Azael
Me adentré en la Guarida, aquel lugar subterráneo de la Ciudadela cerca de la Plaza Central en donde planificábamos cualquier misión de alto nivel de sigilo y en la que tan solo conocían este lugar los miembros de la Corte, Cyno y algún soldado hábil, talentoso y leal como lo eran algunos de los miembros de los batallones que lideraban Keegan y Draven. Aún así, una vez te adentrabas en ese pequeña callejuela y a través de una trampilla escondida como si fuera una adoquinada más, bajé las escaleras y seguí el pasillo de la derecha hasta encontrarme con una puerta de metal negro, uno de los más resistentes. Con tan solo mi mano y el poder de mis sombres, la abrí ya que esa puerta tan solo dejaba a las personas que yo permitiera sin aún yo no estar presente. Al entrar, me encontré con Keegan, con mejor aspecto que esta mañana y con el uniforme de líder del batallón de sombras ya vestido, y con su segundo al mando Darius, quién hizo una leve reverencia al verme. Esa era la habitación más blindada de toda la guarida, ya que en la Guarida se albergaban armas del Ejército, planos y muchos de los documentos sellados de actos criminales y de sus causantes.
—¿Habéis localizado al Corsario? —pregunté quitándome la capucha para que vieran mi rostro.
—No pero los soldados que se encuentran patrullando el muelle en el Flegeronte, ya están avisados y en alerta por si decidiera tomar uno de los barcos o camuflarse como tripulante. —contestó Keegan mientras señalaba en el gran mapa del Subsuelo, el muelle y el río que estaba a unos treinta kilómetros de la Ciudadela.
—¿Y qué hay de Tinuviel?
—La mansión Andren está siendo vigilada por un grupo de soldados, al igual que la mansión Fedin. En ninguna hay movimientos sospechosos, Majestad. —acabó diciendo Darius, tomando uno de los informes y otorgándomelo. —Este es el informe donde se detalla todas las acciones criminales que ha cometido Tinuviel.
Me paré al leerlo y con tan solo leer las primeras líneas, supe que ella debía ser enviada a la horca por traición. Se había aliado con Lord Fedin y si era cierto, había mantenido algún tipo de relación con el Corsario, uno de los criminales más buscados del Subsuelo y mayor activo de la red de infiltrados. Además de haber provocado aquel fatídico accidente en el patio de armas.
—Hay motivos evidentes para aprisionarla, Azael.
—En efecto y aún así, creo que hay algo más.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Keegan claramente confundido.
Alcé mi mirada viendo como Keegan intentaba leer mi mente, mis pensamientos.
—Lo que quiero decir es porqué el Corsario querría aliarse con Tinuviel, con la hija de un Lord que forma parte del consejo de Lores y que perfectamente podría engañarlo.
—Probablemente para aprovecharse de ella. —comentó Darius.
—Si pero también para intentar destruirme.
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La Leyenda Áurea
FantasyEsa noche, Xylia nunca olvidaría esa noche, en la que los habitantes del bosque salieron a celebrar sus rituales sagrados hacia los dioses con sus danzas tradicionales pero todo colapsó con la llegada de ese monstruo que la reclamó a ella ¿ y qué oc...