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Lugar: Distrito rojo de ShinjukuCasa Thangul
Tiempo: Alrededor de las 3:00 AM

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- ¿Desposado? –preguntó el hombre. Sus cabellos negros eran lo único que se podía ver debido a que se encontraba de espaldas.

La sala donde estaba era iluminada y bastante grande decorada con plantas teteras y era acogedor. La sala pintada de rojo y los tatamis pintados de aves hasta del mar eran muy hermosos y tradicionales, la mujer que le habia entregado aquella carta estaba también sorprendida por esa noticia.

Pero ciertamente, le preocupaba más él que la noticia en si.

- Así parece –respondió la mujer–. ¿Qué es lo que creés?

- …Absurdo. Está muy adelantado para ser posible además, ¿El único hijo del clan Tsugikuni? ¿No eran un clan con bastante fertilidad?

- Lo único que sabemos es que el muchacho se casara pronto, se desconoce la fecha aún.

- Ya veo. –después de eso tomó tinta y papel. Comenzó a escribir con rapidez.

- ¿Qué es lo qué harás?

- Trataré de llegar lo más rápido que pueda a ese pueblo. Quisiera verlo con mis propios ojos, no puedo creerlo en realidad.

- ¿De verdad piensas que, si llegas, podrá reconocerte? – preguntó sarcástica, el chico paró de escribir un segundo.

- …No lo sé. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados y aburrido en este lugar. –terminó de escribir. Tomó uno de los sobres y metió la carta ahí, luego se volteo a ver a la chica.

- ¿Vendrías conmigo, Tsumika?

- Ni en broma.

- …

- …

- No entiendo tu odio conmigo.

- ¿Haberme traído a un lugar donde la lujuria de los hombres persigue a las mujeres, será que esa puede ser la respuesta? –escupió con enojó.

- …Lo lamento, se que odias este tipo de lugares. Yo también pero es lo único que pude encontrar que fuera…indiscreto.

- De acuerdo. Ahora escucha, no puedes dejar que ninguna de esas personas te vea. Puede ser peligroso, para tí y para mí.

- Más para mí. Tú estarás bien sin importar lo que a mí me pasé. –Eso casi hace que la chica lo bofeteara.

Odiaba cuando se ponía así. Pensando solo en él y no en las consecuencias de sus estupideces.

Se levantó y se dirigió al armario donde sacó dos futones empezando a armarlos.

- …Tsumika, escucha yo_

- Déjalo, no importa. Solo hagamos esto y no volvamos aquí. –acomodó los futones y trato de irse a dormir.

La verdad era que no le gustaba discutir con él sobre todo porque en un hombre las discusiones terminan en un futón sin ropa.

Sangrienta luna de Amor ✿Michikatsu Tsugikuni✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora