KaraDesperté por un llanto infantil, y sin tardar más de diez segundos salté de la cama y corrí por el pasillo al cuarto de Luke, mi pequeño niño. Abrí la recámara y lo encontré sentado en la cama: su rostro rojo por el esfuerzo del llanto, a la vez que las lágrimas y el sudor frío le habían humedecido el rostro y parte de su cabello ondulado. Lo tomé en brazos y lo acurruqué entre ellos, besándole la frente mientras le hablaba para calmarle. Luke se aferró a mi pecho con sus bracitos y con el rostro enterrado comenzó a tranquilizarse. Era doloroso para mí verle tan afectado por un mal sueño, y si por mi fuera, dormiría conmigo cada noche para que se sintiera seguro y que no hubiera cabida para pesadillas. Sin embargo, Brainiac insistía en que Luke era un hombrecito y debía dormir en su habitación, afrontar sus miedos y seguir como en su momento él lo había hecho. Estaba en desacuerdo, pero no quería pasar por encima de la palabra de mi esposo.
—¿Ya se durmió?
Alcé la mirada en dirección a la puerta, y allí, con un pantalón de pijama y con el torso desnudo, estaba Brainiac. Su pelo estaba desordenado y tenía ojeras por no haber dormido bien en 48 horas. Se frotó los ojos y cruzándose de brazos se recostó al marco.
—Sí —respondí, volviendo la mirada a mi pequeño—. Te dije que no era buena idea que lo hayas dejado comer tantos malvaviscos después de la cena.
Si bien en ocasiones Luke tenía pesadillas, las tenía más constantes cuando consumía una gran cantidad de azúcares.
—Solo fue un paquete —respondió mi esposo—. Lo sobre proteges, Kara —le miré mal y el alzó la manos—. Bien, bien. No he dicho nada. Pero Luke está por cumplir cuatro años. Ya no es un bebé.
—Tengo veintisiete años, y aún sigo siendo una bebé para mis padres —le dije—. ¿Crees que porque mi hijo tendrá cuatro años no lo trataré como mi bebé? —hice una pausa corta y añadí—: Que tu padre te haya obligado a madurar desde niño, no es una excusa para que repitas lo mismo con nuestro hijo.
Brainiac apretó los dientes, agachó la mirada y no dijo nada más. Tras un minuto después, ingresó a la habitación y tomó a Luke en brazos. Al principio estuve reacia, sin embargo, él me dedicó aquella mirada que me decía: Confía en mí. Así que lo hice. Brainiac era un buen padre, no podría discutirlo, salvo en aquellos momentos en los que la crianza de un padre autoritario y recto salía a flote, entonces, me permitía intervenir.
Ésa noche Luke durmió con nosotros, y al despertar y encontrarse en medio de sus padres, saltó de alegría y nos llenó las caras de besos. Ése niño era nuestra adoración.
Había pasado una semana desde que aquel paciente de apellido Luthor se encontraba internado en el hospital dónde laboraba. Y desde entonces, me había dado la tarea de estar al pendiente de si Lena Luthor volvía a aparecer por allí. No obstante, ella no había vuelto a visitar a su padre, al menos no que yo lo supiera.
Ensimismada en mis asuntos, Samantha tomó asiento a mi lado en el cafetín del hospital.
—Pasado mañana es la fiesta CODER.
Dicho evento era organizado por el director y los dueños del hospital, la finalidad era recaudar fondos y así seguir solventando el lugar como uno de los más grandes y de mejor reputación entre todos los hospitales de toda Ciudad Nacional. Éste año tenía una temática diferente, pues se había implementado el uso de máscaras carnavalescas para que el anonimato de los benefactores fuese mucho más eficiente. No lo consideraba así, pero me evité comentar al respecto.
—Ujum... —dije, masticando un bocado de ensalada César, mi favorita—. Krish le pidió a Brainiac dar el discurso de apertura.
—Krish me lo había pedido. Pero ya sabes que no soy para nada fanática de que una multitud me miré.
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Hoja En Blanco (Supercorp AU)
FanfictionCon el pasar del tiempo vamos conociendo diferentes tipos de amores, que van causando emociones descontrolables en nuestro ser, dejando huellas en nuestra vida, pero nunca nadie nos advirtió de aquellos amores llamados "Casi algo" los cuales como s...