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Lugar: Finca Tsugikuni
Tiempo: Hace 8 años—era Sengoku.

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- Michikatsu. –lo llamaron. El niño dejo de jugar con el papel y se volteo al llamado.

- Madre. –dijo cuando la vio.

- Michikatsu, sabes que día es mañana. –le sonrió. Su hijo pensó unos segundos antes de sonreír.

- ¡Si! Mañana es el día de mi primer entrenamiento samurái. –dijo emocionado, su madre sonrió ante la ternura.

- Claro que sí. Serás muy fuerte.

- Si madre, incluso tengo lista mi ropa para mañana. –dijo orgulloso. Su madre sonrió, su pequeño hijo con solo 7 años era bastante orgulloso.

- Me alegro. Te has vuelto un niño muy responsable. –rio. Michikatsu se sonrojo, su madre era muy hermosa.

- Gracias mamá…

- Akeno. –otra voz, más dura, fría, sonó en la habitación, su padre. Michikatsu tomo una postura mas firme al verlo. Su madre, sentada, lo miro inocente.

- ¿Cariño? –siempre tan dulce. Tan linda y amable. Bahōn relajo su expresión al oírla. Era hermosa.

- Que hacen ambos aquí. –preguntó, su esposa y su hijo se miraron.

- Madre y yo hablamos sobre mañana. Será importante. –hablo su hijo.

- Lo es, en realidad. Contraté a muy buenos maestros para esto. Espero y no me decepciones. –dijo. Su esposa sonrió de nuevo, aunque por dentro sintiera dolor.

- No lo haré padre.

- Bien.

- Espero y pueda hacerlo, aunque estoy segura de que lo hará genial. –dijo suavemente.

- Michikatsu, debes ser fuerte para protegerte, no solo a ti y tu honor, sino a tu clan, familia e esposa. –indirectamente volteo a ver a su mujer, ella se sonrojo por eso.

- Peleare por mi honor padre. Pero…porque debo pelear por una mujer. –lo último lo pronunció confundido, su madre y padre no dudaron en verse.

- Creo que esto es entre los dos, nos retiramos. –asi, pensó en salir con su hijo de la habitación, vio como la mujer abrazaba por última vez al niño y salieron de ahí.

- ¿Padre? –preguntó.

- Michikatsu, no as notado como funciona nuestra familia. –le preguntó al niño.

- Si padre. Lo e estudiado, el hombre protege a la familia siendo el responsable de lo que se haga en ella mientras la mujer se encarga de la crianza y el hogar. –recito en voz alta, la mirada orgullosa de su padre lo recibió.

- Muy bien. Ahora con eso, ¿Sabes porque las personas se casan?

- ¿…Porque es, especial? –respondió con otra pregunta, era un niño, no lo sabía todo.

- Porque es útil para nosotros. –ante eso su hijo alzo una ceja, su padre se inco a su lado y puso su mano en el pequeño hombro del niño– como hombres tener una mujer que nos ayude a reproducirnos para futuro es una vida, y si la vida nos ofrece una que sea bella, ¿Porque dudar? –sonrió. Su hijo trato de hacer lo mismo.

- ¿Y si, al final, uno no tuviera una vida como la nuestra? –le preguntó. Su padre pareció enojarse por eso.

- Pues no sirve, dime, cuantos caminos hay en la vida.

- Cuatro, hay cuatro. –alzo su mano y levantó uno de sus dedos– El camino del artesano, el camino del pescador, el camino del herrero y por ultimo el camino del samurái. –finalizo.

- Exacto, con eso te diré; la vida del artesano se reduce a pequeñeces sin valor, la vida del pescador se reduce a una vida donde todo acaba con un ahogamiento, indigno. –michikatsu no entendía nada, pero dolía orlo– El herrero vive solo de sus creaciones que al final no son para el, y finalmente el samurái, quien goza de una buena vida gracias a que da su vida por su pais.

» En esos años era difícil entenderlo. Ahora, se que la vida, siempre premia al mejor. Yo no fuí el mejor.

- Defiende tu honor hijo. ¿Me entendiste? Defiende tu vida y la de la mujer que te permitirá mantener tu linaje vivo.

» No tuve tantas opciones. No pensaba que en ese punto se equivoco…

- Si padre…

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Saot-sama se despide.

Sangrienta luna de Amor ✿Michikatsu Tsugikuni✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora