Capítulo 148

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En la isla más alejada de Japón, donde la pura naturaleza salvaje reinaba, lucía bastante devastada. Los árboles estaban destrozados, el suelo fragmentado y los rastros de un combate brutal se extendían por doquier. El aire olía a sangre y a la energía maldita residual de maldiciones poderosas.

En medio de esta desolación, Suguro Geto se mantenía en pie, aunque apenas. Sangraba profudamente de varias heridas y la pérdida de su pierna izquierda lo obligaba a apoyarse en una gran maldición de primer grado que había invocado como soporte. Sus ojos, llenos de determinación y dolor, miraban al cuerpo inerte de Mahito, una maldición de categoría especial que representaba a la muerte misma yacía frente a él.
Un recién madurado Mahito no logró adaptarse y evolucionar lo suficiente para lograr ganarle a su oponente, Suguro con una mueca de dolor por la falta de una de sus piernas y la espada que cortaba el alma aún en su mano que le había dado la Deidad, había sido un adversario formidable. La lucha había sido titánica y Geto había pagado un alto precio por su victoria.

Antes de enfrentarse a Mahito, Geto había librado feroces batallas contra Hanami y Jogo, otras dos maldiciones de categoría especial que representaban a la naturaleza destructiva y las erupciones volcánicas respectivamente. Las cicatrices de esos enfrentamientos aún ardían en su cuerpo.
El ejército de maldiciones de primer grado de Geto, alrededor de cincuenta en total, lo rodeaban mientras que una maldición que podía usar la técnica inversa comenzaban a curarlo.

Geto aún jadeando por el cansancio, se inclinó hacia el cuerpo de Mahito, su mano temblorosa al extenderse para absorber a la maldición que aún vivía débilmente.

"Lo logré... a pesar de todo, realmente estas maldiciones serán mis mejores juguetes" murmuró con voz áspera, sintiendo la energía maldita fluir en él, revitalizándolo aunque sea mínimamente hasta convertir a Mahito en una esfera. "Esta es la parte menos divertida de todo esto" dijo antes de comerse la esfera. "Exorcizar y absorber, realmente odio el asqueroso sabor de las maldiciones, es como tratar de comerse un trapo lleno de vómito y excremento."

La isla estaba en ruinas, pero había servido su propósito.Ese rincón deshabitado de Japón había sido el escenario de una de las batallas más intensas jamás vistas porque antes había lanzado un Velo y nadie fue capaz de escuchar todo el escándalo y para cuando notaran la destrucción ya no estaría en ese lugar. Cada árbol caído, cada cráter en el suelo, contaba la historia de un enfrentamiento que no dejaría testigos humanos, pero que cambiaría el equilibrio del mundo de las maldiciones para siempre.

Geto, con una mirada feroz de resolución, se prometió a sí mismo que no caería aquí. Utilizando su ejército de maldiciones como apoyo, se preparó para retirarse y planificar su próximo movimiento, la guerra que se aproximaba iba a ser brutal.

"Supongo que te lo ganaste, fue bastante entretenido tu batalla contra estas tres maldiciones" dijo la voz de la Deidad dentro de la cabeza de Geto.

"No me imagino al resto del colegio de Tokyo siendo capaz de exorcizar estas maldiciones, Gojo sin duda, Okkotsu y la extraña de Yuki probablemente pero el resto moriría de forma miserable."

"Hijo mío, tienes una manera muy extraña de alabarte a ti mismo. Dejando eso de lado, soy alguien de palabra y como lograste exorcizar a estas maldiciones te ganaste un arma maldita de grado especial, podrás atravesar el Infinto."

Geto sonrió de forma nihilista pensando en que la próxima vez, mataría a los dos albinos reconociendo que el menor también debería ser un sacrificio por el futuro de la hechicería.

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La noche del 24 de diciembre de 1995, Zoldyck Manor brillaba con una calidez y una luminosidad que rivalizaban con la fría noche invernal. El gran salón estaba decorado con guirnaldas, luces parpadeantes y un inmenso árbol de Navidad adornado con delicados ornamentos que reflejaban la rica historia de las familias Zoldyck, Delacour y Greengrass. Una mesa larga y elegantemente dispuesta esperaba a sus comensales, repleta de manjares exquisitos que exhalaban aromas tentadores.

Harry Potter: La casa Noble y Ancestral Zoldyck Donde viven las historias. Descúbrelo ahora