Capítulo 23

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    Lena

    Sentía una sensación de nerviosismo, agitación y pánico. Llevé mi mano derecha a mi muñeca izquierda para poder sentir mi pulso; el aumento en mi ritmo cardíaco era evidente, al igual que la respiración acelerada y al mismo tiempo el no poder respirar. Quité el antifaz de mi rostro, sintiendo la sudoración recorrerme la frente. Mi cuerpo comenzó a temblar y la debilidad en mis piernas se hizo presente, sentía que en cualquier momento me desplomaría. Sabía lo que me estaba pasando, hace años no aparecían aquellos síntomas: una crisis de ansiedad era lo que se avecinaba. Tenía problemas para concentrarme en otra cosa que no fuera mi preocupación por la rubia y el haberle hecho daño. Aquello era lo que me estaba afectando.

    —¡Te tengo! —un par de brazos me rodearon completamente—. Tranquila, respira despacio, a mi ritmo, estoy aquí —sus caricias en mi espalda fueron relajándome—. Despacio, cariño. No hay prisa.

    Paulatinamente noté como mis sentidos comenzaron a trabajar mejor, mi respiración comenzaba a estabilizarse y mi pecho ya no dolía. Me aferré a la mujer que me abrazaba y mis lágrimas comenzaron a salir. Ella siempre aparecía cuando la necesitaba.

    —No sé qué haría sin tí.

    Después de un rato me alejé lentamente de ella.

    —¿Estás mejor? —preguntó. Vi en sus ojos aquel sentimiento de ternura que siempre la caracterizaba—. ¿Nos vamos?

    Negué inmediatamente.

    —Estoy mejor. Y no iremos a ningún lado... No dejaré que nada me afecte. Regresaré a ésa fiesta y seremos el alma de la noche.

    Ella asintió.

    —¿Puedo saber que pasó? —me miró fijamente a los ojos.

    —Los miré juntos... Felices —Marina no apartó su mirada. Sabía que ella siempre estaría ahí para escucharme—. Luego ella chocó conmigo, le dije algo, salí del lugar para esperarte, pero me siguió. Mencionó a mamá y...

    —Espera... ¿Ella se atrevió a mencionar a Lilian?

    —No exactamente —frunció el ceño—. Ella ni siquiera sabía quién era yo, pero me dijo algo así como: «¿Tú mamá no te enseñó modales?» —me encogí de hombros—. Sabes que mi mamá es un tema sensible para mí, así que la tomé de cuello y le dije que en su vida volviera a mencionarla.

    —¿Todo éso paso? —asentí—. ¿Y no se dio cuenta que eras tú? —negué con la cabeza.

    —La crisis... Quizás intentó darme por la preocupación de saber si la lastimé.

    —Entiendo... ¿Quieres verificar que se encuentra bien?

    Asentí. Muy a pesar de lo que había pasado con Kara, sentía dentro de mi mucha preocupación por si le había lastimado.

    —Bueno, arreglaremos tu maquillaje y volveremos a ese lugar —tomó mi rostro entre sus manos—. Pero necesito que seas la Lena fuerte que formaste todos éstos años. No puedes seguir poniéndote mal por ella. Por tu propia salud Lena, todos ésos muros que haz construido para todas las chicas que haz conocido, no los derrumbes por Kara —dejó ir un largo suspiro—. Sé ésa mujer fría que tanto detesto. Sé una perra.

    —Lo haré.

                               _________

     Minutos después volví a la fiesta, ésta vez del brazo de mi acompañante. Habíamos pedido a Lex acompañarnos y dejar a cargo de Lilian a una niñera pero él se negó, a veces era muy sobreprotector con la pequeña. Tanto mi vestimenta como mi maquillaje estaban perfectamente arreglados, era como si nada hubiese pasado. Fruncí el ceño al ver como la mayoría de las personas nos observaban al entrar ¿Qué? ¿Nunca habían visto a dos chicas juntas? Al parecer ésta ciudad seguía con sus malditos estándares.

Hoja En Blanco (Supercorp AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora