Capitulo 35

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     KARA

    Los días lluviosos no eran de mis favoritos, sin embargo, me gustaba vivirlos. El olor a petricor en el aire era exquisito y sumamente relajante. Desafortunadamente, debía pasarlo en el hospital.

    —La cafetería debería tener mejores postres —Samantha, como siempre, se quejaba de algo—. Éste chocolate ni siquiera sabe a chocolate. ¡Qué asqueroso!

    Reí, porque sí tenía razón.

    —Dile éso a Krish para que veas cómo su peluquín le salta —ambas reímos—. Desde que Lena retiró su jugoso patrocinio, pues hubo un cambio de personal en el cafetín. Bueno, éso me comentó Viviane.

    —¡A ésa víbora cuatro ojos no le creo nada! —dijo Sam, haciendo una mueca de desagrado. Viviane fue la causante de que el año pasado todos creyeran que Sam tenía una ETS sólo para que ningún hombre se le acercara. Samantha casi le hacía una cirugía de corazón abierto con sus uñas—. Sin embargo, sólo por ésta vez, diré que tiene razón. Krish y el resto de los ejecutivos tomaron la decisión porque era éso, o bajar sus propios sueldos. ¿Brainiac no te ha dicho nada sobre éso?

    Pensar en mi esposo me hizo borrar la sonrisa y Sam comprendió que las cosas no marchaban para nada bien.

    —Brainiac y yo casi ni hablamos —suspiré, recordando la discusión sin sentido del día anterior—. Oye, pero no escucha. Le he notado cansado, paranoico, y ni siquiera puedo hablar con mis padres o con Alex, porque de inmediato comienza a imaginarse cosas que no son. Ayer incluso me quitó el teléfono para ver si realmente hablaba con mi madre.

    —¿Cree que hablas con...? —se inclinó y bajó la voz para que solo yo le escuchara—. ¿...Lena? —asentí, pasándome la mano por la frente—. ¿Y sí has hablado con ella?

    —No. Ya te lo he dicho: Lena no quiere saber nada de mi —respondí, sintiendo un desazón en el pecho—. Y creo que las cosas deberían seguir así. Han pasado ya diez años, me disculpé, pero si ella no me perdona, ya no puedo hacer más nada, Sam. No puedo obligarle.

    —No, claro que no. Pero sí podrías esforzarte por saber si hay algo más en todo ésto —le miré extrañada, sin entender a qué se refería. Ella se relamió los labios y se puso en modo conspirativa—. Mira, no sé, pero éso de que Lena se ponga muy perra no me toques, cuando hubo historia entre las dos, me hace intuir que hay algo más. Es decir, ¿no te parece muy confuso y extraño ésa obsesión que trae tu marido con ella? Piénsalo, Kara. ¿Por qué Brainiac la odia tanto y viceversa cuando eran mejores amigos?

    —¿Será porque los engañé y salí con los dos al mismo tiempo?

    Sam rodó los ojos.

    —¡No! ¡O sea, sí! Fuiste una perra calienta órganos reproductores, no... ¡Pero, hay algo más, babosa!

    Para cuándo iba a responder, cierto personaje que nunca había sido del todo de mi agrado, se encontraba cerca de la mesa en la que Samantha y yo nos emcontrábamos.

    —¿Marina Webber?

    —Kara Danvers. Aunque ahora soy Marina Cambell —la mujer se encontraba muy seria, como cada vez que me veía—. Necesito hablar contigo —miró a Sam y agregó—. A solas.

    Samantha no se dejó intimidar, y le sostuvo la mirada. Por lo que tuve que intervenir.

    —Sam —ella me miró—. Déjanos un momento a solas. Prometo que estaré bien.

    —Kara no está sola —le dijo a Marina, colocándose en pie—. Nos vemos al rato, Danvers. Estaré cerca por si necesitas desgreñar a cierta fulana.

Hoja En Blanco (Supercorp AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora