Capitulo 17

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     Diez años después...

     En la concurrida y ajetreada Nacional City, una Kara adulta, de ya veintisiete años de edad, se apresuraba en preparar el desayuno para el hombrecito de la casa. Sin embargo, dicha mezcla de hot cakes se había adherido a la sartén terminando por quemarse de tal manera que el humeral inundó la cocina. Con frustración venteó un pañuelo de tela para disipar el humo espeso e intentar echarlo fuera del departamento. Por suerte, vivían en el octavo piso, y el olor a quemado saldría de inmediato en cuanto abriera las ventanas.

     —¡Carajo! —gruñó, viendo el montón de hot cakes enegresidos.

     —¡Calajo! ¡Calajo!

     Con pesar, se giró para darse cuenta de que un pequeño rubio de ojos azules y hoyuelos en cada mejilla, saltaba sobre los sofás vistiendo su pijama de Superman. Era su superhéroe favorito.

    —¡Luke Danvers, con que repitas de nuevo ésa mala palabra, verás como te quedas sin tus muñecos! —le advirtió al niño con una espátula en su mano.

     El pequeño Danvers abrió mucho los ojos y con un puchero adorable, genética de su madre, se sentó en el sofá cruzándose de brazos y piernas.

     —Lo siento, mami.

     Aquel gesto hizo estragos en el corazón de Kara, quien sin contenerse fue con él y lo abrazó llenándole de besos el rostro y posterior a ello, hacerle cosquillas logrando así que el lugar se llenara de carcajadas.

     El desayuno anterior fue desechado y reemplazado por cereal de aros coloridos y leche. Y para las nueve de la mañana, madre e hijo salieron del departamento en dirección a la casa de Alex Danvers. El tráfico estaba a favor, por lo que en menos de media hora ya se encontraban llamando a la puerta de la pelirroja.

     Alex Danvers, hermana de Kara, abrió la puerta y recibió con una inmensa sonrisa a su único sobrino. Le abrió los brazos y el pequeño corrió hacia ella dando un salto para subirse a su regazo, teniendo cuidado de no aplastar a su primo por nacer. Kara admiraba la escena desde el umbral. Era la rutina de todos los días antes de irse al trabajo. Anteriormente, Elisa Danvers, su madre y abuela del pequeño, le cuidaba, pero tras tener un accidente al resbalar de las escaleras el mes pasado, no se encontraba en condiciones para lidiar con un energético niño de tres años. Así que su tía, debido a su permiso por maternidad, tenía el tiempo suficiente para atender al pequeño hasta que su padre fuese por el al medio día y lo llevara por cinco horas a casa de Brestok Zlo, su abuelo paterno.

     —Gracias por cuidarlo, Alex -dijo Kara.

     —Kara, sabes que es un placer para mí cuidar a éste monstrico —Alex le hizo cosquillas al niño y éste rió de inmediato—. Incluso puedo cuidarlo hasta tu hora de salida sin necesidad de que el im... —Kara entornó los ojos y con la mirada señaló a un Luke muy atento a la conversación. Alex hizo una mueca y bufó—. Sin necesidad de que el donador de esperma se aparezca por aquí y se lo lleve con el im... —se calló al ver los ojos de Luke sobre ella—. ¡Bueno, con los fatuos de tú suegro y tú marido!

      —Alex... —le dijo, advirtiéndole de que no quería regresar a la misma conversación que tenían desde hace diez años. Kara ingresó y fue directo a darle la despedida a su unigénito con un beso a su frente. Ambas mujeres le pidieron que fuera a ver televisión y fue cuando la ojiazul aprovechó para decir—: Alex, te guste o no, Brainy es tu cuñado y el padre de tú sobrino, y por ende, deberías expresarte mejor sobre él, delante de Luke. Tiene tres años, y repite absolutamente todo lo que oye, e imita todo lo que ve.

     —Bueno. Lo haré solo por Luke.

     —Para nadie era un secreto que Alex no apoyó su casamiento de su hermana menor con Brainiac Zlo, y menos, le gustaba compartir el mismo aire que él. Kara nunca entendió el repentino cambio de Alex con su esposo, puesto que cuando éste recién era su novio, a su hermana le agradó. Más ahora, no lo soportaba para nada.

Hoja En Blanco (Supercorp AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora