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Lugar: Casa saotoko.

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- Todo listo. –suspiro cuando termino de limpiar la cocina que había usado hace unos momentos para servir el té y preparar bocadillos para los visitantes y las chicas. Escurrió el trapo que había usado para limpiar los mesones y se seco las manos con otra tela pequeña de la cocina. Luego reviso la comida que aún quedaba por si las dudas y se levantó a traer un poco de agua de un pozo que tenían cerca. Estaba tan concentrada que no noto a una de las chicas menores escabullirse en la cocina luego de que saliera.

Kaīmi al salir el frío de la noche la golpeó en la cara refrescandola de sus molestias que había tenido en todo ese día, se sentía tan bien que se había quedado con la mirada alta viendo la luna junto con el oscuro manto de estrellas que la acompañaban con su cabello moviendose al compas del viento en algún momento cerró los ojos y disfruto de la brisa quedandose congelada y sonriendo.

[Se veía hermosa]

Luego se acercó al pozo con cuidado de no tropezarse con el lodo apenas visible pero que una ya sabía que estaba ahí. Puso el balde de madera en el borde de piedra y cuando iba a tomar la cuerda para subir el cubo que estaba en el fondo para tomar agua se escuchó el claro estruendo proveniente de la casa, preocupada por eso corrio hacia la casa lo mas rápido que le permitió su kimono, abrio el tatami y no pudo creer que lo veía.

2 chicas en la cocina. Algunas cosas movidas y las migajas en sus bocas le mostraban su pequeño acto criminal. Acto que, obviamente, no esperaban que aparecería la menor.

- ¿Que creen que están haciendo? –pregunto monótonamente a las dos chicas, tuvo que bajar el tono de su voz para que no las descubrieran puesto que ella tambien se meteria en problemas, las chicas temblaban como si hubieran visto un fantasma.

- Teníamos un poco de hambre y.._ –le interrumpió la menor otra vez.

- ¿Cómo se atreven a robar cuando yo estoy de cargo? –su voz cada vez mostraba enojo pero seguía manteniendo un tono de voz bajo.

- ¡Lo sentimos, vale! ¡Pero morimos de hambre y hoy dieron muy poco! –se quejo la otra, kaīmi le mando una mirada severa diciéndole que bajara la voz porque no quería que la venta se arruinara por esas dos.

- Larguense ahora de la cocina. –señalo la puerta viendo a las dos molesta, está vez si estaba furiosa.

- Pero tenemos hambre_

- ¡Crees que me importa! –ante su grito las dos retrocedieron sabiendo que habían perdido– ¡Largo, ahora!

Sin decir algo más se fueron, volvió a respirar y está vez conto hasta el 30 para solo relajar la cara, luego escucho como en el piso superior se escuchaban algunos gritos y chillidos por parte de la mayoría de chicas que parecían molestas por eso.

Al ser su trabajo se dirigió hacia ellas para tratar de callarlas ¡Es que ninguna comprendía que esto era importante! Enojada subió el primer piso y llegó al cuarto de todas donde antes de entrar de golpe escuchó algo por dentro del cuarto.

« - ¡Pero como se les ocurrió ir cuando ella estaba ahí! ¡Tontas! –se escucho de una.

- ¡Creímos que se había ido! ¡No es nuestra culpa! –se defendió la chica soltando algunas lágrimas.

Sangrienta luna de Amor ✿Michikatsu Tsugikuni✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora