KaraMe encontraba frente al edificio L-Corp. Corporativo del cual Lionel Luthor fue presidente ejecutivo, puesto que ahora ocupa su hija: Lena Luthor.
Las manos me sudaban y en mis nervios, quería retractarme, dar media vuelta y huir sin dejar pistas de que estuve ahí. Sin embargo, la otra parte de mi, aquella que hace años me había pedido a gritos que dejase a Brainiac y fuera por Lena, me decía que no cometiera los mismos errores. Debía ser valiente por una vez en mi vida.
Poco a poco y con el corazón a un compás acelerado, me acerqué a la recepción. Pedí ver a Lena, pero solo podía acceder al penthouse si tenía alguna cita. No la tenía, por lo que un descuido de la chica de pelo rubio, subí al ascensor esperando no tener más trabas en mi camino. Mas una hostinada secretaria me separaba de la oficina de Lena. Según la joven, su jefa había pedido que no fuese molestada en lo absoluto. Pero no me iba a dar por rendida luego de haber llegado tan lejos, así que hice uso de mi agilidad motriz e irrumpí en la oficina de Lena con la secretaria tratando de alcanzarme, pero ya era demasiado tarde.
—¡¿Pero qué...?! —gritó Lena, cerca del enorme ventanal que da a la ciudad.
—¡Juro que intenté detenerla, señorita Luthor! —exclamó la secretaria, mirándome mal
Lena entonces fijó la vista en mí y su ceño se profundizó.
—Lena, solo dame cinco minutos —rogué.
—La señorita Luthor no...
—Jane, déjela —«Pero señorita Luthor...»—. Es una orden.
La tal Jane, asintió a Lena y en cambio a mi, me miró como si quisiera asesinarme. Le dediqué una sonrisa de victoria, pero cuando la mujer se había marchado y la puerta cerrado, sentí como si el ambiente se hiciera pesado abruptamente.
—Lena, gracias, yo...
—Te quedan cuatro minutos y corriendo.
Boqueé al darme cuenta de la actitud defensiva y arisca de Lena. Era notable por su postura rígida y altanera, que no estaba a gusto con mi presencia.
—Yo... Ahm... —todo lo que había planeado decirle, ya no estaba allí—. Quería disculparme por lo que sea que te haya dicho Brainiac la otra noche —ella enarcó una ceja y se cruzó de brazos—. También... Ahm... También por lo que pasó la noche de la graduación y... por lo demás.
Lena sonrió sarcásticamente.
—Cuando dices demás, seguro que te refieres al cómo te burlaste de mi y me hiciste creer que teníamos una relación. ¿No es así? —«Lena...»—. Éso quedó en el pasado, señora Danvers. Cada una hizo la vida que mejor le convenía. Así que si ésto era todo... —se dirigió a la puerta y la abrió—. Y no te molestes en volver a venir, pediré a todo el personal que en ningún momento te dejen pasar. No vaya hacer que su psicótico marido venga y arme un escándalo porque crea que le estoy quitando a su mujer.
Caminé hacia ella y nos quedamos viendo fijamente por menos de un minuto.
—Tú no eras así, Lena.
—Mejor —respondió ella con una mirada que no pude descifrar—. Así no vuelvo a caer en caritas de supuestos ángeles.
—Nunca quise que las cosas ocurrieran como pasó, Lena. Nunca quise lastimarte ni dañarte, ni nada que te causara mal —Lena apartó la mirada de mí y ví como sus hombros se tensaron—. Y sé que no hay excusas, pero era una adolescente que no sabía cómo afrontar que también le gustara una chica y que ésta era su amiga. No supe manejar lo sucedido con madurez y ahora me doy cuenta de lo mal que actué y...
—Han pasado diez años, Kara —me miró con indignación—. No me vale de absolutamente nada que me digas todo ésto ahora. Tus acciones fueron las que fueron, y éso no lo cambiarás con mil disculpas baratas y llenas de remordimiento. Así que te pediré que te marches de mi oficina.
La dureza en su voz me sentó mal, y sintiendo el escozor en los ojos, me marché. Solo oí el puertazo a lo lejos, pero no miré atrás.
—Kara, es que no comprendo cuál era la necesidad de remover el pasado —había llegado a casa de Alex llorando. Fue muy amable y me invitó un jugo de piña. Esperó pacientemente a que me calmara y escuchó en silencio lo que había ocurrido en la oficina de Lena tiempo atrás—. Dejaste muy en claro a quien habías elegido en cuanto decidiste seguir con ése cabeza de cacahuate muy a pesar de que habías tenido tu primera vez con ella.
Mi historia con Lena no había sido contada a nadie, pero, cuando en mi noche de soltera me puse hasta arriba de alcohol, me fui de bocona con Alex, Kelly y Nia. Así que además de Imra y Samantha, mis otras tres amigas también conocían aquel trío amoroso del cual fui protagonista.
—Yo llegué a amarla, Alex —gimoteé—. Pero estaba confundida, porque también quería a Brainiac. ¡Y todo se volvió un enredo!
—Kara... Te haré una pregunta —miré a mi hermana. La seriedad en su tono de voz y su postura, me hizo intuir que quizás aquella pregunta terminaría por no gustarme—. ¿Qué has sentido éste último mes con el regreso de Lena? —agaché la mirada y la enfoqué en mis manos. Alex agregó—: ¿Sabes qué creo? Creo que todavía no has hecho un cierre a éso que alguna vez sentiste por ella. Sí, lo enterraste durante éstos años, pero sigue allí bajo todo ése supuesto amor que dices tener por el monigote que tienes por marido.
—Brainiac me ama, y es un buen padre...
—¿Pero acaso es la persona que te hace reemplantearte todo? —le miré, secándome las lágrimas con los dedos, ella también me ayudó con los suyos—. Cariño... No puedo darte la respuesta, pero sí puedo ayudarte conforme a lo que desde mi perspectiva veo... Y es que el pasado sigue aquí... —posó su mano sobre mi corazón y en automático mi mente viajó hacia Lena—. Solo que ésta vez usa ésa cabezota de genio que tienes y haz las cosas bien.
—Gracias, Alex...
Alex entonces me abrazó fuerte. Debo admitir que lo necesitaba.
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Hoja En Blanco (Supercorp AU)
FanficCon el pasar del tiempo vamos conociendo diferentes tipos de amores, que van causando emociones descontrolables en nuestro ser, dejando huellas en nuestra vida, pero nunca nadie nos advirtió de aquellos amores llamados "Casi algo" los cuales como s...