Capitulo 18: Ciel ensoleillé.

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Dominique camino hacia la oficina de Paul con una seriedad falsa que al entrar fue reemplazada por una expresión relajada.
El jefe adjunto, al alzar la mirada, se encontró con la directora y le sonrió, una sonrisa que no ocultaba su gran felicidad al verla.

La mujer, con elegancia, rodeó el escritorio del pelinegro. Sin decir una palabra, se inclinó y le dejó un beso suave en la mejilla antes de posicionar una taza de café humeante sobre la mesa. El aroma del café recién hecho llenó el aire, creando un ambiente cálido y acogedor.

—Siempre me buscas café, hoy te hice el favor —Dijo con una sonrisa que iluminó su rostro, mientras tomaba de su propia taza—. No te acostumbres.

La morena se apoyó contra el escritorio del hombre para mirarlo a la cara, Paul no pudo evitar sonreír más ampliamente.

Definitivamente, el jefe adjunto había logrado algo que pocos podían: hacer que Dominique, la implacable directora, mostrara un gesto de amabilidad sin que se lo pidieran.

El hecho de que la mujer tuviera un detalle con Wesker era algo espléndido, casi inaudito. Dominique nunca hacía nada por nadie sin esperar algo a cambio. Pero aquí estaba, trayendole una taza de café y con una sonrisa, rompiendo sus propias reglas.

Después de tantos meses trabajando juntos, ninguno de los dos habría esperado este resultado. Ambos habían estado negados a aceptar esos sentimientos que ahora eran innegables. La atracción entre ellos siempre estuvo, pero era contenida por el profesionalismo de ambos.

Hasta ahora.

Simplemente no existían palabras para describir lo que Dominique sentía por el jefe adjunto. Cada vez que lo veía, su corazón latía más rápido, y una calidez desconocida le llenaba el pecho. Era una sensación que la desconcertaba y la hacía feliz al mismo tiempo.

No sabía exactamente qué estaba pasando, pero cada segundo que pasaba a su lado la hacía sentir completa, un sentimiento del que se había privado durante años. La vida le había enseñado a ser dura, a no mostrar debilidad, pero con Paul, todo eso parecía desvanecerse.

Sus ojos, sus besos, sus caricias, todo en él era indescriptible. No había palabras para expresar lo especial que era el jefe adjunto para ella y era algo que ya no podía sacarse de la cabeza.

—Hoy desbordas ternura —Dijo el pelinegro con diversión.

Dominique dejo su taza en la mesa para cruzarse de brazos y mirarlo con una ceja alzada.

Ella no era tierna, se negaba a creer eso.

Paul se acercó a la morena y llevo sus manos hacia las caderas de la directora haciéndola sobresaltarse por el repentino contacto, le dió un tirón hacia adelante provocando que Dominique soltará un grito ahogado al caer a horcajadas sobre el regazo del jefe adjunto.

El jefe adjunto dejo un beso en su mejilla y la morena trató de no ceder, pero el jefe adjunto no sabía lo que generaba en ella con tan solo eso.

Volvió a darle otro beso, pero más cerca de sus labios y la intención estaba más que clara.

Dominique no dejo que tocará sus labios, haciendo que el peligro hiciera un pequeño puchero, se lanzo a abrazarla y coloco su mentón en el pecho de la mujer.

—¿Por qué me niegas el beso? —Preguntó mirando a la ojos dorados—. ¿Te hice enojar?¿Es porque te dije que eras tierna, verdad?

La directora sostuvo su rostro con ambas manos y se acercó lentamente a sus labios, pero esquivó su boca y dejo un beso en su mandíbula para molestarlo, sonrío cuando escuchó al hombre bufar.

Eyes For You (Domisker) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora