—¿Dónde está? —La voz de la directora resonaba con una mezcla de furia mientras se levantaba para salir de su oficina con el pelinegro detrás.
—Cálmate —Wesker extendió su mano tratando de detener a la mujer —. Llegamos a tiempo, no le han hecho nada.
—Me da igual —Ella se giró bruscamente para encararlo, haciendo que el pelinegro diera un paso atras por la actitud feroz de la mujer —. Primero fueron sus propias hijas, luego mi hija y ahora Vera. ¿Quieres que me quede de brazos cruzados mientras ese monstruo sigue haciendo lo que se le da la gana?
Wesker no respondió de inmediato, su mirada estaba fija en los ojos de la morena, como si buscara las palabras adecuadas ante aquellos ojos cargados de ira.
Tony Miranda, ese hombre que se había convertido en una sombra constante en la vida de Dominique, había vuelto a escribirle por el Dark chat. Esta vez, no le estaba haciendo una petición, era una exigencia. Le exigía que le entregara a Sara, pero la directora, se negó rotundamente. No le entregaría lo que más quiere.
Ahora, la amenaza se había vuelto más palpable, más cercana. No solo la había amenaza con la vida de la señorita McReary, sino que uno de los hombres de Miranda, un sicario que estaban en busca y captura por la policía Italia, había intentado secuestrar a Márquez. La directora sentía cómo la ira hervía en su interior, una llama que amenazaba con consumirla si no hacía algo al respecto.
—No podemos hacer nada, tienen a Michelle —Dijo Wesker finalmente, sabía que realmente era Sally, pero se había acostumbrado a llamarla por aquel nombre.
Dominique estaba a punto de gritarle que le daba igual, pero se mordió la lengua. Sally solo era una niña, y se repetía millones de veces que ella no tenía la culpa de quien era su padre.
Soltó un suspiro y lo miró, evaluando sus palabras. Había algo en la forma en que Wesker, y solo él, lograba calmarla últimamente, algo en él hacía que no se sintiera sola en esta lucha. Juntos, formaban un equipo imparable, y no dejarían que Tony Miranda y sus secuaces siguieran atormentando a más personas inocentes.
—Está bien —Respondió ella, aún con su voz sería, pero había una nueva resolución en su mirada—. Pero esta vez, vamos a hacer las cosas a mi manera.
Paul sintió un escalofrío recorrer por toda su espalda. Sus ojos se fijaron en aquellos otros, únicos en su especie, de un matiz dorado que brillaban con una luz propia. Pero ese pequeño destello no era proveniente de alegría ni de calidez, era la fría llama de venganza, un fuego que consumía cualquier atisbo de felicidad.
Descendieron por las pequeñas escaleras, el eco de sus pasos con prisa se perdía en la vastedad del edificio gubernamental. El ascensor, con sus puertas de acero, les esperaba en un de las esquinas, un pasaje iluminado por luces tenues que apenas lograban iluminar la estancia. Vera y Armiche, estaban el las habitaciones de descanso asignadas para la recuperación de los agentes tras misiones extenuantes.
Habían traído a un médico del hospital a las instalaciones para que examinara a Vera, la agente más joven bajo su mando.
La puerta de la habitación estaba entreabierta, con la respiración contenida, Dominique empujó la madera, esperando encontrar a la rubia.
Vera, con su eterna tranquilidad, había asegurado una y otra vez que estaba bien. Que gracias a la rapida reacción, el secuestro no escaló a mayores. Pero la tranquilidad que trataba de transmitir se vio interrumpida por el sonido de unas botas militares que resonaron en el pasillo. Al levantar la vista, Vera se encontró con la mirada dorada de Dominique fija en ella. El rostro de Dominique, usualmente imperturbable, estaba tenso, como esculpido en piedra. Sin embargo, sus ojos, esos faros dorados que tantas veces le habían intimidado, la delataban. Había algo más que preocupación en su mirada; había un temor latente, era un miedo que no se atrevía a nombrar, pero que la agitación en su pecho no podía ocultar.
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Eyes For You (Domisker)
FanfictionDominique es una mujer íntegra, pero su pasado la persigue. Las acciones que hizo en el pasado han regresado para atormentarla, llevándola a comportarse de maneras que pensaba haber dejado atrás. Aunque lucha contra estos impulsos, porque teme volve...