Después de haber pasado todo el día paseando por el parque y las cercanías, llegó la hora de abandonar Osaka. Definitivamente, esta ciudad tendría un lugar especial en mi corazón a pesar de no haber estado todo el tiempo que me hubiera gustado. Volveríamos, no tenía ninguna duda.
Desde que Sunoo tomó mi mano para caminar no la soltó ni un segundo, y cuando digo ni un segundo era algo literal. Nuestras palmas sudaban del calor que mantenían ambas manos, pero él no quería dejar escapar mis dedos de entre los suyos, ni siquiera de camino a la estación de autobuses para ir a Kobe.
—¿Qué haremos en Kobe?—pregunté ladeando la cabeza.
—Pues... ¡Algo parecido a lo que hemos hecho aquí! Por lo visto, allí hay otro equipo de fútbol.
—Entonces, ¿nos compraremos otra camiseta? ¿O me volverás a pedir ser tu novia?
—Podrían ser ambas.—giró su cabeza para mirarme y guiñó su ojo.Golpeé su hombro suavemente entre risas, sintiéndome avergonzada por aquel gesto. Él rió, contagiado rápidamente por lo divertido de la situación. Llevó las manos que teníamos entrelazadas hasta sus labios, dejando un suave beso en el dorso de mi zurda. Pestañeé un par de veces y antes de que nuestras manos volvieran a la posición original en la que estaban, imité su gesto, besando el dorso de su mano. Pareció pillarle fuera de juego, pues sus orejas comenzaron a sonrojarse y sus labios se abultaron en un pequeño piquito tímido.
—Lo que iba diciendo...—carraspeó para aclarar su garganta.—Vamos a ir a Village of Happiness, es otro parque muy tranquilo... ¡Y por supuesto, vamos a ver al Vissel Kobe!
—¿Vissel Kobe?—le miré sin entender.—¿Qué es eso?
—Pues, el equipo de fútbol de la ciudad.—asintió seguro.
—Has hecho toda una "research". —hice comillas con mi mano libre al introducir ese anglicismo.El bus llegó finalmente al rato de esperar en la estación. Para cuando llegó, ya era de noche y sólo nos iluminaban las farolas y la luz de la luna. Volví a tomar mi sitio junto a la ventana para observar con todo lujo de detalle lo que nos rodeaba de camino a Kobe... Qué decir, una nació curiosa. Ambos observábamos a decir verdad, Sunoo estaba hecho de la misma pasta que yo.
Aunque ambos llegamos despiertos a Kobe, las ojeras de Sunoo se habían hecho mucho más notables que antes de llegar a Japón. Su volvió a llamar a un taxi para llevarnos al hotel directamente. Estaba tan cansado que no tenía ganas de tomar más transporte público. Podía entenderle. Con mi pulgar hice círculos en su mano para llamar su atención, y cuando sus cansados ojos se posaron en mí, hablé.
—Su, cielo, si estás muy cansado no hace falta que te sobrefuerces... Podemos ver lugares cercanos al hotel y descansar.—comenté con buena intención.
—No, no y no. Hemos ido a Osaka, ahora estamos en Kobe y mañana estaremos de vuelta a Kyoto. Si ya ha sido poco el tiempo que hemos podido disfrutar en Osaka, no quiero que el tiempo en Kobe sea menos. He traído a mi novia para que vea lugares bonitos y así será.Mi mirada se ablandó cuando terminó de hablar, usando mi mano libre para acariciar su cabello y pasar tras su oreja un par de mechones, a pesar de que apenas llegaban. Aproveché la posición de mi mano para acunar su rostro y dejar un suave y corto beso sobre sus labios, antes de murmurar un "gracias" sobre estos.
Al bajarnos del taxi, lo primero que hicimos fue comprar algo de comida para llevar a la habitación, y como era de esperar, cenamos ahí mismo. Nos sentamos en la cama en silencio, mientras disfrutábamos de la compañía del otro, mientras devorábamos la comida hambrientos. Sunoo interrumpió su menú para dirigirse a mí, y mientras terminaba de masticar, me señalaba con su índice.
—Mañana cogeremos un tren desde el centro de Kobe hasta Kyoto, más o menos a la misma hora que hemos cogido el autobús hoy, quizá un poco antes. Me gustaría dormir al menos un poco antes de volver a entrenar...
—¡Por supuesto! Pensaba que nos iríamos antes. Me gustaría que descansaras algo más físicamente, no sólo durmiendo...Sunoo ladeó la cabeza, mirándome con una tierna sonrisita. Le miré por unos segundos, extrañada ante ese repentino silencio. Él dejó escapar una risita acompañada de un suspiro ante la mueca que mis cejas habían hecho naturalmente. Subió su mirada fijamente a mis ojos antes de hablar.
—Te quiero.
Mi corazón se aceleró a mil con unas simples palabras llenas con una enorme carga emocional. Era la primera vez que un "te quiero" resonaba en mí de esa forma. Su sonrisa se me contagió, obligándome a bajar la mirada tímidamente. Me sentía una adolescente enamorada y era algo que no podía evitar. Como prueba de honestidad, volví a subir mi mirada hasta la suya, manteniéndola firmemente.
—Yo también te quiero, Kim Sunoo.
No puedo dejarte ir, tu huella está en mi alma. Es como si tus ojos fueran licor, es como si tu cuerpo fuera oro.
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End Game.-Kim Sunoo y tú.
Fanfic"So hᥱrᥱ's thᥱ trᥙth from mყ rᥱd ᥣιρs, I ᥕᥲᥒᥒᥲ bᥱ ყoᥙr ᥱᥒdgᥲmᥱ." Nunca le había llamado la atención aquel deporte. No hasta que una cabecita rosa y unos anaranjados labios se clavaron en sus ojos desde el primer momento. Sus fuertes movimientos tení...