El romance que apenas comienza

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Damián se acercó a mí, y es un momento que jamás olvidaré. Saber que sus palabras hicieron latir mi corazón tan fuerte... Pero entonces me llevó a un salón privado, donde nadie más podría entrar, solo él y yo. Las reglas en la escuela habían cambiado desde que el profesor Henderson se retiró debido a su avanzada edad. Entraron nuevos profesores, entre ellos uno que sugirió al Director de la escuela más prestigiosa de Ostania implementar carreras universitarias, carreras que ayudarían con el legado familiar de todos los estudiantes. Esa era la razón por la que estábamos allí. Seguía pensando tanto que mis pensamientos fueron interrumpidos por el menor de los Desmond.

"Anya... ¿No sabes qué es el amor, verdad?" dijo Damián.

"Apenas comprendo qué es la amistad, simplemente viendo las novelas de Becky. No sé cómo se ama a alguien. Es absurdo pensar que solo por ver algo actuado y con mucho drama, sepa qué es el amor. No lo he vivido en carne propia", respondí.

"Anya... Tú simplemente no sabes qué es el amor romántico. Hay muchos tipos de amor, como el amor fraternal, el que sientes por tus padres. Sigues siendo la chica tonta e inocente", dijo Damián.

"Sería un mejor insulto si me llamaras paticorta o fea. ¿Pero tonta? No toda la gente sabe cómo se siente amar a alguien", contesté.

"Sabes... Yo tampoco sé qué es el amor. Pero en el proceso podemos descubrirlo juntos. Nos apoyaremos el uno al otro", dijo Damián.

"Oye, ¿olfateas pólvora o algo así? Parece que estás un poco... Bueno, que se te salió un tornillo", bromeé.

"Mira Anya, será mejor que te vayas a tu clase. Esta plática sin sentido no está ayudando", dijo Damián.

"Lo haré. Saldré adelante y me dedicaré a mi carrera. Seré especialista en niños y adolescentes", afirmé.

"Entonces, te llevaré allá. Pero antes, déjame decirte algo", dijo Damián sonrojándose.

"¿Qué pasa?", pregunté.

"Sé que no sabes qué es el amor, al igual que yo. Pero si me lo permites, te ayudaré a descubrirlo. Tú y yo, juntos, haremos todo lo posible para protegernos, pensar en el otro... Así que déjame amarte, y ámame como si no hubiera un mañana", dijo Damián.

Tenía mi mano entre las suyas. Estaba tan sonrojada que mi estómago sentía esas reacciones que todos suelen tener cuando aman, esas llamadas "mariposas". ¿Qué tenía Damián? Su mente era algo que podía leer fácilmente, así que aunque no entendía qué estaba pensando, me emocionaba cada vez que él pensaba que era bonita, porque eso significaba que le gustaba todo de mí.

"Está bien, Damián. Te prometo que entre los dos descubriremos el amor", dije sonrojada, como en una de las escenas de las novelas que veía con Becky. Aunque la historia era diferente después.

Aquella novela estaba basada en un libro llamado "La estrella más brillante". Empezaba con un romance entre los protagonistas, que se separan por qué la protagonista no quiere truncar los planes del protagonista. Pero lo que más me llamó la atención fue que en medio de la historia, los protagonistas hacían lo que las personas dicen... ¿Crear el amor? No recuerdo muy bien. Becky vió la novela por televisión, mientras que yo leí el libro en el que se basaron. No pasó mucho tiempo antes de que el hijo menor de los Desmond... Hiciera algo que siempre hacen mis padres para demostrar que se quieren. Damián me besó. Sus labios eran tan dulces y suaves, pero solo fueron besos de "piquito".

"Lo siento... Tus labios fueron tan dulces que no pude evitar besarte. Fue mi primer beso, así que no fue el mejor", se disculpó Damián.

"Tranquilo... Ninguno de los dos sabe besar, así que no puedo decirte si lo hiciste bien o mal", respondí.

"Te acompañaré a tu clase. Después de todo, fue mi culpa retrasarte", dijo Damián.

"Claro", dije, con la cara tan roja que no podía ocultarlo.

"Prometo amarte hasta que la vida quiera... Siempre pensaré en ti", dijo Damián.

Después, Damián me llevó a mi clase de Psiquiatría. Entré al salón de clases, donde el maestro llegó y se presentó. Era mi primer día en ese salón con compañeros nuevos. Era la carrera que quería hacer. Sabía leer la mente de las personas, así que podría descubrir las ramas de la psiquiatría.

El maestro comenzó a explicar los fundamentos de la psiquiatría, y aunque mi mente estaba aún en el encuentro con Damián, traté de concentrarme en las palabras del profesor. Sin embargo, mis pensamientos seguían regresando a ese momento en el que Damián y yo nos confesamos nuestros sentimientos.

Después de la clase, en los descansos de la Universidad, Damián y yo nos mirábamos de vez en cuando, intercambiando sonrisas tímidas y cómplices. Parecía que ambos estábamos en la misma sintonía, emocionados por lo que el futuro nos depararía.

Después de la clase, Damián me esperó afuera del aula. Sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y nerviosismo mientras se acercaba a mí.

"¿Cómo te fue en tu primera clase de psiquiatría?", preguntó, tratando de romper el silencio.

"Fue interesante, aunque todavía estoy procesando todo", respondí, devolviéndole la sonrisa.

Damián tomó mi mano con ternura y me miró directamente a los ojos. "Anya, quiero que sepas que estoy realmente emocionado por explorar esta nueva etapa de nuestras vidas juntos. Sé que no será fácil, pero estoy dispuesto a enfrentar cualquier desafío si significa estar a tu lado".

Sus palabras hicieron que mi corazón se acelerara, y una sensación cálida se apoderó de mí. Nunca antes había sentido una conexión tan fuerte con alguien, y me emocionaba la idea de descubrir lo que el futuro nos deparaba.

"Damián, yo también estoy emocionada por lo que nos espera. Aunque no sé qué depara el destino, sé que mientras estemos juntos, podremos superar cualquier obstáculo que se nos presente", respondí, sintiendo una oleada de felicidad al saber que tenía a Damián a mi lado.

Nos quedamos allí por un momento, perdidos en el brillo mutuo de nuestros ojos, antes de que Damián rompiera el silencio.

"¿Te gustaría dar un paseo por el campus? Podríamos hablar más y conocernos mejor", sugirió, con una sonrisa esperanzadora en el rostro.

Asentí con entusiasmo, y juntos comenzamos a caminar por los senderos del campus, compartiendo nuestras esperanzas, sueños y temores mientras el sol se ponía en el horizonte. Y en ese momento, supe que estábamos comenzando una hermosa historia juntos, una llena de amor, aventuras y crecimiento mutuo.

Volverás a AmarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora