Cuando tenía 9 meses de embarazo y di a luz, estábamos de vacaciones en la Universidad de Italia. Kay y mi madre me acompañaron de regreso a Ostania. Lo había hecho porque, aunque estaba dispuesta a volver, no me sentía lista para decir la verdad; era muy duro. Tenía dos bebés, una niña y un niño. Kay me ayudaba a cuidarlos durante 4 horas al día.
La vida en Ostania continuaba su curso, y aunque mis días estaban llenos de los desafíos de cuidar a dos bebés, también estaban marcados por una profunda incertidumbre sobre el futuro. Damián, el padre de mis hijos, había despertado de su coma, pero yo había decidido, por el momento, no decirle nada sobre los niños. La última vez que hablamos, una fuerte discusión y malentendidos sobre Demetrius habían dejado una herida que todavía dolía.
Demetrius, el hermano de Damián, era el único que sabía la verdad. A pesar de sus sentimientos hacia mí y su complicado matrimonio arreglado con Becky, mi mejor amiga, siempre había sido un apoyo para mí y para los niños. Becky, ajena a esta complicada red de secretos, seguía siendo una amiga leal y una madre amorosa para su propia hija.
Un día, mientras paseaba por el parque con los bebés, Demetrius se acercó. Se veía preocupado. "Damián ha despertado", me dijo con voz baja, como si no quisiera alterar la tranquilidad de los niños.
"Lo sé", respondí, evitando su mirada. "Pero no estoy lista para enfrentar eso todavía".
Demetrius asintió, comprendiendo mis dudas. "Él me ha preguntado por ti", continuó. "No sabe nada de los niños, pero creo que está empezando a sospechar que algo ha cambiado".
Mi corazón se encogió. Sabía que eventualmente tendría que enfrentar a Damián, pero cada día encontraba una nueva excusa para retrasar ese momento. La vida que había construido para mis hijos y para mí misma era frágil, y temía que cualquier cambio podría desmoronarla.
Los días pasaban y, aunque la sombra de Damián se cernía sobre mí, me concentraba en mis estudios y en cuidar a los niños. La Universidad había sido comprensiva, permitiéndome avanzar a distancia, lo que me daba la flexibilidad necesaria para equilibrar todas mis responsabilidades. Becky, por su parte, seguía siendo una amiga cercana, ayudándome sin saber la complejidad de mi situación con Demetrius.
Una noche, mientras intentaba estudiar, recibí una llamada inesperada de Demetrius. "Necesitamos hablar", dijo con voz grave. "Hay algo que debes saber sobre Damián".
Nos encontramos en un café al día siguiente. Demetrius se veía inquieto. "Damián está empezando a recordar fragmentos de lo que pasó antes de su accidente", me dijo. "Está empezando a sospechar que algo no está bien y ha estado preguntándome insistentemente sobre ti".
Me quedé en silencio, sin saber cómo reaccionar. "No puedo seguir ocultándole la verdad para siempre", continuó Demetrius. "Tarde o temprano, Damián descubrirá que tiene hijos. Es mejor que venga de ti".
Sabía que tenía razón, pero el orgullo y la incertidumbre me paralizaban. "No puedo enfrentarlo ahora", dije, mi voz apenas un susurro. "No sé cómo lo tomará, ni cómo afectará eso a los niños".
Demetrius suspiró. "Lo entiendo, pero tienes que pensar en lo que es mejor para ellos. Damián tiene derecho a saberlo, y los niños tienen derecho a conocer a su padre".
Nos quedamos en silencio, la verdad colgando pesada entre nosotros. Sabía que no podía seguir posponiendo lo inevitable, pero necesitaba tiempo para reunir el valor necesario para enfrentar a Damián y revelar la verdad. Mientras tanto, me concentraría en mis hijos, esperando que, cuando llegara el momento, podría encontrar la fuerza para hacer lo correcto.
Los días siguientes fueron una lucha constante entre el orgullo y el miedo. Becky, sin saber nada de la tormenta interna que atravesaba, seguía siendo una amiga leal, ayudándome con los bebés y brindándome el apoyo que tanto necesitaba. Sin embargo, cada vez que la veía, me sentía culpable por no haberle contado la verdad sobre los sentimientos de Demetrius hacia mí.
Al llegar a casa, los bebés estaban durmiendo. Los miré, sus pequeñas caras tan pacíficas e inocentes, y me di cuenta de que no podía seguir posponiendo la verdad. Necesitaban a su padre en sus vidas, y Damián merecía saber que tenía dos hijos.
En cuanto me fuí de Italia y llegué a Ostania, regresé a la casa de mí padre, ya que mí madre se fue conmigo a Italia anteriormente. Su presencia era reconfortante, pero también añadía una capa de complejidad a mi situación. A menudo me encontraba debatiéndome entre el deseo de proteger a mis hijos y la necesidad de enfrentar la verdad.
Una tarde, mientras estaba en la cocina preparando la cena, mi madre se acercó con una mirada preocupada en su rostro. "Hija, sé que tienes mucho en tu mente últimamente. ¿Estás bien?"
Asentí con una sonrisa forzada. "Sí, mamá. Solo estoy tratando de mantener todo en orden."
Ella me tomó suavemente de la mano. "Sabes que siempre estamos aquí para ti, ¿verdad? Puedes contar con nosotros, pase lo que pase."
El peso de la verdad que había estado evitando me golpeó de nuevo. "Mamá, hay algo que necesito decirte..." Las palabras se atascaron en mi garganta mientras luchaba por encontrar el coraje para continuar.
Mi padre apareció en la puerta, con una expresión seria pero comprensiva. "Hija, sabemos que algo te está molestando. Puedes confiar en nosotros."
Respiré profundamente, reuniendo mis pensamientos. "Damián ha despertado del coma. Y está preguntando por mí"
Hubo un momento de silencio mientras mis padres procesaban la información. Finalmente, mi madre habló con voz suave. "Oh, cariño. Debes estar pasando por un momento difícil."
Asentí, sintiendo un alivio momentáneo al haber compartido finalmente la carga con ellos. "Sí, mamá. No sé qué hacer. No quiero lastimar a nadie, pero sé que no puedo esconder esto para siempre."
Mi padre puso una mano reconfortante en mi hombro. "Lo sabemos, hija. Pero también sabemos que encontrarás la manera correcta de manejar esto. Estamos aquí para apoyarte en todo lo que necesites."
Sus palabras me dieron una fuerza renovada. Saber que tenía el amor y el apoyo de mis padres me dio la confianza para enfrentar lo que fuera que viniera a continuación.
Mientras que Noah no dejaba de hacer muchas preguntas, era tan diferente cuando no había problemas y Noah nació, todo era felicidad
ESTÁS LEYENDO
Volverás a Amarme
FanficCualquier chica universitaria desea terminar la Universidad ¿Cierto?, yo también lo deseaba, pero mís planes cambiaron drásticamente cuando descubrí que algo se estába desarrollando en mís entrañas, algo que en unos meses me llamaría mamá, no puede...