Complicaciones

24 3 0
                                    

La visión de Becky se volvía borrosa mientras sostenía a Demetrius, quien, entre sus brazos, comenzaba a perder la conciencia. La sangre manaba de una herida oculta entre sus costillas, y su respiración se tornaba errática. Becky, aterrorizada, gritaba por ayuda, pero el bullicio nocturno de las calles italianas parecía ahogar su voz.

Desesperada, buscó su teléfono y, con manos temblorosas, marcó el número de emergencias, rogando que llegaran a tiempo. Acarició el rostro de Demetrius, tratando de mantenerlo despierto.

"Demetrius, por favor, no te duermas... quédate conmigo," susurró, con lágrimas llenándole los ojos. La idea de perderlo tan abruptamente rompía cada barrera que había puesto entre ellos. En ese instante, todo conflicto se desvaneció, dejándola solo con el temor de perder al padre de su hijo.

Demetrius intentó responder, pero sus palabras se convirtieron en un murmullo. Mientras luchaba por mantener los ojos abiertos, imágenes de su vida pasaban ante él: momentos de soledad, recuerdos de Anya, de su hijo, y finalmente, la mirada intensa de Becky.

Al escuchar sirenas acercándose, Becky sintió un pequeño alivio, pero la preocupación seguía latente. Se aferró a la mano de Demetrius, tratando de transmitirle fuerzas mientras los paramédicos llegaban. Cuando lo subieron a la camilla, ella se mantuvo a su lado, insistiendo en acompañarlo.

Durante el trayecto al hospital, los médicos trabajaban sin descanso, mientras Becky observaba, con el corazón en un puño, cómo cada segundo se volvía crucial. "Eres fuerte, Demetrius. No te rindas ahora, por favor…" murmuraba en silencio, como si sus palabras pudieran alcanzarlo en la inconsciencia.

Una vez en el hospital, Becky fue separada de él para permitir a los cirujanos realizar la operación de urgencia. Ella quedó en la sala de espera, sola, con la incertidumbre y el temor abrazándola.

En la sala de operaciones, los médicos trabajaban frenéticamente, tratando de estabilizar a Demetrius. El ambiente era tenso; cada monitor en la sala emitía sonidos de alerta que anunciaban que los signos vitales del paciente continuaban debilitándose. Uno de los médicos, el cirujano principal, observaba los monitores con el ceño fruncido.

"¡La presión está bajando rápidamente! Necesitamos más sangre aquí, grupo O negativo, ¡y rápido!" gritó a la enfermera, quien inmediatamente salió corriendo a buscar las bolsas de transfusión.

"Su ritmo cardíaco es muy inestable," informó el anestesiólogo mientras ajustaba el respirador. "Si no logramos estabilizarlo en los próximos minutos, vamos a perderlo."

El cirujano, sudando, miró la herida con preocupación. "Esta herida es profunda, como si el disparo hubiera sido a corta distancia. ¿Quién le hizo esto?"

Una de las enfermeras, que había oído rumores sobre el paciente mientras lo trasladaban, susurró mientras revisaba el monitor. "Dicen que él era una figura importante... en algo relacionado con política y seguridad."

El cirujano negó con la cabeza, concentrándose en la incisión. "No importa quién sea, tenemos que salvarlo. Pero, si realmente es parte de esa familia…" Hizo una pausa, mirando a los demás con una expresión grave. "No me sorprendería que aún haya personas que quieran acabar con los Desmond. He oído historias de familias poderosas y sus enemigos…"

Otro doctor intervino, bajando la voz. "Hace años, algunos hombres en el poder prometieron acabar con esa familia. Los Desmond siempre han estado rodeados de enemigos. Este ataque no es casualidad; parece que alguien está cumpliendo esa promesa."

"Bien, sea como sea, este hombre tiene que salir de aquí con vida. No nos pagan por investigar, sino por salvarlo," replicó el cirujano, retomando su trabajo con rapidez.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 03 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Volverás a AmarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora