Capitulo 6

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    KARA

    La noche había sido una tortura. No había podido conciliar el sueño, y lo poco que había logrado dormir, terminaba en una pesadilla donde Lena me llamaba traidora. Me abrumaba en sobre manera el recuerdo de sus ojos cristalinos.

    Suspiré, enterrando la cara en la almohada. ¿Qué debía hacer ahora? Entonces, tuve una idea. Apenas fuera una hora adecuada, iría a su casa para disculparme. Y así fue, dando las 10 AM, corrí escaleras abajo. Tomé la vieja bicicleta montañera de Alex, y emprendí el camino a casa de Lena. Conocía el trayecto, así que sin perder tiempo, pedaleé con apremio. En mi mente iba practicando lo que le diría, pero los nervios aún así me revolvían el estómago.

    Quince minutos después, ya me encontraba delante de la casa de la pelinegra. La fachada era hermosa, con una entrada amplia y un garaje al costado. No había flores sino un pasto recién cortado y un pequeño rociador que se activaba cada tantos minutos. Por lo mismo, decidí esperar cerca de los arbustos, dónde a la vez me resguardaba del sol implacable. Hacía mucho calor, por lo que varias gotas de sudor descendían desde mis sienes hasta el cuello y algunas rezagadas ultrajaban el escote de mi busto.

    Perdida en mis pensamientos, no me percaté de que el tiempo del rociador había transcurrido ya, ni tampoco de que la entrada de la casa había sido abierta y por ella salieron dos chicas.

    Pero entonces escuché—: Nos vemos el lunes en el instituto.

    Me hice un paso más atrás y reconocí a la chica como Marina Webber, la mejor amiga de Lena. Hice una mueca; no era porque me cayese mal, pero había algo que no me hacía confiar en ella. Y fue allí cuando lo ví: un beso entre Lena y Marina. Mi pecho se contrajo y sin entender por qué, los ojos se me llenaron de lágrimas. El estómago se me revolvió y las nauseas aumentaron. Apreté los manubrios con tanta fuerza que los nudillos palidecieron. No podía creer lo que había visto. ¿Era Marina acaso la persona que Lena me había hablado? ¿Y dónde quedaba Brainiac?

    Comencé a sobrepensar. Y para cuando reaccioné, la puerta se cerró con Lena adentro. Me marché sin más. Y ella no llegó a saber de mi presencia allí

    Al llegar a casa, subí a mi habitación y me encerré allí toda la tarde. No hice más que estar acostada en la cama mirando el techo, recordando mi visita a la casa de Lena.

   —¿Kara? —«¿Uhm?»—. Hija, tienes visita. Ven, acércate. Saldrá en un momento —le oí decirle a alguien más.

    Me levanté de la cama con una expresión curiosa y extrañada. Y por mi mente cruzó la posibilidad de que fuese Lena quien estuviera del otro lado de la puerta, pero la deseché al instante; Lena desconocía donde vivía.

    —¿Brainy? —solté, realmente sorprendida. Nunca le había dicho a Brainiac donde vivía. Sin embargo, se encontraba aquí, de pie delante de mí—. Pero... ¿Qué haces aquí? ¿Cómo...?

    Él sonrió ampliamente en cuanto me vió. Y antes de responder, me tomó por sorpresa con un beso en la mejilla.

    —Sé que ayer no quedamos muy bien —dijo, pasándose una mano detrás del cuello. Su mirada brillosa decayó un poco, y sus cejas se arquearon hacia abajo, dando paso a una expresión compungida—. Lamento mucho lo de ayer. No pretendía darte algún tipo de malestar, Kara —apreté los labios y agaché la mirada, pensando de momento en Lena y su beso con Marina. ¿Por qué seguía pensando en ello?—. Éstas últimas semanas no comprendo lo que ha pasado entre nosotros. Solíamos reír mucho en el tiempo en el hospital. E incluso llegué a pensar que te sentías cómoda conmigo por el hecho de que podías pasarte las cuatro horas hablándome de absolutamente todo. Y ahora... —me miró—. ¿Qué ha pasado, Kara?

Hoja En Blanco (Supercorp AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora