Capitulo 9

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    Kara

    ¿Cómo se atrevía a besarme? ¡Era mi primer beso y ésa tonta, hermosa e inteligente cara de angel de Lena Luthor me lo robó! ¡Tres veces en la misma noche!

    Aquella noche no pude dormir. Pensaba en Lena y recordaba cada uno de los besos. Por inercia, llevé los dedos a mis labios y cerré los ojos, recordándolos. No podía negarlo, besaba muy bien, sin embargo, Lena también había besado a la tonta de Marina. ¿Ella también pensaba que Lena besaba muy bien? El pensar en ello me hizo gruñir de disgusto.

    Una semana había pasado desde la fiesta. Una semana en la que hice maniobras para no toparme con Lena ni Brainiac. No quería verles, porque tendría que tener conversaciones incómodas a las que no sabría qué responder.

    ¿Me gustaba Brainiac?

    ¿Me gustaba Lena?

    ¿Qué sentía por ellos?

    —¡Carajo! —exclamé en cuanto por andar metida en mis pensamientos no me fijé por dónde iba. Mis cuadernos fueron a parar desparramados al suelo del instituto, por lo que de mala gana me agaché para recogerlos—. Lo siento.

    Como entendí que había sido mi culpa, me disculpé.

    —No pasa nada. Yo tampoco me fijé por dónde iba —al escuchar la voz de Lena alcé la mirada. Ella estaba de pie, sujeta a sus libretas. Llevaba las gafas que poco le gustaba usar, y su pelo negro estaba recogido en una coleta. Aún en su sencillez, se veía hermosa. Mas no permití que su belleza opacara el disgusto que hacía días sentía por ella, así que terminé por recoger mis cosas y me puse en pie para marcharme de ahí lo más rápido que podía—. ¡Kara! ¡Deja de huir de mí! ¡Tenemos que hablar! —sin hacer caso a que me perseguía por el pasillo mientras vociferaba. Y entonces le escuché gritar—: ¡Kara! ¡Oh, por Dios!

    De nueva cuenta mis cuadernos fueron a dar al suelo, y ésta vez, les acompañé. Abrí los ojos tras el impacto y descubrí con pesar que estaba bañada de cabeza a pies de un liquido rosado. Olía a malteada de fresa, por lo que deduje que era éso.

    —¡Oh, lo siento muchísimo! —la chica de primer año estaba tan avergonzada, que con una servilleta de tela que traía consigo, comenzó a limpiarme sin éxito alguno—. De verdad, lo siento muchísimo. Es que no sé de dónde saliste y....

    —Tranquila. Fue un accidente —le tranquilicé, colocándome en pie—. Uhm, será mejor que me vaya al baño.

    —Te ayudo.

    No me negué a que Lena me ayudara a recoger mis pertenecías, ni tampoco cuando me siguió hasta los baños. Entramos en silencio, cuestión que agradecí. Me miré al espejo e hice una mueca al verme hecha un desastre.

    —¡Estoy horrible! —hice un puchero. Mi pelo estaba pegajoso y no sabía siquiera por dónde empezar para quitarme todo éso—. ¡Uh!

    Todavía en silencio, Lena abrió el grifo delante de mi. Empapó su suéter y sin pedir permiso comenzó a pasarlo por mi cabello. Mis mejillas se tornaron rojizas, y debido a no encontrar palabras para decirle, tan solo callé, viéndola trabajar.

    Como alrededor de treinta minutos después, mi pelo estaba húmedo pero presentable. Ahora la atención iba a mi camisa y parte de la falda que llevaba. Y como si Lena leyera mis pensamientos, dijo—: Si esperas un minuto, iré por mi conjunto deportivo que guardo en el casillero —nos miramos—. Ehm, está completamente limpio. Así que...

    —Ésta bien —le dije.

    Lena asintió, e hizo un pequeño amago por sonreír, más no lo hizo. Salió del baño y me dejó sola. Entonces yo sonreí viendo mi reflejo en el espejo.

    No sé en qué estuve pensando, pero en mi cabeza, el quitarme todo y quedarme en ropa interior, me pareció una buena idea. Así que para cuando Lena regresó, me encontró sentada sobre los lavabos moviendo las piernas como una niña que espera pacientemente. Ella traía entre sus manos el uniforme de educación física, que consistía en una camiseta blanca y un shorts vinotinto.

    —¡Hey, regresaste! —exclamé, emocionada y aliviada por ponerme ropa—. ¡Uh, ya moría de frío!

    Lena tenía la cara completamente roja, y sus ojos estaban muy abiertos al igual que su boca. Se veía muy cómica. Por lo que en mi inocencia y despiste, tomé la ropa de sus manos y comencé a vestirme. Ella se giró para darme privacidad mientras murmuraba cosas que no llegué a entenderle.

    —Lena, ¿por qué te giras? —le pregunté, colocándome el short primero—. En los vestidores nos cambiamos delante de todas. Además, ni que te estuviera mostrando mis senos sin el sostén.

    La oí soltar un gruñido lastimero, y se cruzó de brazos.

    —Termina de vestirte, Danvers.

    Entonces reí, dándome cuenta de su pequeña incomodidad. Para mí era normal cambiarme delante de otras chicas, en especial de mis amigas, pero... Me quedé paralizada al caer en cuenta de lo que había pasado. Lena y yo nos habíamos besado. Y muy posiblemente, yo le gustara y ella me gustara a mi. Sí estuviera en su posición, también reaccionaría igual.

   —Lena...

   —¿Uhm?

   —Ya estoy vestida.

   Lena se giró lentamente y nuestros ojos se encontraron. Había llegado el momento de hablar, ¿pero qué le diría exactamente?

    —Lena, yo...

    —¡Kara, con que aquí estás! —Imra entró al lugar y detrás de ella, Marina también—. Te estuve buscando por toda la hora. ¿Qué haces con ése uniforme? —hizo una mueca de extrañeza al verme.

    —Es que...

   Para cuándo fui a responder, escuché a Marina decirle a Lena—: ¿Por qué Danvers usa tú uniforme?

    Lena abrió la boca para explicarse, pero entonces algo llamó mi atención.

    —¿Cómo sabes que es de Lena?

    Imra se sorprendió y miró de Lena y Marina a mí y viceversa.

    —Marina... —Lena intentó hablar con voz suave.

    Marina le ignoró y cruzándose de brazos y con aires orgullosa, respondió—: En la orilla de la manga izquierda... —señaló, me fijé que en letra separada se leía «MIA»—. Éso lo escribí yo. ¿No es así, Lena?

    Lena se pasó una mano por la cara y apretó los labios. Esperé a que dijera algo, pero entonces cuando quiso hablar, ya mi indignación había salido a flote. Tomé mis cosas con ayuda de Imra y me dispuse a salir del baño.

   —Kara...

   —Te regresaré tu uniforme mañana mismo —le dije a Lena sin verla, y continué mi camino a la salida.

   —Kara...

   —No tengo ánimos de explicarte las cosas ahora, Imra.

    Así que mi amiga respetó mi petición y en silencio salimos del instituto.

Hoja En Blanco (Supercorp AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora