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¿Pero qué más decirte? Si estoy muerto.
Muerto en tus ojos, en tus manos, porqué lo que ves es un jarrón vacío que deambula sin alma por las calles y rincones de esta ciudad olvidada.
Morí, morí hace mucho ¿Morí? No, sólo dejé de vivir en ese cuerpo, soy ahora no más que un recuerdo de una sombra, de un algo que nunca fue por más que quiso.
Morí, murió un pedazo, ese retazo de mi qué llevaste contigo sin saberlo es lo último que queda de lo que quiso ser.
Vivo, vivo en tus labios, vivo en tu lengua, vivo en tu mirar y en ese momento eterno en el que eternamente estaré encerrado, yo mismo cerré las puertas y ventanas.
Morí para vivir, vivo para morir.
Y en ese sin sentido espero un regreso imaginario, pues sé que no volveré a vivir en tus labios, en tu lengua, en tu mirar, no volveré a navegar en tu voz o en tu cabello, en la noche del deseo en la estrella de un ocaso, en esa luna traicionera que encadena un anhelo a un alma en pena, que me hace desear no salir de este recuerdo, de este último beso que debió ser. Un remordimiento estruja mi espíritu, junto a la culpa y el "nunca más".
Debí esperar un poco más.
Debí ser un poco más.

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