Relatos, Cuentos y Azares

Carta al Fuego

Es el aroma de tu alma que me embelesa, esto no es una cuestión romántica, es que no encuentro palabras para describir esto que siento por ti, esa libertad tan absoluta, la tranquilidad abrasadora que representa tu presencia y ver como súbita desaparece, es que nunca podría estar preparado para algo así, ya ni sonreírte cuando nos encontramos, yo... No sabía que se podría sentir algo así, como espíritus que se entrelazan en un abrir y cerrar de ojos, y cortar tan de tajo que no da tiempo a remordimientos.
Te fuiste y se quebró mi cámara antes que mi corazón comenzará siquiera a agrietarse, y aunque ahora los colores han cambiado en mis ojos, te veo igual, una escénica inmutable que prevalece en tus manos y que se cuela en la forma como abrazas tu maleta cuando ya quieres irte, es que jamás sentí tus labios, no probé las puntas de tus dedos al rozar mi piel ¿Porqué me dueles tanto? No soy tonto ni ciego, sé que es mi culpa aunque no tengo claro el cómo, pero soy cobarde me escondo al otro lado del salón para evitar mirarte en clase mordiendo mis labios cada que levantas la mano para hablar, recordando que compartimos el hambre por crear, crear más allá de lo conocido, por las sensaciones que coronan obsolescencia al ser. Extraño esa forma en que compaginaba tu sombra con la mía, será ahora voluntad del destino u providencia encontrar tales apetitos en alguien más.

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