Narrador OmniscienteLa castaña observaba desde el balcón de su edificio. La noche oscura ya había caído, la brisa fría golpeaba su rostro estremeciéndole la piel. Le dolía el corazón, no comprendía ésa extraña manía de los seres humanos de atormentarse con recuerdos dolorosos. Una lágrima recorrió su mejilla la cual limpió inmediatamente, ella realmente quiso intentar algo con aquella ojiverde.
En aquel momento observó como un taxi se estacionaba frente a la entrada. De éste se bajó justo aquella mujer que le estaba robando el corazón. Se alejó del balcón entrando nuevamente a su apartamento. La castaña se sentía muy ansiosa por lo tanto buscó entre sus cajones hasta encontrar sus cigarrillos, aquellos que utilizaba para calmar su ansiedad. Después de lo que parecieron eternos minutos su timbre sonó. Ella estaba sentada en el sofá de su sala mientras fumaba el cigarrillo. Se arrepentía al instante cuando el olor impregnó su nariz, por su ansiedad se le había olvidado fumar en el balcón ahora su sala olía mal. Apagó éste en el cenicero y se dirigió abrir la puerta. Al hacerlo los ojos de Lena se encontraron con los suyos.
—¿Que haces aquí?
Lena sintió la frialdad en aquella pregunta.
—Vine a hablar contigo. ¿Puedo entrar? —Diana asintió con su cabeza haciéndose aun lado para darle acceso a la mujer—. Diana yo...
—Piensa muy bien lo que dirás Lena.
—Lo siento —la miró fijamente a los ojos, Lena jamás solía pedir disculpas, desde que comenzó aquel juego de salir con chicas sin involucrar sentimientos. Jamás se había disculpado con alguna, ni con Caroline, pero ahora se encontraba ahí frente a Diana haciéndolo—. No tengo explicación alguna, fallé y pido disculpas.
—Una disculpa no soluciona nada, Lena.
—Éso lo sé. Yo solo..., no sé que me pasó...
—¿La amas? —Lena rascó su nuca nerviosa—. ¿Quieres descubrir si aún la amas?
Volvió a preguntar, sabía que Lena estaba en una situación difícil. Ella trataba de comprenderla.
—Sí. Me gustaría averiguar si aún sigo enamorada de ella.
Aquellas palabras hicieron un vuelco en su corazón.
—Es curioso. Ésta tarde las dejé solas para que solucionaran su situación. Para que descubrieras lo que sentías por ella. Terminaste teniendo sexo con ella. ¿Y me dices que quieres averiguar sobre tus sentimientos? —una sonrisa irónica se formó en sus labios—. Pienso que estás jugando con todas nosotras, Lena. Y es justamente por ella que en diez años no haz podido tener una relación formal con nadie, solo nos utilizas para conseguir sexo nada más, eres peor que Brainiac.
La mirada de Lena se oscureció. Ella podía ser todo menos como ése idiota.
—No me compares con él.
Murmuró entre dientes.
—¿Por qué? ¿Me golpearas como él lo hizo con Kara? ¿No sé dan cuenta de lo que les pasa? —se posicionó frente a ella—. Ésta obsesión estúpida que han tenido por Kara los llevó arruinar su amistad, los ha llevado hasta el punto de dañar a otras personas.
—No soy como él.
—¿Ah, no? Es extraño porque tienen los mismos patrones —se alejó de Lena para servirse una copa de vino—. Eran amigos, se enamoraron de la misma mujer. Y por favor no me vengas a decir que no lo sabías —Diana la señaló—. Si alguien se conoce tanto con otra persona es su mejor amigo o amiga. No me puedes decir que ninguno de los dos se dió cuenta de que estaban enamorados de la misma mujer.
—¡Yo jamás lo imaginé!
Exclamó, Lena, ofendida.
—¿Y él? —Lena no supo qué responder—. Éso no es todo, luego después de años sin verse comienzan a competir en quién es mejor que el otro. Sales con Caroline, misma chica que tuvo años de relación a escondidas con él. Vuelven a pelear por Kara, me pides que lo encierre. Te acuestas con ella. Estando ella casada y tú intentando algo conmigo.
—Diana...
—¡Entonces, dime! ¿No es obsesión? Ella está casada. ¿Qué serás? ¿Su amante? —Diana estaba sumamente molesta—. Estás volviendo a repetir el ciclo de ser la otra, tienen un hijo Lena. ¿Haz pensando en ello? Definitivamente ninguno de los tres ha pensado en todas las personas que han lastimado y que seguirán lastimando —su pecho subía y bajaba—. Y espero que no sea tarde cuando te des cuenta de ello.
—No sé qué decirte, soy muy directa para decir las cosas, pero realmente no sé qué me pasa. Kara será siempre mi mayor debilidad —se acercó a la castaña—. Pero te aseguro que no he jugado contigo.
—Te pregunté muchas veces si seguías interesada en ella. En cada una me juraste que no. ¿Cómo quieres que crea que no jugaste conmigo si me mentiste?
—Realmente lo siento.
—Es momento de que te vayas —caminó hasta la puerta para abrirla—. Por cierto, ya no seré fiscal del caso de Brainiac, hay intereses personales de por medio y no es ético. También debo decirte que Brainiac saldrá bajo fianza mañana, ya que tu amada, no se presentó hacer la correspondiente denuncia. Supongo que no quiere al padre de su hijo encerrado.
La ojiverde asintió saliendo del apartamento. Diana cerró la puerta inmediatamente. Casi tirándosela en las narices a Lena.
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Al día siguiente, un par de tacones resonaban por aquel lugar. Silbidos de algunos de los reclusos se escuchaban mientras que aquella mujer caminaba firme y elegante, uno que otro piropo de mal gusto le fueron lanzados. La mirada fría e indiferente de Lena estaba puesta delante de ella. Tenía un solo objetivo Brainiac Zlo. Al verlo abrazado a sus piernas tuvo la mayor satisfacción. El hombre se veía desaliñado. Al parecer los dos días que estuvo encerrado no le sentaron bien.
—¡Miren a quien tenemos aquí!
Al otro lado de los barrotes Brainiac se puso de pie inmediatamente.
—¿Que haces aquí?
Brainiac tomó los barrotes con mucha fuerza intentando alcanzarla.
—Bueno, una sexy pajarita que se encuentra en mí casa me contó que la habías golpeado —sonrió—. Perdón por no haberte visitado ayer, es que estuve muy entretenida con ella.
La mandíbula de él se tensó.
—¡Eres una idiota! ¡Kara jamás estaría contigo! ¡Está casada conmigo!
—¿Quién crees que te encerró? ¿Por quién crees que me enteré? —lo miró fijamente a los ojos—. Solo te estoy dando una probada de todo lo que vas a sufrir cuando finalmente logre encontrar algo para encerrarte definitivamente.
—Supongo que sigues siendo muy mala en la cama —Brainiac esbozó una sonrisa de victoria—. Mi abogado ya vino, me informó que Kara no se presentó a hacer la denuncia. Después de todo, sigue eligiéndome a mí.
—Cariño —Lena sonrió—. Yo siempre estoy un paso por delante. Quiero que estés afuera cuando veas cómo te quito la familia que a puros engaños construiste —la mujer no se iba a dejar intimidar por él, ya hablaría en su momento con Kara y el por qué no se presentó. El hombre apretó su mandíbula, sus nudillos se volvieron pálidos por el fuerte agarre que estaba haciendo—. Te lo dije una vez, eres tan tonto que cada una de las cosas que hiciste me han acercado más a ella. Te dije que alejarme de las otras chicas no te convenía, pero como siempre eres tan estúpido.
—¡Si piensas que permitiré que te adueñes de lo que me pertenece estás equivocada! ¡Prefiero verlos muertos, antes que contigo! ¡¿Me entiendes?! —aquellas palabras asustaron a la ojiverde. No quiso demostrarlo pero sin decir más nada se alejó de la celda de su ex amigo—. ¡PREFIERO VERLOS MUERTOS, LUTHOR!
La mujer cerró sus ojos, tratando de evitar aquellas palabras. Debía actuar rápido, Brainiac estaba loco. No podía permitirle tomar acción en contra de Kara o de su hijo.
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Hoja En Blanco (Supercorp AU)
FanficCon el pasar del tiempo vamos conociendo diferentes tipos de amores, que van causando emociones descontrolables en nuestro ser, dejando huellas en nuestra vida, pero nunca nadie nos advirtió de aquellos amores llamados "Casi algo" los cuales como s...