012

153 11 0
                                    

Lugar: Casa Saotoko

•|✧♪✧|•

- Se ve…¿Bien? –dijo cuando vio aquello.

No tenía palabras para eso pero se veía bien. O al menos para las chicas que se habían esforzado por hacer eso.

(Para ella se veía horrible)

- Creímos que, te gustaría algo como esto antes de irte. –le sonrió una de las chicas. Luego le ofreció poner más maquillaje en su rostro.

- Felicidades, supongo. –rio nerviosa otra. Ella, que sabía como eran en realidad, casi se reía por lo escuchado.

- Lo agradezco.

- Kaīmi. –todas se voltearon a ver a ashka quien se veía seria pero por dentro se encontraba algo contenta por algo.

- ¿Si? –respondió/pregunto.

- Parece qué, debido al mal clima, nuestros invitados tardarán más de lo previsto. –anuncio. Estaba feliz.

Todas se sorprendieron por eso, más la noticia la había gustado a la mayoría, entre paréntesis, chinako y Yuu.

Luego ashka recordó algo. Algo que había ocurrido hace unos 20 años atrás con ese hombre.

Si, lo odiaba, más podría ser que no lo toleraba pero era uno de los hombres más influyentes y lo que pasaba con el o cerca de el siempre era un problema.

Odiaba a Bahōn, al actual, más al antiguo… las cosas eran diferentes. O fueron diferentes.

Bahōn actualmente era un cabron sin remedio pero antes no había sido así, antes era facil decir que Bahōn era alguien noble y bueno, util para el futuro de una muchacha.

Que fácil era equivocarse. Bahōn no era más que un lobo con piel de oveja. No había otra forma de decirlo. Podía ser todo un caballero y galán pero cuando nadie veía era el ser más cruel del mundo, tanto asi que hasta kami-sama debió impedir que gente como el existieran.

Pero si se lo hubieran cumplido, su querida kāyao no estaría viva actualmente.

Ella y Bahōn eran toda una historia. Antes era gracioso verlo. Un hombre que fingía ser bueno y amable con una mujer que en verdad era buena y amable. Que dicha.

Pero cuando Bahōn lo arruinó, la arruinó a ella también. Kāyao se derrumbó, a si misma y a su vida tanto que había atentado varias veces contra ella misma. De solo volver a recordarla en aquellos años le provocaba un recuerdo doloroso y bastante feo.

Pero mira tu, salió más fuerte. Se volvió dura y admirable. Había madurado, estaba en parte orgullosa. Pero el problema fue que la nueva madurez trajo consigo a una mujer cruel, avariciosa y sobre todo; una mala madre.

Cuando se enteró de su embarazo había destrozado su pequeño corazón, cuantas veces no había evitado que esa niña cometiera una estupidez contra ella misma y su bebé, luego quiso hacerla entender, el bebé no tenía culpa alguna pero el dolor era cruel.

Al final lo había tenido pero…no duró tanto con ella.

Cuando nació, aguanto 2 semanas, no había podido hacerse cargo y sin más, lo abandonó. O mejor dicho se deshizo de él vendiendoselo a alguien más, aún asi el niño sabia la verdad y no habia dudado en conocer a su madre, parecía que eso hizo que el pequeño corazon de su madre se ablandará. Y fue lindo, porque gracias a que ella se había ablandado era que permitió que otra vida naciera en su vientre, kaīmi.

No duró mucho también, pero había sido lo mejor que pudo hacer: aceptarse. Era lo mejor, ¿permitir que una vida naciera de ti sabiendo tu cruel pasado? Eso es madurar.

Sangrienta luna de Amor ✿Michikatsu Tsugikuni✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora