Capítulo 15

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Dormir en el suelo era lo peor que pude experimentar por el momento y además si este suelo estaba congelado y era de piedra. Por lo menos pude cubrirme con esa capa calentita que pude utilizar para entrar en calor. Aún así, tiritaba mucho y no faltaría mucho para entrar en un estado de hipotermia.

Ese rey me abandonó aquí, en la soledad y oscuridad absoluta, a pesar de que hubiese una pequeña ventana en la parte mas alta de la pared, no entraba apenas luz y yo ya empezaba sentirme muy mal. Me faltaba que me diese algo de luz y que volviese a darme la energía que necesitaba pero eso nunca iba a pasar. No sé cuantas horas pasaron ni si me encontraba en la mañana, en la tarde o en la noche porque en ese mundo no había sol, ta solo esas tres lunas que no me superan indicar nada en absoluto. Aún así, me daba igual que hora fuera del del día, tan solo quería volver a casa y encontrarme con mi familia, los echaba mucho de menos. Sus voces me reconfortaban en mi mente como si pudiera escuchar las plegarias que hacían por mi para que volviese con ellos.

Sabía perfectamente que acabaría muriendo en ese lugar, sin ninguna duda. Me estaba matando y me estaba suprimiendo la poca energía que quedaba en mi cuerpo pero lo prefería, prefería morir a tener que servir a ese rey depravado. Simplemente me estaba marchitando como una flor.

No quedaban esperanzas en mi corazón, todas ellas habían sido destruidas y chafadas por la bestia malévola que se hacía llamar rey. No podría soportarlo, así que si me moría, sería un descanso y un alivio. Prefería estar muerta y descansar en el Más Allá, viendo como mi familia continuaba con su vida con la gran pérdida que conllevaría mi desaparición peor estaba segura de que lograrían hacerlo.

Tan solo esperaba que no cometieran una locura, eso si que me destrozaría. Así que rezaría a los dioses para que no dejaran que aquello pasara pero era más que evidente que los dioses no podrían llegar hasta ese lugar tan oscuro y maligno. En cualquier caso, lo haría para que mi mente se sintiera tranquila, sabiendo que no lograría nada.

En esos momentos, me encontraba sentada con las piernas pegadas a mi torso y mi brazos apegándolos aún más, apoyada en la fría pared. Escuché unos pasos y quise ponerm en alerta pero estaba tan cansada que no pude ordenar a mi cuerpo que se tensara, simplemente dejé que todo lo que tuviera que pasar, que pasara sin miedo a morir.

No eran los pasos de ese monstruo, eran distintos, además que el aura que empezaba a ocupar todo el lugar era más pasable y calmado. Se podía respirar con normalidad al menos.

Y entonces ví a una mujer con los mismos rasgos que los soldados que nos habían escoltado. No tenía cuernos y su tez era más oscura que la mía. Sus ojos eran de color miel y su cabello largo y ondulado era como el bronce. Me regaló una sonrisa amable en la que me mostró sus colmillos no tan largos. Vestía un vestido blanco que parecía ser de cuero, el cual se pegaba en la parte de arriba hasta llegar a la cintura y llegar a soltarse por completo. Era muy bonito y con juntaba con esas botas blancas altas con detalles en dorado como en el vestido.

En sus manos portaba un pequeño vaso que contenía un líquido amarillo. La miré con desprecio y molestia mientras que ella me observaba con cautela.

-Tu debes ser Xylia

No era una pregunta, era como si ella estuviera hablando para sus adentros. Yo seguí mirándola con desconfianza, me miraba con esos ojos brillantes llenos de emoción probablemente por ver a una humana pero yo no era un objeto y tampoco quería que s ese tratara como un objeto de exposición y preciado.

-Sé como te han traído hasta aquí y sé que debes estar pasándolo muy mal pero si quieres mejorar y seguir teniendo energía humana, tendrás que beber esto.

No sabía si confiar en ella, parecía inocente pero no podía fiarme de ellos, de ninguno de esos seres. Levanté mi mirada para encontrar su mirada y observarla con cautela. Sospechaba que aquello fuera una droga mágica o a saber qué. No tenía intenciones de beber aquello y menos algo que no podía comprobar si era bueno para mí.

La Leyenda ÁureaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora