Capitulo 16: Mirandas.

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Pasaron algunos días y la ciudad se sumió en un caos absoluto con la llegada de los nuevos mafiosos italianos y franceses. Si las calles antes eran inseguras ahora eran peligrosas, Marbella se había vuelto un lugar de robos diarios, explosiones e intensos de secuestros tanto a la policía como a los civiles.

El SNI como la CNP estaban al borde del agotamiento, hartos de los constantes ataques y los avisos de desapariciones.

La confirmación de un infiltrado en las instalaciones del SNI complicaba aún más la situación. Los pequeños amiguitos de Bastian, estaban trás las rejas pero reacios a hablar, solo lo hacían para burlarse o decir cosas totalmente innecesarias. En medio de este torbellino, Dominique tomó las riendas y organizó un equipo especial. Wesker, Márquez, Armiche y uno que otro agente del departamento de inteligencia fueron asignados para trabajar en conjunto con la policía, con el objetivo de mantener las calles seguras durante las últimas dos semanas.

El jefe adjunto encontraba tedioso y molesto colaborar con la policía, no importa si ya la mayoría en comisaría los trataba con respeto o como unos compañeros más, nunca faltaba el gracioso que hacia algún comentario ofensivo.

Además, la ausencia de la directora le resultaba desesperante. Durante los últimos tres años, había trabajado solo, pero en solo unos meses, la pelinegra había cambiado su necesidad de trabajar individualmente.

¿En qué momento se había acostumbrado tanto a su presencia que ahora la necesitaba a su lado?

Al finalizar el operativo en un yate, se dirigió a los vestuarios de comisaría para cambiarse al uniforme de patrullaje. Pero en cuanto entró, se paralizó al ver a Armiche.

Y Márquez.

Se quedó inmóvil durante varios segundos, como si no moverse le permitiera hacerse invisible. Pero estaba claro que los estaba viendo besarse.

Aunque solo veía la espalda de Armiche, reconoció el diseño de uñas alrededor de su cuello. Ese diseño era de la joven rubia, y lo sabía porque ella lo había obligado a admirarlas en más de una ocasión.

Estaban tan concentrados en sus besos que no se percataron del sonido de la puerta al cerrarse.

—¡Disparos! —Fue lo único que se le ocurrió decir.

No quería seguir viendo cómo su “amigo” se besuqueaba con su joven agente.

Vera prácticamente empujó al castaño, quien cayó al suelo con bastante fuerza.

—¡¿Disparos?! —Preguntó la rubia alarmada—. ¿Dónde?

—En ninguna parte —Dijo entre risas el pelinegro.

Y ambos jóvenes entendieron la broma del pelinegro.

—¡Juro que no es lo que parece! —Exclamó Armiche, mirando a Wesker desde el suelo.

—Sí, no… no imagines cosas, estábamos hablando, seguro fue por el ángulo —Se defendió Vera, rascándose la mejilla con nervios.

—Karma —Dijo Wesker, mirando a Armiche y le regaló una sonrisa, luego dirigió su mirada hacia la rubia—. Escuché que Taylor Swift tiene una canción sobre eso.

La tarde había pasado tranquila, omitiendo el hecho de que Paul tuvo que evitar que la rubia moliera a golpes a un agente por milésima vez en estas últimas dos semanas.

En defensa de la joven rubia, Vera siempre ha sido de mente caliente, si la provocas durante mucho tiempo la chica actuará y este policía llevaba desde que pisaron la comisaría hablando mal de Echedey.

Al parecer el comisario había mejorado su relación con la directora por lo cual ahora estaba comenzando a suspender a los policías que hicieran alguna falta de respeto hacia el SNI en la hora laboral.

Eyes For You (Domisker) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora