Xylia—No era necesario todo esto, Floreen.
—En absoluto, señorita Sylvam. El rey ha sido realmente conciso con que usted misma debía ser quien eligiera el vestido que debe portar al igual que la niña.
Anette sonrió levemente al escuchar que Floreen la había nombrado. También era cierto que estaba demasiado emocionada con el tema del Baile, cosa que a mí me daba igual y más sabiendo que volvería a ver a Azael, a quién no tenía ningunas ganas de volver a ver y más después de la discusión que tuvimos. Aún así lo haría por Anette y por la cortesía del rey de adelantar la hora del Baile para que Anette estuviese presente, tampoco es que fuera a darle las gracias porque después del gran trabajo que estaba haciendo esa inocente niña, no tenía porque agradecerle nada en absoluto.
Sin embargo, ver a esa niña feliz por elegir un vestido para llevarlo por la noche, me sentía realmente conmocionada por ello y tampoco es que fuera a quitarle la ilusión.
—¿Por cuál te decantas, Anette? —pregunté con calma,observándola totalmente al ver que delante tenía tres vestidos completamente diferentes.
Los tres eran vestidos largos. El primero se trataba de un vestido azul marino en punto con manga rangla con piquillos de crochet en color beige y con el cuello redondo. El segundo se trataba de un vestido color negro con estampado de puntos en color marfil, llevaba cuello tipo babero con volante. Cierre con botones en la parte trasera. Y el tercero era un vestido granate de tul y probablemente el que más se parecía a una princesa. Con decorados florales con el mismo tono y con mangas largas de tul que también contaban con el decorado de las flores.
Seguí la mirada de Anette, uno a uno pasando de uno a otro hasta que la vi centrarse en uno. Pasó varios minutos observándolo y no me cabía la duda de que ese era el elegido.
—¿Entonces, por cual?
—Por este —acabó señalando emocionada el tercero.
—Sabía que ibas a elegir ese —confirmé cruzándome de brazos mientras ella se ponía las manos en la cintura y me miraba indignada.
—¿Y cómo lo sabías?
—Porque sé que quieres parecer una princesa.
—¡Eso no es verdad! —exclamó ella con indignación.
—No te culpo para nada, a mi también me gustaría parecer una princesa. —comenté yo intentando que entrara en razón.
—¿Ah sí? —preguntó ella dudosa.
—Si aunque a veces los príncipes y reyes pueden ser muy tontos.
Anette empezó a reírse y Floreen parecía que quisiera que la tierra le tragara. Me daba igual hacer comentarios de ese tipo y más si eran para faltar a Azael. Sonreí maliciosamente imaginándome cómo se pondría aunque ciertamente me daba igual.
—Así que, mi querida Anette, te aconsejo que lleves ese vestido para dejarlos a todos atónitos, incluso para dejar sin habla al rey.
Ella abrió la boca sorprendida.
—¿Crees que yo podría hacer algo si?
—Por supuesto que si y si no, ya me encargaré yo de patearles el culo a todos para que se reverencien ante ti.
Anette volvió a reírse sin fin. Me encantaba escucharla reíry de verla tan feliz. Ojalá siempre fuera así.
—¿Y tú cual vas a llevar? —preguntó ella una vez se calmó, observando los vestidos de nuevo pero en este caso, los que debía portar yo.
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La Leyenda Áurea
FantasyEsa noche, Xylia nunca olvidaría esa noche, en la que los habitantes del bosque salieron a celebrar sus rituales sagrados hacia los dioses con sus danzas tradicionales pero todo colapsó con la llegada de ese monstruo que la reclamó a ella ¿ y qué oc...