17. Buenos días Doctor (Parte 2)

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Todos se extrañaron al ver a Fernando al día siguiente. Su rostro se veía feliz pero por alguna razón me pareció falso.

Fue más extraño verlo ir hacia los departamentos de junta y no ir directamente hacia a su mamá.

Lo ignoré y continúe revisando las historias clínicas para hacer anotaciones  sobre las mejoras de los pacientes con quimioterapia.

Había estado despierto desde las 4 am cuando un paciente tuvo una crisis pero gracias a dios ahora está estable. Iba por un café cuando escuché un pequeño sollozo, fue tan bajo que creí que lo imaginé, a lado había una cuarto de internos, lo miré con sospecha antes de volver a escuchar algo, con cuidado abrí la puerta.

Había un hombre con capucha sentado en una de las camas cama, tapando su boca con su mano mientras su cuerpo se sacudía violentamente. Me acerqué lentamente y vi cómo escapaban mechones rubios de la capucha negra.

Fernando.

¿Qué hacía aquí?

Su llanto se volvió más fuerte y un dolor extraño apareció en mi pecho, sin pensarlo mucho me acerqué a él y acaricié su cabeza, su llanto se detuvo cuando lo toqué, creí que me apartará pero en lugar de eso me abrazó y enterró su cara en mi abdomen.

No sé cuánto tiempo pasamos así, solo que me quedé ahí, en silencio, dejando que aquel extraño me abrazara y ahogara sus lágrimas en mi cuerpo.

Esa misma noche me enteré que la señora Sofía  había sido  desahuciada. Le daban 3 meses como máximo.

Ahora entiendo el llanto de Fernando, aunque la mayoría dice que hay que ser realistas todos desean que ocurra un milagro para vencer  así a esta horrible enfermedad.

Fernando empezó a vernir todos los días, cuando me veía solo sonreía antes de ir a la habitación de su madre. Continué con mi rutina  laboral, pasaba a saludar de vez en cuando a la señora Sofía, ella y Fernando estaban viendo una telenovela antigua.

Ese  día  apareció una pequeña cajita blanca con mi nombre en una tarjeta. Intrigado abrí la tarjeta  “gracias” era lo único que decía, la caja tenía chocolates.

Vi alrededor  pero no había nadie a la vista. Guardé los chocolates en mi locker para evitar “accidentes”.

Esa tarde fui a buscar a María para examinarla pero no la encontré en su habitación -está con la señora Sofia- me dijo una auxiliar, me encontré con una escena peculiar al entrar, desde afuera  se escuchaban sus sollozos, ví a los 3 llorando de manera desconsolada;María, Fernando  y la señora Sofía, me acerqué con duda  -sal- un grito quebrado salió de sus bocas cuando me paré frente a la televisión. Giré y vi una escena extraña de un hombre que lloraba en la playa sosteniendo el cuerpo de una mujer.

Me hice a un lado esperando que terminen su  novela, cuando vi que su llanto se iba calmando, fui por un poco de papel y se los entregué.

-¿mejor?- dije mirándolos y María sollozó -¿Por qué ven algo que les hace daño?- pregunté confundido -la tristeza es algo normal en esta vida, nos hace saber lo que es la felicidad-  dijo la señora Sofía -lo bueno es que puedas encontrar su parte dulce- terminó Fernando y me sonrió, involuntariamente le sonreí de nuevo, su sonrisa es muy bonita, se parece a su madre pero me da una sensación diferente, le di un poco de papel  pero él sujetó mi mano, lo vi un poco confundido pero no me soltó.

-es verdad, la vida es dulce…tan dulce como los “chocolates”- dijo María tomando mi  atención, arqueó su ceja como burlándose y  volvía mirar a Fernando que tenía el rostro ligeramente sonrojado -¿tienes fiebre?- dije colocando mi mano sobre su frente y cuello, su piel se volvía cada vez más roja -debería pedir que te tomen los signos- dije dispuesto a salir pero la señora Sofía me detuvo - debe ser el calor de la habitación, no debe preocuparse doctor- dijo mientras sonreía hacia su hijo.

🐺 Our Life 🐺ll OhmNanon (En Emisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora