Después de una tragedia que cobra la vida de dos hermanos, una deidad misteriosa les ofrece una segunda oportunidad para renacer en un nuevo mundo. Dotados con habilidades mágicas de otro mundo, intentarán cambiar la historia ya escrita hacia una má...
"Ya lleva más de cuatro meses encerrada, ya no pueden vincularme si le pasara algo por lo que tenemos vía libre para actuar" le dijo Arnold a su hermano cuando le pidió ir a su despacho.
"Así que llegó el día, esos niños finalmente recibirían la justicia que se merecieron cuando la facción de la luz impidió una ejecución."
"Vamos a ir en la madrugada cuando todos estén descansando, solo nosotros sabremos de esto, usaremos tu giratiempo, después tendrás tiempo para descubrir sus secretos y funcionamiento pero ahora mismo será una ventaja."
Christian asintió. "Entiendo, mientras desayunamos en familia, a la vez estaremos yendo a ese lugar."
Arnold sonrió. "Me alegra que lo entiendas rápido. Ve a prepararte, nos reuniremos a las dos de la mañana."
La noche estaba en su punto más oscuro cuando Arnold y Christian se aproximaron a la imponente estructura de Azkaban, volando en sus escobas. La prisión, que solía estar rodeada de dementores, se veía desprovista de esas aterradoras criaturas. Desde la reaparición pública de Voldemort, los dementores se habían unido progresivamente a él, dejando a Azkaban vulnerable.
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Los hermanos descendieron silenciosamente, sus movimientos calculados y precisos. Con un hechizo desvanecedor, se ocultaron de cualquier posible vigilancia humana y con un hechizo silenciador, sus pisadas no hicieron el más mínimo ruido. Azkaban, lúgubre y desolada, se alzaba ante ellos, su atmósfera pesada con la desesperación de los prisioneros.
"Que fácil" pensó Arnold cuando entraron usando la técnica de desplazamiento, no había hechizo que podía contrarrestar esa habilidad de momento.
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"Esto será más fácil de lo que pensaba" murmuró Christian en voz baja.
Arnold asintió con su expresión severa. "Recuerda, nuestro objetivo es Umbridge. No debemos perder tiempo."
Los hermanos avanzaron por los oscuros pasillos de la prisión, pasando celdas llenas de reclusos que apenas notaban su presencia. El hechizo silenciador aseguraba que sus movimientos fueran inaudibles, permitiéndoles moverse con una eficiencia letal.
