Capítulo 192

121 15 8
                                    

Los artefactos mágicos que monitoreaban el estado de Arnold en San Mungo empezaron a emitir una serie de pitidos agudos. Los sanadores, acostumbrados a las fluctuaciones de los pacientes, ignoraron el sonido por unos segundos hasta que la intensidad del ritmo cardiaco se disparó sin previo aviso. A lo largo de la sala, otros pacientes notaron la tensión en el aire. Algo estaba ocurriendo en la habitación de Arnold Zoldyck.

Cuando los sanadores llegaron apresurados, con las varitas listas para cualquier emergencia, se quedaron completamente anonadados ante lo que encontraron. Arnold, quien había estado en coma profundo durante siete días, estaba sentado en la cama del hospital, sus ojos examinando la habitación con una mirada lúcida, aunque algo desorientada. No mostraba signos de dolor, ni rastros de las heridas internas que antes lo aquejaban.

 No mostraba signos de dolor, ni rastros de las heridas internas que antes lo aquejaban

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Arnold, en cuanto despertó, se dio cuenta de la gravedad de su estado. Sintió cómo su cerebro aún latía de manera irregular debido a la lesión interna que había sufrido. Con una concentración fría y calculada, se dispuso a utilizar la técnica inversa para curarse. Le tomó solo unos segundos, pero esos segundos bastaron para que todas sus lesiones internas, incluido el sangrado cerebral, sanaran por completo.

Cuando los sanadores, atónitos, finalmente entraron, no podían dar crédito a lo que veían. Uno de ellos, con el ceño fruncido, preguntó titubeante para asegurarse de que no estuviera soñando.

"¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?"

Arnold, sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa, respondió mientras estiraba los brazos y tronaba su cuello como si acabara de despertar de un largo y reparador sueño.

"Me siento como si hubiera dormido una eternidad. Pero ya estoy bien, me siento descansado."

Los sanadores intercambiaron miradas incrédulas. Habían creído que Arnold estaría en coma por meses, incluso toda su vida, pero ahora lo veían sentado, sin señales de su crítico estado anterior. Uno de ellos, en shock, susurró algo sobre contactar a su familia de inmediato.

No pasó mucho tiempo antes de que Fleur llegara corriendo a la habitación. Ella estaba en la zona de comida, cerca, cuando escuchó la noticia y llegó antes que nadie. Sus ojos, llenos de lágrimas, reflejaban una mezcla de incredulidad, alivio y pura felicidad. Sin esperar ni un segundo, Fleur se lanzó sobre Arnold, abrazándolo con fuerza y besándolo repetidamente. Un par de lágrimas rodaron por sus mejillas mientras susurraba entre sollozos de alivio.

"Mon chéri, no puedo creer que estés despierto... pensé que te había perdido."

Arnold la rodeó con sus brazos, sonriendo levemente, sintiendo el peso de su amor y preocupación. La dejó desahogarse antes de que ella se apartara solo un poco, aunque sin dejar de tocarlo, como si temiera que pudiera desvanecerse nuevamente.

"¿Bromeas? Yo soy el más fuerte, solo... necesitaba energías supongo."

"Han pasado tantas cosas mientras estabas... dormido" comenzó Fleur, con un tono más serio mientras se secaba las lágrimas con el dorso de la mano. "Estuviste en coma siete días, Arnold. Siete largos días."

Harry Potter: La casa Noble y Ancestral Zoldyck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora