Capitulo 46

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    Narrador Omnisciente

    El día más esperado por los Danvers había llegado. Luke cumplía oficialmente los cuatro años y con orgullo, su madre y familiares cercanos lo celebran.

    En años anteriores la familia realizaba dicho festejo en una reunión interna entre los Danvers, los Zlo y alguno que otro niño del vecindario que conocían a Luke. Sin embargo, debido a los acontecimientos de las últimas semanas, la celebración de los cuatro años del pequeño iba a hacer solo con la familia interna, algo que Lionel Luthor reprendió amablemente dando como argumento, que Luke era un niño que merecía tener una gran fiesta. Además de que ahora los Luthor querían ser participes.

   Elisa Danvers fue la primera en reprobar aquella idea, y aún más, cuando Kara le comentó la propuesta del multimillonario Luthor. «Una fiesta en el jardín de la gran Mansión Luthor». Los segundos en oponerse eran los señores Zlo, pues para ellos, Lena Luthor era la causante de que Kara y su hijo, Brainiac, estuvieran en trámites de separación. Cabe decir que dichas oposiciones no desalentaron a Kara, y aún a pesar de que parte de su familia no estaba de acuerdo, ella siguió adelante y aceptó la propuesta de Lionel Luthor.

   El lugar estaba perfectamente decorado con globos en tono dorados y azul, y el banquete era amplio y exquisito. Habían meseros, por supuesto, pero también había una mesa libre para que se sirvieran a su gusto. El hombre no había escatimado en nada como si el pequeño Danvers llevase su sangre. Y en su rostro se le podía notar la felicidad absoluta de tener su jardín lleno de personas: en su mayoría niños. Lo que más tenía cautivados a los infantes era el enorme castillo inflable con temática de Superman; atracción que disfrutaba Luke y Lilian. La pequeña heredera de los Luthor no terminaba de aceptar a Luke y viceversa, pero cuando jugaban parecían olvidar un poco su rencilla.

    —Luke se ve muy feliz.

    —Gracias, señor Luthor.

    El hombre mayor giró el rostro para ver a una conmovida rubia. Kara secó rápidamente una lágrima que rodaba por su mejilla, dejando ir una sonrisa nerviosa cuando se dió cuenta de que Lionel tenía la mirada sobre ella. Él le tendió su fino pañuelo de seda, y ella lo aceptó dándole las gracias de nuevo.

    —Sabes, siempre quise un hijo varón —comentó de la nada. Kara le miró, mas Lionel observaba a Lena, quien a lo lejos discutía sobre algo con Alexander. A su lado, Marina reía de ambos—. Irónicamente el hijo que tuve jamás lo reconocí, y míralo ahora allí. Junto a su hermana.

    Kara no sabía a dónde iba el hombre con lo que decía, pero a su poca comprensión, dijo lo siguiente—: Lena es una mujer valiente, muy inteligente y sobre todo, no tiene nada que envidiarle a ningún hombre.

   Lionel rió, asintiendo.

   —Ya veo por qué mi hija te ama —miró a Kara. La rubia se ruborizó al instante—. Sé quien es Lena. Y para mí fortuna, tiene mucho más del carácter de su madre que mío. Lilian es quien tiene todo el mérito de la gran mujer que es Lena actualmente —Kara asintió y el hombre sonrió melancólico—. Tarde me di cuenta del grave error que cometí con mi hija. Ahora mírame, tuve que estar al borde de la muerte para darme cuenta de ello —hizo una pausa corta—. Es lo que le digo, pero ya sabes cómo es Lena. Lastimosamente es tan terca y orgullosa como todo Luthor.

   Kara miró hacia Lena, quien ahora reía a carcajadas con su hermano y cuñada.

   —Me equivoqué en el pasado... No pienso repetirlo —sonrió ampliamente cuando su mirada se encontró con la de Lena y ésta le guiñó un ojo—. No pienso rendirme con Lena.

    Lionel sonrió dichoso por saber éso, y zanjando el tema, colocó una mano en el hombro de Kara, le dio un leve apretón y luego se marchó.

    —¿Qué te decía?

   En minutos Lena estuvo a su lado. Kara le quedó mirando y sin darle momento a reaccionar, le besó. Lena correspondió y con su mano en la cintura de la rubia, la llevó pegada a su cuerpo. Kara sonrió en el beso, y la pelinegra le mordió el labio inferior.

    —¡Oh, por amor a los calvos como papá! —Lena gruñó cuando Kara se alejó en cuanto Alexander y Marina estuvieron a su lado—. ¡No me mires así, hermanita!

   Lena le dió un manotón a la mano de Alexander, el cual le señalaba con un dedo. El hombre jóven le miró ofendido.

    —Deberias ponerle una correa a tu marido, Marina.

   Marina rió, rodeando la cintura de su esposo y a su vez darle un beso en el mentón.

   —Alexander tiene razón, Lena —la aludida enarcó una ceja y se cruzó de brazos—. Desde lejos vimos que necesitaban estar a solas en una habitación.

   Lena se encogió de hombros.

   —¿Y qué? —Kara reía por lo bajo. Lena no lo sabía, pero se veía muy tierna enfurruñada. Al menos a los ojos de la rubia—. Somos adultas. Y si Kara y yo queremos coger, pues solo lo hacemos y ya. ¿Cuál es el puto problema?

    Lena no se daba cuenta de que sus palabras habían convertido el rostro de Kara en un tomate. Marina miró mal a su amiga y Alexander comenzó a destartillarse de la risa.

   —Iré a ver a Luke. Con permiso.

   Kara prácticamente salió huyendo, lo que dejó desconcertada a Lena.

    —Deberias tener un filtro en ésa bocaza, Luthor.

     Lena rodó los ojos ante la regañina de Marina.

    Luke se encontraba saltando y riendo, cuando Kara le llamó. El pequeño estaba rehúso a salir del inflable, pero al final obedeció.

   —Vamos a prepararte para cortar el pastel —el niño sonrió. Pues le encantaba comer pastel—. Pero antes, vamos a calzarte primero.

                                  ******

   Los niños salieron todos del inflable y se dirigieron al centro del jardín, donde un gran pastel aguardaba al cumpleañero. Sin embargo, tanto Luke como Kara no estaban cerca.

    —¿Dónde están? —Lena miró a todos lados. A un par de metros, el inflable parecía vacío, no obstante, tanto Lena como Alexander se acercaron. Efectivamente no había nadie—. ¿Habrán ido adentro?

   Alexander se encogió de hombros. Iban de regreso con el resto cuando él notó algo más allá de ellos. Cerca del bosque, algo llamó su atención.

   —¡Lena!

   De inmediato la pelinegra caminó hacia su hermana y éste mostró en su mano un zapato infantil. Lena abrió los ojos y su corazón comenzó a latir con fuerza. Reconocería esos zapatos y de quien eran porque esa mañana se los había obsequiado a Luke.

    —Son de Luke... Él se los llevó.

    —¿Qué? ¿Quién? —Alexander estaba confundido. Y aún más cuando Lena salió corriendo—. ¿Lena? ¿Qué ocurre? —Marina no obtuvo explicación alguna pues Lena ingresó a la Mansión en dirección al estacionamiento, donde su auto reposaba—. Creo que algo malo ocurrió.

      Alexander mostró en alto el zapato de Luke.

    Los Danvers se alarmaron, y Lionel comprendió el por qué su hija había salido disparada como una bala.

    —¡Fue tu maldito hijo! ¡Él se los llevó!

    Alexandra Danvers estuvo a punto de irse sobre el señor Zlo cuando su padre le retuvo.

   —¡Son su familia después de todo!

    La frialdad y superioridad con la que habló el hombre hizo que a más de uno le hirviera la sangre.

   —Retírense. Nada tienen que hacer ya aquí —Lionel Luthor se interpuso, y con un calma mezclada con tenacidad, se dirigió al señor Zlo—. Éso sí, mi estimado Zlo, si algo le llega a pasar a Kara Danvers o a su hijo, no dudaré en usar todos mis recursos para hundir lo que le queda a su carrera.

    Mientras que en la Mansión el festejo era evidentemente cancelado, Lena recorría las calles de Nacional City a toda velocidad. No estaba segura de a dónde ir o con quién, hasta que la imagen de Diana Prince surcó su mente. Cambio la dirección del carril y aceleró aún más.

   
  

Hoja En Blanco (Supercorp AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora