Gabrielle Delacour se encontraba sentada sola en su dormitorio en Beauxbatons, mirando la lluvia golpear suavemente la ventana. El cielo gris reflejaba su estado de ánimo. Solo faltaba un año para que alcanzara la madurez Veela al 100% y la transformación que estaba experimentando era tanto un regalo como una maldición.
Cada día era una lucha constante. A medida que se acerca más a su plena madurez Veela, le resultaba cada vez más difícil lidiar con los efectos que el encanto Veela tenía en los demás. Era tedioso, pero también emocionalmente desgastante. Gabrielle sentía las miradas de lujuria de sus compañeros, una invasión constante a su espacio personal y a su dignidad. No había descanso, ni siquiera en clase o en los pasillos. Siempre estaban ahí, sus ojos, sus pensamientos... no era más que un objeto de deseo para ellos y eso le dolía.
Las chicas, en cambio, la miraban con odio y envidia. Algunas susurraban a su espalda, otras eran más directas con su desprecio. Gabrielle lo sabía, estaba pasando por lo mismo que Fleur pasó antes que ella. Su hermana siempre fue su ejemplo, pero ahora entendía realmente el dolor y la soledad que enfrentó. Y aunque intentaba ser como ella, a veces se sentía tan sola...
Fleur se graduaría pronto y se iría a sus prácticas fuera de Beauxbatons en poco tiempo. No podía evitar sentir pánico al pensar en lo que será de ella cuando ya no esté en el colegio. Sin ella, estaría completamente sola. No tenía amigos; su encanto Veela alejaba a quienes podrían serlo, y solo atraía a aquellos que querían algo de ella, algo superficial, sexual y vacío. La idea de enfrentar todo eso sin Fleur la aterraba. ¿Cómo iba a concentrarse en sus estudios? ¿Cómo iba a soportar un día más de esa soledad?
Pero en medio de toda esa oscuridad, había una luz: Christian su primer amigo. Las llamadas a través del espejo con él eran su único refugio. Él era el único que la entendía, que la escucha sin juzgar, sin esperar nada a cambio. Él estaba en Hogwarts, tan lejos físicamente, pero tan cerca emocionalmente. Sus palabras la reconfortaban y le daban fuerzas para seguir adelante. Era su apoyo emocional, su amigo, su confidente. No sabía qué haría sin esas conversaciones, sin ese respiro de la realidad que le ofrecía, como deseaba estar con él y plantar diferentes plantitas.
Pero a veces, incluso hablar con Christian no era suficiente para calmar la tormenta dentro de ella. Se preguntaba si alguna vez encontraría a alguien en Beauxbatons que vería más allá de su encanto Veela, que vería a la verdadera Gabrielle. Quería ser más que una cara bonita, más que un objeto de deseo. Quería ser apreciada por quien era realmente, no por lo que su herencia Veela proyectaba.
El siguiente año será crucial. Debía encontrar una manera de sobrevivir sin Fleur, de mantener su fortaleza interior. Y quizás, solo quizás, podría encontrar su propio camino en ese mundo que parecía tan empeñado en juzgarla por su apariencia. Hasta entonces, solo le quedaba aferrarse a las llamadas con Christian y la esperanza de que, algún día, las cosas serían diferentes.
Gabrielle suspiró, sintiendo un peso en su pecho. Pero sabía que debía seguir adelante. Por ella misma y por aquellos que realmente la amaban por lo que era, no por lo que parecía ser.
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Christian tuvo una rápida reunión con su hermano antes de irse a su clase de criaturas mágicas.
"¿Crees que puedes hacer eso por mí? Ciertamente tú te llevas mejor con ellos que yo" dijo Christian.
"No lo sé, creo que es mejor que tú se los digas directamente, por supuesto que te respaldaré pero es momento de que empieces a tomar decisiones y que tu voluntad no flaquee al hacerlo, encarar la situación con deseos de superar la adversidad y así... tu carácter se hará presente."
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Harry Potter: La casa Noble y Ancestral Zoldyck
De TodoDespués de una tragedia que cobra la vida de dos hermanos, una deidad misteriosa les ofrece una segunda oportunidad para renacer en un nuevo mundo. Dotados con habilidades mágicas de otro mundo, intentarán cambiar la historia ya escrita hacia una má...