Capitulo 4

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Pasó una semana y Matt todavía no había despertado.

Seguía estable pero no había mostrado ningún signo de mejora.

Nuestras familias se habían hospedado en el mismo hotel, que quedaba a dos cuadras del hospital.

Abby y Grace tuvieron que volver a Boston ya que no podían faltar a clases tanto tiempo.

Troy se quedaba dónde una tía que vivía aquí, permitiéndole venir al hospital todos los días.

Yo era la última en irme del hospital. Llegaba al hotel tarde en la noche e iba al hospital temprano en la mañana.

Habla con Matt todos los días. Le contaba cómo había sido el día y cuánto lo extrañabamos.

Habíamos terminado de almorzar todos y nos dirigimos a la sala de espera.

Estaba leyendo un libro cuándo pasó un médico corriendo junto a varias enfermeras hacia la habitación de Matt.

Me paré y corrí para ver qué estaba pasando.

Entré y éra una locura lo que estaba pasando. Le administraban sueros, revisaban las máquinas y otro tipo de cosas.

Yo estaba parada desde el umbral de la puerta observando todo.

-Tuvo una hemorragia. Hay que drenar el líquido para que no cause presión- le dijo el doctor a una enfermera.

-Su ritmo cardíaco aumenta bastante rápido- gritó otra enfermera.

En ese momento, se escuchó un pitído agudo. El monitor mostró una línea.

Empecé a llorar emitiendo grito.

El doctor iba a empezar con el electro shock, cuándo una enfermera se acercó a mí.

-Señorita tiene que retirarse, no puede estar aquí.

-Sálvenlo!- le grité al doctor-Por favor, hagan que esté bien.

La enfermera me tranquilizó y tuve que salir de la habitación.

Todos me miraron preocupados, al ver que había llorado.

-Todo está bien?- preguntó Loretta.

No sabía que decir.

Papá se acercó y me dió un fuerte abrazo. Me sentó a su lado y me mantuvo abrazada.

Minutos después, el doctor salió de la habitación.

Se puso en el centro de nosotros para que le pudiera hablar a todos.

-El paciente tuvo una hemorragia, lo que causó que su presión arterial subiera, provocándole un infarto. Siento mucho su pérdida.

Todo me daba vueltas. No podía respirar y las lágrimas me nublaban la visión.

Miré a mi alrededor y todos lloraban. Su madre se encontraba en el suelo abrazada de Mia y su esposo.

Mis padres se abrazaban con mis hermanos y Troy.

Yo estaba ahí, sola, sin poder creer lo que acababa de escuchar.

-Por favor, dígame que es mentira!- le grité al doctor llorando.

Me miró triste.

-Siento su pérdida señorita Anna. Hicimos todo lo que pudimos para salvarlo.

Nos miró a todos y se fué.

Me levanté del suelo como pude y salí de la clínica corriendo y con mi cuerpo temblando.

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