Nattawin era un Diseñador de ropa y trajes de novia además se sabía era Gay y Doncel con un cuerpo femenino hermoso tenía pechos caderas era un Doncel totalmente diferente..
Tres años después de que lo abandonara Mile PhakPhum en el
altar, Nattawi...
-Nos hemos reunido hoy aquí... -Hans, el chef, comenzó tras aclararse la garganta.
-Puedes saltarte esa parte -ordenó mile secamente.
-Sí, quiero. El quiere. Nada que objetar.
-Yo soy el que manda aquí, y le pedí que hiciera el numerito completo -nattawin le sacudió un codazo en las costillas-. No sirve de nada ensayar si luego te saltas algunas partes. ¿Cuánto durará la boda de pega? ¿Lo sabes? No, De modo que cállate y escucha los votos.
Los asistentes murmuraron su acuerdo y mile cerró la boca. De todos modos, Nattawin tenía razón. Hans comenzó de nuevo y Mile se inclinó hacia Nattawin.
-Cuidado con lo que sueñas, querido -susurró.
-¿A qué te refieres? -murmuró Nattawin
-Me refiero a que me has convencido por completo para que no nos saltemos ningún paso de la ceremonia -él esperó a que Hans los declarara marido y mujer y tomó a Nattawin en sus brazos. Con deliberada delicadeza, le apartó los cabellos que el viento le había puesto en la cara, y los sustituyó por su boca. Lentamente, para que el pudiera acostumbrarse.
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Sus cuerpos se fundieron y el deseo le estalló en las venas a mile. Con Nattawin siempre había resultado ardiente, pero aquello estaba fuera de control
«Te deseo. Aquí y ahora».
Olvidándose de la delicadeza, mile lo sujetó con más fuerza y el beso se volvió más apasionado, más adecuado para la intimidad. Pero ya no podía parar.
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Nattawin respondía tan dulcemente, que estuvo a punto de tumbarlo sobre la arena. Lo había hecho a menudo en el pasado, pero nunca con esa nuevo Nattawin. Lo que había surgido como un sucio truco para tenerlo en sus brazos, se había vuelto contra él.. Tardó un buen rato en darse cuenta de los gritos y silbidos del público.
Nattawin se apartó con los cabellos revueltos, casi tan sexys como el beso.
«¿Qué había pasado con lo de no distraerse?». Nattawin Wattanagitiphat Chandler eso había pasado. Sin dirigirle ni una mirada, el joven dio una palmada para llamar la atención de todos y empezó a dar instrucciones. Era evidente que el beso no la había afectado tanto como a él.
