Capítulo 32

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    Narrador Omnisciente

    Tres toques suaves se escucharon en la puerta, una somnolienta castaña se levantó de la cama, acomodándose mejor su bata de dormir. Miró la hora en su celular eran las 12 de la madrugada. ¿Quién la visitaba a ésa hora? Tomó la nueve milímetros que guardaba en su mesita de noche, por su profesión siempre debía estar bien armada. Bajó las gradas hasta la sala de estar. Observó por la mirilla, sonrió mientras rodaba los ojos. Luego de guardar el arma, abrió ésta sin dudarlo.

    —Hola, preciosa —no pudo evitar sonreír ante aquel halago. La voz de la chica sonaba más ronca, quizás por la hora; dejó de sonreír al notar los evidentes golpes marcados en su rostro.

    —¿Qué rayos te pasó, Luthor?

    La ojiverde resopló.

    —Un saludo no está demás —se hizo hizo la indignada—. ¿Puedo pasar? O, ¿me interrogarás el resto de la madrugada aquí en la puerta de su apartamento, señorita fiscal? —la castaña se hizo a un lado para darle acceso a Lena—. No puedo pasar si no me invitas.

    Lena estaba haciendo referencia a la serie de vampiros que tanto le gustaba a Diana.

    —Anda, estás invitada a pasar a mi humilde hogar, solo si prometes no chupar mi sangre.

    Lena mordió sus labios y Diana sabía lo que diría.

    —Bueno, tu sangre no es exactamente lo que quiero chupar.

    A la pelinegra el ser coqueta y descarada le era tarea fácil cuando lo quería así. Diana negó divertida.

    —Sino fuera porque ya vienes lo suficientemente golpeada, te daría otro golpe —afirmó Diana, y Lena sonrió—. ¿Qué te pasó? —la ayudó a sentarse en el sofá ya que notó que la pelinegra se tomaba del costado—. Espera un momento, iré por el botiquín de primeros auxilios.

    —No iré a ningún lado, preciosa —le guiñó un ojo.

    Diana caminó hasta el pasillo que conducía al baño de invitados, tomó el botiquín y regresó a la sala. Con sumo cuidado sacó lo necesario para desinfectar y curar los golpes de la mujer. Ninguna dijo nada, Lena solo se dedicaba a sufrir en silencio, aunque debía aceptarlo, Diana se veía hermosa concentrada curando sus golpes.

     —¡Auch! —se quejó después de un rato.

     —Sí, lo hice a propósito. Estoy hablando y no me escuchas.

     Lena rodó los ojos.

     —Estoy concentrada en tu belleza.

     —Insisto. Tienes una gran labia, Luthor.

     —¿Por qué no me crees? —ambas se vieron a los ojos—. Eres la primera chica después de muchos años con quien estoy siendo realmente yo.

     —Porque estás aquí por alguien más, no por mí.

     —Mi pasado no tiene nada que ver contigo Diana.

     —Lo sé, y es por éso que no quiero que me afecte, Lena —hubo silencio, después de un rato Diana volvió hablar—. ¿Me dirás qué pasó?

     —Bueno, sabes que pasó, me mandaste a la cárcel por ello ¿no?

     —No. Te mandé a detener justamente para evitar ésto.

     —Entonces, ¿te preocupas por mí? —preguntó Lena, alzando una ceja.

     —¿No está claro todavía? —Lena sonrió—. Fue Brainiac, ¿cierto? —ella asintió—. ¿Por qué no lo demandas?

Hoja En Blanco (Supercorp AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora