KaraLlevábamos medio año escolar. Y aunque en un principio creí que éste año sería mejor que el anterior, realmente era todo lo contrario. Mi calificaciones no eran la causa de dicha afirmación, sino ellos: Brainiac Zlo y Lena Luthor.
Luego del incidente en la cafetería, a los días logré toparme con la pelinegra en el baño del instituto. Recuerdo notar que su cara pasó de un tono blancuzco a un rojo intenso. Se veía adorable y aunque quise decírselo, me abstuve para que no considerara rara la situación. Más de lo que era. Desde aquella vez, nos sentamos juntas en la misma mesa de la cafetería del colegio y me daba gusto descubrir lo inteligente y agradable que era. Aunque había ocasiones en las que le prestaba mi completa atención que ésto parecía abrumarla y terminaba tartamudeando. Reía ante éso, por supuesto. No por alguna malicia, sino porque Lena Luthor era una chica increíble. Algo en ella no parecía darse cuenta de éso.
Pero un par de semanas después, las cosas parecieron ponerse un tanto complicadas. El servicio comunitario me exigía más atención y la llegada de exámenes apenas me dejaba tiempo para centrarme en algo más allá de mis narices. Fue así como poco a poco, la amistad que en un punto había iniciado con Lena, fue yendo en picada. Por dos oportunidades perdí la noción del tiempo en la biblioteca y para cuando sacaba la cabeza de los libros, tenía que salir corriendo al hospital, dejando a Lena en el olvido.
Por algún motivo desconocido, no habíamos intercambiado números de teléfono, y por ende, se me dificultaba el poder llegar a disculparme.
—Tierra llamando a Kara —el chasquido de un par de dedos frente a mi rostro me hizo espabilar. Parpadeé un par de veces y Brainiac volvió a hacer parte de mi campo visual—. Ey, cariño, llevo un buen rato diciéndote que como hemos terminado, si te gustaría ir por un helado o una pizza, o lo que tú gustes.
Una buena pizza, en mi opinión, no se rechazaba por nada del mundo, pero, no me sentía cómoda con Brainiac luego de que le había impactado un puñetazo a James en la cara por oírle decirme que me vería bien en mini falda y una capa. No era la primera vez, y no es que estuviese acostumbrada, pero al igual que Mike, el chiste de la "Chica de Acero" o "Supergirl", eran sus mejores "muletillas" al verme. Brainiac se había disculpado ya, más éso no restaba mi pequeño malestar hacia él.
En los últimos meses había comenzado a comportarse de manera diferente. Y en muchas oportunidades lo atrapé viéndome de reojo. Dicha actitud me hacía sentir confusa y un poco incómoda, pues era ajena a ése tipo de atención.
—Rechazaré la oferta, Brainiac —él alzó ambas cejas, sorprendido quizás porque por primera vez rechazaba una pizza o porque le había dicho su nombre como era. Cabe decir que desde el inicio le llamaba por algún apodo—. Quedé con Alex y su prometida para cenar en su apartamento.
Brainiac frunció el ceño suavemente y cruzándose de brazos se recostó en la pared con aire despreocupado, sin embargo, la tensión en sus hombros me decían lo contrario.
—¿Es así? —inquirió con la vista en el suelo. Luego añadió, viéndome fijamente a los ojos—. ¿O es por lo que pasó con el idiota de James?
—Brainy... —comencé, queriendo explicarme, más él alzó una mano para que me detuviera y despojándose de su antigua posición, se acercó a mí.
Brainiac era un par de centímetros más alto, por lo que tuve que alzar la mirada para verlo a los ojos. Noté entonces como su mandíbula se contraía, y el músculo sobre su ceja izquierda le saltaba a un pulso arritmico, y sus ojos, un par de azulejos, parecían el cielo grisáceo ante el comienzo de una fuerte tormenta. Nunca le había visto así y éso me hizo dar un paso hacia atrás. ¿Tenía miedo de él? No. Pero algo me hizo alejarme por algún motivo. Ésto pareció hacerle volver en sí, y su expresión oscura fue reemplazada por una de severa preocupación.
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Hoja En Blanco (Supercorp AU)
FanfictionCon el pasar del tiempo vamos conociendo diferentes tipos de amores, que van causando emociones descontrolables en nuestro ser, dejando huellas en nuestra vida, pero nunca nadie nos advirtió de aquellos amores llamados "Casi algo" los cuales como s...