El conflicto con Demetrius

55 5 0
                                    

En Ostania, por el lado de Becky, sus padres la veían rara, su comportamiento ya no era normal, su cuerpo había cambiado y ésto lo notaba más su madre y Martha, sobretodo porque cada mañana, se despertaba con una sensación de malestar en el estómago, y a veces tenía que correr al baño para vomitar.

La clase había terminado y Becky se dirigió hacia la salida, intentando mantener la compostura. Las palabras de Demetrius aún resonaban en su mente: "Bajo ninguna circunstancia me casaré contigo". Esa determinación tan firme, tan categórica, la había dejado intranquila. Pero más preocupante aún era el secreto que ella guardaba. Sabía que si su madre se enteraba de su embarazo, todo cambiaría drásticamente.

Unas semanas atrás, una noche en la mansión Desmond había cambiado su vida para siempre. Una partida de ajedrez con vino, risas y copas vaciadas una tras otra. El alcohol había nublado sus sentidos, y antes de que se diera cuenta, se encontraba en una habitación con Demetrius. No era algo planeado, ni deseado en su total sobriedad, pero había sucedido. Ahora, enfrentaba las consecuencias.

Becky sabía que Demetrius no recordaba claramente esa noche. Lo había evitado desde entonces, incapaz de confrontar la realidad de lo que había sucedido entre ellos. Ella misma había tratado de olvidarlo, de convencerse de que solo había sido un error de una noche. Pero ahora, con su cuerpo cambiando y los síntomas haciéndose más evidentes, ya no podía ignorarlo.

Más tarde, en la tranquilidad de su habitación, Becky se sentó en la cama, sosteniendo un test de embarazo positivo en sus manos. Las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. "Estoy embarazada," susurró para sí misma, la realidad golpeándola con toda su fuerza.

Tenía que hablar con Demetrius. No había otra opción. Se encontró con él al día siguiente, en un rincón tranquilo de la academia. Él la miró con una mezcla de curiosidad y recelo. "¿Qué quieres?" preguntó, su tono distante.

Becky respiró hondo, reuniendo el valor para hablar. "Demetrius, hay algo que debes saber. La noche en la mansión, cuando jugamos ajedrez y bebimos... algo sucedió entre nosotros."

Los ojos de Demetrius se entrecerraron. "¿De qué estás hablando?"

"Estoy embarazada, y el bebé es tuyo," dijo ella, la voz quebrándose ligeramente.

Demetrius se quedó en silencio, procesando la información. "No puede ser," dijo finalmente, sacudiendo la cabeza. "Estás mintiendo."

"No estoy mintiendo. Lo sé porque no ha habido nadie más," insistió Becky, sintiendo la desesperación creciendo dentro de ella. "Tienes que creerme."

Demetrius la miró con dureza. "¿Y qué se supone que hagamos ahora? No pienso casarme contigo solo porque estás embarazada."

Becky sintió una punzada de dolor ante sus palabras. "No estoy pidiendo que te cases conmigo. Solo quiero que sepas la verdad. Este bebé es tu responsabilidad también."

Demetrius pasó una mano por su cabello, claramente frustrado. "Esto es un desastre," murmuró.

"Sí, lo es," coincidió ella. "Pero tenemos que enfrentarlo juntos."

La conversación no resolvió todo, pero al menos habían dado el primer paso. Becky sabía que su vida estaba a punto de cambiar de manera irrevocable. Tendría que enfrentar a su familia, sus amigos, y decidir cómo manejar su futuro. Pero lo haría con la verdad, y con la esperanza de que, de alguna manera, todo saldría bien.

La madre de Becky notó su comportamiento nervioso y empezó a sospechar. "¿Qué te pasa, Becky? Te veo preocupada últimamente," dijo, mirándola fijamente.

Becky intentó negarlo, pero su madre la miraba con ojos perspicaces. Finalmente, después de un largo silencio, Becky confesó: "Estoy embarazada, mamá."

La madre de Becky se quedó sin aliento, pero rápidamente recuperó la compostura. "¿Y quién es el padre?" preguntó con voz firme.

Becky luchó por encontrar las palabras adecuadas. "Es... Demetrius," dijo con voz apenas audible.

La madre de Becky frunció el ceño, evidentemente disgustada. "No puedo creer que hayas sido tan imprudente," dijo con severidad. "Pero ahora debemos hacer lo correcto. Vas a casarte con él y asumir la responsabilidad de este bebé."

Becky sintió una oleada de pánico. "Pero mamá, no podemos obligar a Demetrius a casarse conmigo," protestó.

"Lo haremos lo que sea necesario para asegurarnos de que este bebé tenga una familia y un futuro estable," respondió su madre con determinación.

Becky sabía que no podía discutir con su madre. Se resignó a su destino y se preparó para enfrentar lo que vendría. "Entiendo, mamá," dijo con resignación. "Haré lo que sea necesario."

En lo más profundo de sus entrañas, se encontraba aquella célula desarrollándose, para finalmente convertirse en un bebé, cuando Demetrius supo éso respondió con rabia, el saber que su hermano, Damián estába en coma y que Anya la mujer que el quería, estába desaparecida, no pudo controlarse

Demetrius se levantó bruscamente de su asiento, la ira palpable en cada gesto. "¿Cómo te atreves, Becky? ¡Esto es una locura!" exclamó, con los ojos brillando de furia.

Becky mantuvo la calma ante su arrebato. "No voy a permitir que me hables así, Demetrius. Esta situación es difícil para ambos, pero necesitamos encontrar una solución juntos", respondió con voz firme, sin apartar la mirada.

"Una solución... ¿cuál solución?" espetó Demetrius, claramente agitado. "No puedo casarme contigo, y no puedo simplemente ignorar que vas a tener mi hijo."

Becky apretó los puños, conteniendo su propia frustración. "No estoy pidiendo que te cases conmigo, pero sí espero que asumas la responsabilidad de nuestro hijo," dijo con determinación.

Demetrius la miró con desconfianza. "No sé si podré hacer esto, Becky. No estoy preparado para ser padre," admitió con sinceridad, su voz temblando ligeramente.

Becky se mantuvo firme, sin retroceder ante su intimidación. "Entiendo tus miedos, pero eso no cambia la realidad de la situación. Nuestro hijo merece tener un padre que esté presente y lo cuide," respondió con determinación.

La discusión continuó, cada uno expresando sus preocupaciones y sentimientos sin llegar a un acuerdo. Las palabras se volvieron más cortantes y los gestos más tensos. Becky se negó a ceder ante las demandas injustas de Demetrius, mientras que él se aferraba a sus propias reservas y temores.

Finalmente, exhaustos y sin llegar a una solución, se separaron con la tensión palpable en el aire. Becky sabía que la conversación estaba lejos de terminar, pero estaba decidida a no rendirse hasta que encontraran una solución que fuera mejor para su hijo.

Volverás a AmarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora