Capítulo 39 - ¿Juntos?

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Lola

¿Cómo era posible que su cuerpo estuviera físicamente allí y su mente y sobre todo su corazón, llevasen días a kilómetros de distancia?

Desde su conversación con Charlie, tenía la sensación de que la única parte de ella que seguía estando en Australia, era la evidente...

Sabía que no debía precipitarse, no podía permitírselo otra vez.

Había actuado de forma temeraria al irse y aunque no se arrepentía de su decisión, al menos no del todo, no quería volver a actuar sin pensar, así que, intentando comportarse como alguien maduro y coherente, decidió que la mejor opción al volver a sentirse en una encrucijada, era tomarse unos días para reflexionar.

Aún no le había contado a nadie que estaba barajando la posibilidad de no firmar el contrato, pero cada segundo que pasaba, lo iba teniendo más y más claro.

Su deseo de vivir una vida ligada al vóley, ya no era lo que la hacía feliz y siendo sincera consigo misma, que su perspectiva sobre sus sueños hubiese cambiado tanto en los últimos meses, tenía un único culpable...

Pedro.

El idiota había sacado una versión de ella, que ni si quiera sabía que existía, pero que había llegado para quedarse.

Era inexplicable lo muchísimo que podía llegar a echarle de menos...

Aunque habían terminado como lo habían hecho, ya no estaba enfadada con él, incluso estaba empezando a entender, porque la había dejado marchar y ser consciente de ello, hacía que sus ganas de volver a verle, no dejasen de aumentar.

Puede que necesitase vivir esa experiencia, puede que necesitase darse esa oportunidad, para por fin, darse cuenta, de lo que realmente quería en su vida y así, ser capaz de dejar el pasado atrás.

Ya no podía seguir obviando, que el hecho de no tenerle a su lado, era el principal motivo por el que no había conseguido adaptarse a estar lejos de su hogar y cada vez que intentaba poner en una balanza, todo lo que le ofrecía Canberra y lo que le esperaba en casa si finalmente decidía regresar, la posibilidad de volver a contemplar su sonrisa torcida siempre ganaba por goleada...

Así que, cansada de que su subconsciente le gritase que debía actuar, esa mañana, al despertarse, decidió no posponerlo más.

En una videollamada a tres bandas, le insinuó a sus padres, sutilmente, que estaba replanteándose su futuro y para su sorpresa, la reacción que más temía, que era la de su madre, fue inmejorable.

Lucía, con una sonrisa de oreja a oreja, le dijo, que, si decidía dejar su trabajo, ella estaría esperándola con los brazos abiertos.

- Ya te lo dije antes de irte cariño - añadió - lo único que tú padre y yo siempre hemos querido, es que seas feliz.
- Gracias por entenderlo, mamá - respondió emocionada.

Se estaba sintiendo tan arropada por sus padres, que no quería dejar de hablar con ellos y hasta que no entró por la puerta de los vestuarios, no fue capaz de despedirse.

- Avísanos con lo que decidas ¿vale? - le pidió su padre justo antes de colgar.
- Te lo prometo papá.

Volviendo a conectar con la realidad, intentó centrarse en lo que le esperaba durante esa jornada...

Tenía por delante un entrenamiento de tres horas con las libreros y acto seguido, una reunión ineludible con el resto de entrenadores.

Emily quería empezar a organizar el que sería el último partido de la pretemporada.

Por lo tanto, la siguiente llamada que tenía intención de hacer, iba a tener que posponerla hasta el día siguiente.

Solo esperaba que Miguel, la única persona a la que no estaba dispuesta a decepcionar, cuando se lo explicase, fuese capaz de entenderla...

Todo con lo que NUNCA soñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora