Capítulo 10

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    Lena

   Los recuerdos de la sensación cálida y suave de sus labios evocaban un intenso sonrojo junto con la aceleración de mi pulso. No importaba cuántos días habían transcurrido desde aquel suceso, ésa nueva mezcla de reacciones se mantenían tan intensas como la primera vez.

    Y sin embargo, mi tormento no se limitaba a eso, incluso en mis sueños aquellas ideas "incorrectas" me perseguían volviéndome incapaz de ver a los ojos a Marina. No entendía qué demonios me sucedía, no veía sentido a que algo tan fugaz como un par de besos hubiesen desestabilizado todo mi ser.

    No obstante así fue.

    —¿Te sientes bien Lena? Luces inquieta —preguntó Marina, quién se encontraba sentada en las escaleras de entrada de su casa vigilando a sus pequeños hermanos que jugaban en el agua.

    —¡Ah... sí! Todo en orden.

    Forcé una sonrisa sin despegar la atención de los pequeños.

    —Sabes que puedes decirme lo que sea que pase, ¿verdad? —colocó su mano sobre la mía.

    No era inusual ese tipo de gestos pero en ese momento lejos de calmarme aceleró mi pulso.

    —S-sí... —articulé con dificultad.

    —¿Estás así por lo que pasó ésta mañana en el instituto? —volvió a preguntar.

    —¡No! Bueno sí. Digamos que por un momento tuve la esperanza de solucionar las cosas con Kara —volteé a verla—. Que dijeras lo que dijiste arruinó todo.

    Suspiré.

    —Bueno, cariño, hay que ayudar un poco a la causa —me guiñó un ojo.

    —Si eres así siendo mi amiga, que me esperaría si fueras enemiga —murmuré.

    —Yo sé por qué lo hago —afirmó—. Ahora anda, ayúdame a cambiarlos.

    Dió una palmada en mi hombro.

    Horas después, me encontraba sentada en una de las bancas del parque central, Brainiac me había llamado para que lo aconsejara sobre algo que específicamente no mencionó por teléfono. Mis pensamientos volvían una y otra vez al sabor de los labios de Kara. La castaña no dejaba de invadir mi cabeza. Antes era mucho más fácil porque podía salir con ella o escribirnos mensajes.

    El rubio hizo acto de presencia por fin, me dio una de sus perfectas sonrisas, de las cuales él sabía que derretía a las chicas del instituto ¿Será Kara una de ellas? No podía dejar de sentirme mal, me gustaba la misma chica de la que mi mejor amigo estaba enamorado, aunque quizás solo eran indagaciones mías, el jamás lo había confesado directamente aunque su cercanía a Kara y la insistencia de salir con ella me lo daban a entender.

    —¡Hola, Ojitos! —dijo, llegando hasta mí. Dió un beso en mi mejilla.

    —¡Hola, Breni! —devolví la acción brindándole una sonrisa sincera también, debía admitir que extrañaba a mi mejor amigo.

    —¿Llevas mucho esperando? —sus ojos se mostraban brillosos, emocionados—. Pido disculpas, los papás de Kara me invitaron a almorzar. Luego de éso nos quedamos viendo un partido de fútbol con el señor Danvers.

    —No te preocupes. Yo comprendo —sin saberlo mi amigo acababa de dañar mi día. Sentía cierta envidia por él y por el hecho que si podía estar cerca de Kara sin que ella lo alejara—. Bueno, ehm... ¿Para qué soy buena? Dijiste que debía aconsejarte sobre algo.

    —¡Cierto! Siempre al punto ¿No? Luthor —río—. Creo que no es noticia nueva el hecho de que me gusta Kara Danvers —no, por favor. No lo digas, Brainiac. Pensé—: Estoy enamorado de ella, y hoy ella me confesó que gusta de mí —por un momento el aire se marchó de mi cuerpo—. Entonces quería saber si podrías aconsejarme como proponerle una cita, bueno en sí que me ayudes en planear la cita perfecta para ella.

    Aquello había herido mi corazón. Sentí como las lágrimas querían surgir de mis ojos. Ver a mi mejor amigo tan emocionado por la misma chica de la que también estoy enamorada, era difícil para mí. Tragué seco intentando reponerme, hubiera preferido jamás haber escuchado esa confesión.

    —¡Eh...! Breni, yo... —no podía articular palabra alguna—. Creo que la conoces mejor tú que yo. Kara apenas cruzó palabra conmigo cuando comenzamos a conocernos, no me habló de sus gustos ni nada de eso, y bueno tu haz notado que ahora no me dirige ni la palabra.

    —Pero tu eres una chica. Sabes lo que les gusta o lo que les impresionaría para una primera cita —hizo un puchero—. Por favor, Lena.

    —Es a Imra a quien debes buscar para esto, ella la conoce mejor que nadie —me puse de pie—. Ahora debo irme, tengo algo que hacer.

     Comencé a caminar mientras lo dejaba sentado con su rostro confundido.

    ¿Que haces Lena? Es tu mejor amigo, no puedes ser tan egoísta y negarle la oportunidad de ser feliz, él ya lo dijo a Kara también le gusta. Si ellos son felices juntos, tu también ¿no? Me detuve a mitad de caminó, di media vuelta hacia Brainiac, él seguía viéndome.

    —¡Lo haré! —grité un poco para que me escuchara. Él sonrió—. ¡Pero de verdad debo irme! —asintió—. ¡Haré una lista y las discutiremos mañana en el instituto.

    Volvió a asentir.

    —¡Gracias! —gritó cuando ya le había dado la espalda.

    Aquello era difícil para mí, ayudarle a Brainiac a tener una cita con la chica que yo quería no sería fácil, pero al menos me encargaría que fuera la mejor cita de su vida. Aunque no fuese conmigo.

    El camino a casa fue triste, desolado, y como si el cielo se hubiera puesto de acuerdo con mi estado de ánimo comenzó a llover.

    No tuve prisa alguna por llegar a casa, mis lagrimas se combinaban con las gotas de lluvia, el dolor en mi pecho era insoportable como si me hubiesen arrancado el corazón. Era una sensación tan extraña que no podía describir con palabras, y cada gota de lluvia que tocaba mi cuerpo, era como un grano de sal a mi herida.

    Estaba teniendo mi primera desilusión amorosa, y sí que quemaba.

Hoja En Blanco (Supercorp AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora