Después de un mes, comenzaron las clases en Italia. Como no podía asistir a la universidad debido a mi embarazo, una profesora siempre venía a mi casa.
Las visitas de la profesora se convirtieron en mi ancla durante esos primeros meses de embarazo, cuando todo era nuevo y abrumador. Con solo cuatro meses, mi vientre apenas comenzaba a notarse, pero la realidad de lo que se avecinaba ya pesaba sobre mí. Cada semana, ella llegaba con su energía contagiosa y su profundo amor por la enseñanza, trayendo consigo la calidez del aula que tanto extrañaba.
Las clases en mi salón se convirtieron en mi escape, un refugio donde podía sumergirme en el mundo del conocimiento y olvidarme por un momento de mis preocupaciones. La profesora me animaba a no abandonar mis estudios, asegurándome que mi embarazo no era el fin de mis sueños, sino un nuevo capítulo lleno de oportunidades. Cada lección era un recordatorio de que mi vida académica seguía su curso, aunque ahora de una manera diferente.
A medida que pasaban las semanas, comencé a acostumbrarme a esta nueva rutina. La casa, que al principio me parecía tan silenciosa y vacía durante el día, se llenaba de vida y propósito con la llegada de la profesora. Mi familia, aunque preocupada, me apoyaba incondicionalmente, adaptando su día a día para ayudarme a continuar con mis estudios. Mis padres, especialmente, se esforzaban por crear un ambiente tranquilo y propicio para el aprendizaje.
Mi cuerpo, aunque aún no mostraba grandes cambios, comenzaba a dar señales de la vida que crecía dentro de mí. Sentía una mezcla de emociones: miedo, incertidumbre, pero también una profunda alegría y anticipación. La profesora, más que una simple educadora, se convirtió en una amiga y confidente, alguien en quien podía confiar y con quien podía compartir mis esperanzas y temores.
Con cuatro meses de embarazo, aún faltaba mucho para la llegada del bebé, pero cada día me sentía más preparada y confiada. Las clases en casa no solo eran una continuación de mi educación, sino también una fuente constante de motivación y esperanza. Sabía que, a pesar de los desafíos que enfrentaba, estaba en el camino correcto, y que con el apoyo de mi profesora y mi familia, podía superar cualquier obstáculo y seguir adelante hacia un futuro lleno de posibilidades.
Desearía que él estuviera aquí, apoyándome y viendo a este pequeño ser que con su ayuda creamos. Si pudiera despertar y pedirle perdón, simplemente me gustaría decirle: "Te amo, tanto que, pudimos hacer este ser".
"¡Buenos días! ¿Lista para la clase de hoy? He traído unos materiales que creo que te van a encantar", dijo la profesora, entrando en la casa con una sonrisa.
"¡Sí, profesora! Estoy lista. Estas clases son lo que más espero cada semana. ¿Qué vamos a ver hoy?", contesté sonriendo mientras me acomodaba en la silla.
"Hoy vamos a explorar la literatura del Renacimiento italiano. Sé que es un tema que te apasiona, y he seleccionado algunos textos que creo que te van a inspirar mucho", respondió ella.
"¡Perfecto! Me encantan esas épocas de la historia. Por cierto, gracias por venir siempre a mi casa. Realmente aprecio todo lo que haces por mí", contesté con entusiasmo.
"Es un placer para mí. Eres una estudiante excelente y estoy segura de que tienes un gran futuro por delante, sin importar las circunstancias. Tu dedicación me inspira", respondió la profesora, colocando los libros en la mesa.
Mí madre entró en la sala con una bandeja de té y dijo: "Profesora, ¿le gustaría un poco de té antes de que comiencen? También traje unas galletas caseras."
"¡Muchas gracias, señora! Siempre es un placer. Sus galletas son deliciosas", respondió la profesora sonriendo.
"Mamá, de verdad te estás luciendo con esas galletas. Cada semana son mejores", dije.
Riéndose, mí madre contestó: "Es lo menos que puedo hacer. Quiero que te sientas cómoda y que puedas concentrarte en tus estudios."
Kay llegó a casa después de sus clases, con una mochila sobre el hombro, y saludó: "¡Hola! ¿Cómo fue la clase de hoy?"
"Fue genial. La profesora me trajo unos textos increíbles sobre el Renacimiento. ¿Y tú? ¿Cómo te fue en la escuela?", respondí.
"Bien. Conocí a algunos chicos nuevos en mi clase de historia. ¡Es emocionante ver cómo todos tienen tantas historias diferentes!", dijo Kay.
Mirándolo con una sonrisa nostálgica, contesté: "Me alegra que estés disfrutando, Kay. A veces desearía estar allí contigo, viviendo esas experiencias."
Sentándose a mi lado, Kay respondió: "Te entiendo, pero estás haciendo algo increíble aquí. No te preocupes, ya tendrás tu oportunidad de volver a la universidad y vivir todo eso. Además, tienes un gran motivo para estar orgullosa."
Mirando por la ventana, pensando en el futuro, dije: "Kay, a veces me pregunto cómo sería todo si él estuviera aquí... Si pudiera ver lo que estamos logrando juntos."
"Sé que es difícil, pero estoy seguro de que él estaría muy orgulloso de ti. Estás haciendo todo lo posible por mantenerte fuerte y seguir adelante, y eso dice mucho de ti", dijo Kay.
"Gracias, Kay. A veces siento que todo esto es una montaña rusa de emociones, pero me da esperanza pensar que estoy haciendo lo correcto", respondí.
"Lo estás haciendo, y no estás sola. Tienes a tu familia, a la profesora, y a mí para apoyarte en cada paso del camino", dijo Kay.
Antes de irse, colocándose su abrigo, la profesora dijo: "Recuerda, no dejes que nada te detenga. Este es solo el comienzo de un gran viaje, y estoy segura de que puedes lograr todo lo que te propongas."
"Gracias, profesora. Significa mucho para mí escuchar eso. Nos vemos la próxima semana", contesté.
"Cuídate y sigue adelante. Tienes un futuro brillante esperándote", dijo la profesora antes de despedirse.
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Volverás a Amarme
ФанфикCualquier chica universitaria desea terminar la Universidad ¿Cierto?, yo también lo deseaba, pero mís planes cambiaron drásticamente cuando descubrí que algo se estába desarrollando en mís entrañas, algo que en unos meses me llamaría mamá, no puede...