Capítulo 31 - Piedra, papel o tijera

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Pedro

No se le ocurrió mejor forma de despedir Galicia que disfrutando de un paseo en kayak desde la ría de Foz hasta la Playa de Llas.

Bañarse en las aguas cristalinas con Pocahontas, fue otro de esos momentos que sabía que jamás lograría olvidar.

Su plan era poner rumbo al sur a la mañana siguiente y recorrer Andalucía en las dos semanas que les quedaban.

- Ojalá esté viaje contigo no termine nunca... - le dijo a Lola en un susurro mientras dormía.

El tiempo parecía haber volado y en un abrir y cerrar de ojos, sabía que tendrían que regresar.

Aunque prefería no pensarlo, poder vivir todo esto con ella, ya lo consideraba un regalo.

Lola había vuelto tan cansada de la ruta, que se había acurrucado con Argos en la cama y llevaba dos horas durmiendo abrazado a él.

Era un espectáculo verlos.

"Vaya par" pensó tapándoles con una manta.

No sabía a cuál de los dos adoraba más.

Él, para no aburrirse, invirtió ese tiempo en buscar los mejores lugares para contemplar las estrellas desde Cádiz.

Estaba haciendo un mapa mental de cómo llegar al sitio en el que aparcarían la camper, cuando escuchó:

- Argos, para, por favor.

El cacharro había decidido que ya era hora de levantarse y estaba lamiendo a Pocahontas para que se despertase.

- Argooooooos - volvió a quejarse Lola.

Qué despertar más malo tenía.

- Si te digo que ya se hacía dónde vamos a ir mañana, ¿quitarás esa cara de gruñona? - le preguntó conteniendo una sonrisa.

Pocahontas al escucharle, cambió el gesto y pasó de tener cara de enfadada a cara de disgustada.

- Si quieres - le dijo al ver su reacción - podemos quedarnos unos días más por aquí.

No le importaba alargar su estancia en Lugo.

Se había quedado con ganas de hacer una ruta por el río en piragua.

- No es eso... - le confesó Lola sentándose como un indio sobre la colcha. Es que se me había ocurrido otro sitio al que podíamos ir...

Lola

Cómo no habían hablado de hacia dónde irían, ella había dado por sentado que volverían a improvisar y se le había ocurrido que podrían empezar por el norte de Portugal.

- Vamos a hacer una cosa - le propuso Pedro sentándose a su lado.
- Cuéntame a dónde vamos - contestó recuperando la ilusión.

No quería cambiar sus planes.

Qué más daría dónde terminarán yendo, si lo único realmente importante era que lo harían juntos.

- ¿Puedes escucharme un momento antes de seguir hablando pequeña cabezota?

Aún estaba demasiado somnolienta como para contraatacar por atreverse a llamarla cabezota, así que, decidió escucharle.

- Se me ha ocurrido la forma perfecta de decidir qué hacer cuando no estemos de acuerdo en algo... - le confirmó entusiasmado.

Viniendo de él, sabía que lo que se le habría ocurrido sería algo inesperado, aunque no esperaba que tanto.

- ¿En serio vamos a resolver nuestras diferencias así? - le preguntó incrédula al escucharle.
- Por supuesto - se reiteró. No hay mejor forma de resolverlas que jugando a piedra, papel o tijera.
- ¿Te he dicho alguna vez que me encantas?
- Es la primera vez que lo haces Pocahontas - contestó Pedro con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque creo que deberías decírmelo más - añadió antes de besarla.

Todo con lo que NUNCA soñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora