de su ojo.

-"¿En serio?"- comenzó el albino -"¿Entonces también piensas que no hemos sido los mismos desde aquella misión? ¿Que nuestra amistad se está desmoronando y que tú te ves mejor pero no menos jodido que antes?"- dijo en un tono neutral, expresando sus pensamientos de manera directa y sincera.

El rostro de Suguru se torció en una mueca de sorpresa e incomodidad al ver cómo Satoru sacó el tema de manera tan abrupta y directa. Se inclinó hacia adelante, descansando sus antebrazos en sus rodillas. -"¿Eso era de lo que querías hablar?"- soltó en un suspiro, dejando entrever la tensión que se había acumulado entre ellos.